Vetusta Morla, una marea pop rock irrepetible
Por: Sergio Santos S. Fotos: Adrián Moraleda
Vetusta Morla te hacen pensar que a veces la historia se escribe sin que seas consciente de ello. Otras veces, las menos, sí lo eres. La noche del 23 de mayo de 2015, todas y cada una de las 15.000 personas reunidas en el Palacio de los Deportes de Madrid lo sabíamos.
23 Mayo de 2015 en Palacio de los Deportes Barclays Center, Madrid
- · Grupo: Vetusta Morla
- · Público: Lleno, unas 15.000 personas.
- · Precio: Desde 23 a 32 euros.
Vetusta Morla te hacen pensar que a veces la historia se escribe sin que seas consciente de ello. Otras veces, las menos, sí lo eres.
La noche del 23 de mayo de 2015, todas y cada una de las 15.000 personas reunidas en el Palacio de los Deportes de Madrid lo sabíamos. Éramos conscientes de que estábamos presenciando un momento único, trascendental, irrepetible en nuestra escena pop rock.
Vetusta Morla tocan desde 1998 (no es un error tipográfico, no) venden por sus propios medios trabajando desde su propio sello discográfico Pequeño Salto Mortal con apoyo de la promotora gallega Esmerarte y así han logrado reventar uno de los gigantescos recintos de Madrid...
La fiesta de Vetusta Morla dura dos horas pero parece media. Los seis amigos que componen el grupo se funden en uno solo con su público. La comunión es absoluta desde el primer acorde de "La Deriva" (canción que da nombre al último disco, ese con menos eco del previsto que abre ahora todos sus directos) hasta el último compás del bis. Incluso con los esperables -aunque no por ello menos molestos- fallos de sonido del recinto, el concierto fluye imparable...
Que en este momento Vetusta Morla sean más mainstream que indie o más indie que poprock es ya un debate estéril. No le interesa a nadie (espero). Vetusta Morla son la exaltación y la celebración del esfuerzo, de la confianza, de la perseverancia, del amor por la música con todo lo que eso conlleva.
El concierto en Madrid empieza con una tríada imparable: "La Deriva", "Lo que te hace grande", y "Golpe Maestro". Tras encadenarlas sin respiro, Pucho saluda al público madrileño y foráneo. Nos agradece que hayamos elegido acompañarles en una noche tan especial y luego atacan "La mosca en tu pared" y "Pirómanos", dos de los temas más potentes del último álbum. La imparable base rítmica proporcionada por David El Indio (batería), Jorge (percusión y arreglos) y Álvaro (bajo) se funde con las impecables guitarras de Guille y Juanma. Mientras, Pucho aprovecha para descargar su peculiar y excelente torrente de voz.
Foto: Vetusta Morla reunieron a 15.000 personas en su cita madrileña
A estas alturas del partido, poco se puede decir sobre cómo suenan Vetusta Morla en directo; en la modesta opinión del que suscribe, son sencillamente los mejores en su juego, están a años luz del resto, y ellos son los que dibujan las lineas sobre los que los demás se mueven. Ellos marcan el listón. Porque pueden [aunque sé que algunos compañeros del equipo de LA GANZUA no están de acuerdo en subirles tan alto ;).
"Boca en la tierra" y "Fuego" son sus dos nuevos envites, pidiendo al público que les regalemos nuestras gargantas (y oye, pues lo hacemos); "Rey Sol" se encarga de bajar un semitono la intensidad del concierto, abriendo el tramo más tranquilo... Y el más emotivo. La impagable "Cuarteles de Invierno" y la dolorosa "Al Respirar" nos saltan algunas lágrimas, no podemos evitarlo.
