Andrés Suárez, el artesano que canta con la mirada
Por: Angel Paez Ayala
Tras cruzar el Atlántico y agotar las entradas cada noche en sus directos por México, Andrés Suárez regresa a Valladolid, en menos de 3 meses, con la gira que presenta su último trabajo discográfico en un doble formato de concierto -acústico y con banda-.
04 Febrero de 2016 en sala Porta Caeli, Valladolid
- Grupo: Andrés Suárez ( en formato acústico)
- Público: 320 personas (según fuentes de la sala)
- Precio: 15 euros anticipada (más gastos de gestión), 18 euros en taquilla.
- Promotora: LIAM Producciones.
Tras cruzar el Atlántico y agotar las entradas cada noche en sus directos por México, Andrés Suárez regresa a Valladolid, en menos de 3 meses, con la gira que presenta su último trabajo discográfico en un doble formato de concierto -acústico y con banda-. Mi pequeña historia, su sexto álbum de estudio producido por Alfonso Pérez con la colaboración de Peter Walsh, está formado por 11 cortes de tintes autobiográficos que irradian un romanticismo en estado puro. Canciones