"Copenhague" ya no pertenece a la banda, ya es una canción del imaginario colectivo, del público; el karaoke colectivo llega a niveles insospechados. "Dejarse llevar suena demasiado bien; jugar al azar, nunca saber dónde puedes terminar (o empezar)" es quizá el estribillo más pegadizo y esperanzador de toda su discografía, y eso no es decir poco. Pucho se la dedica a los aventureros forzosos, a los que dan el paso de moverse a tierras desconocidas buscando algo mejor, y también a esos sitios (imaginarios o reales) donde nos refugiamos, nuestros "copenhagues" particulares... A los que se llega por infinitos y enigmáticos caminos de "Baldosas Amarillas", otro de los temas recuperado para esta gira de grandes recintos tras estar ausentes desde 2013.
A estas alturas el concierto de Vetusta Morla es ya un absoluto descontrol de gargantas rotas, nuevas amistades y pies doloridos, pero los músicos de encima del escenario parecen empeñados en que comprendamos que ellos necesitan darnos más, necesitan darlo todo. La inmensa "Sálvese quien pueda", reconvertida en una suerte de extraña fusión entre trip-hop y rock, consigue que el Palacio salte al unísono gritando eso de "Hay tanto idiota ahí fuera" (¡y realmente lo hay!), y "Tour de Francia" nos transporta hipnóticamente a aquellos lánguidos veranos viendo el Tour a la hora de la siesta... ¿Nostalgia? No, nostalgia es lo que da "Un día en el mundo", que da nombre a su debut -recurrentemente nombrado como el mejor primer disco de un grupo en la historia del rock español- y uno de los puntos álgidos de su show. Se corta abruptamente para dar paso a "Saharabbey Road", la epopeya metafórica en defensa del pueblo saharaui, y su coda final, que los quincemil coreamos como si mañana se acabara el mundo. ¿Y quién nos dice que no es así?
Desde ahí, ya va todo rodado. El himno "Maldita Dulzura" (impecable como siempre), "Mapas" (potente como de costumbre), "Fiesta Mayor" (La banda confiesa: "¡Mucho Palacio y poco baile!") y "La cuadratura del círculo" (reconvertida en un blues hard rock psicodélico) cierran el concierto, agotando nuestras pocas reservas de energía. El cansancio se nota entre el público y en la banda, así que los minutos antes del bis se agradecen como agua de mayo.
Foto: Vetusta Morla, una auténtica marea pop rock en la noche pre-electoral
Los aplausos y vítores del público traen irremediablemente a la banda de nuevo al escenario, para volver a darnos las gracias, y brindarnos una deliciosa versión de "Año Nuevo", una de sus composiciones más abstractamente bellas. "Con vivos y con muertos brindando juntos por un año más y un año menos" llegamos a "Valiente", quizá la canción emblema no sólo de Vetusta Morla si no de toda la corriente de música rock independiente de nuestro país. Ahí ponen a prueba las costuras del Palacio, que se convierte en una olla express rebosante de energía. Como regalo a los seguidores de toda la vida, la tocan como antaño, con la introducción acústica y el verso adicional que reza "Ahora estoy, ahora no; bailaré hasta que esto acabe... Disculpad mi osadía". Pues os la disculpamos. Y también vamos a bailar hasta que esto acabe, que lo sepáis. Aunque le queda poco: "El Hombre del saco" y su inconfundible percusión sirven de trampolín para que Pucho tenga su momento reivindicativo de la noche, llamándonos a protagonizar nuestra propia "Deriva", ya sea deriva política, sexual, ideológica, musical, laboral o cualquier otra deriva de rumbo incierto que pueda tomar nuestras vidas.
Mientras la música nos acompañe nuestras derivas terminarán en buen puerto.
...Para volver arropados por el vídeo artístico que acompaña visualmente a su pieza más redonda, la explosión tras el crescendo, el clímax, el novamás: "Los Días Raros". El lujo que supone ver a seis amigos, seis de los mejores músicos que caminan por nuestro país, tocar esta pieza en directo mientras quincemil de sus mejores amigos se conviertan en "lazos girando en un ventilador" es algo inefable, no podemos ni queremos siquiera intentar describirlo con palabras. La inmensa fuerza que se desprende durante los siete fugaces minutos de duración de este lujo musical es inexpresable. Quien quiera saber lo que es, tendrá que ver a Vetusta Morla en directo y comprobarlo en su propia piel.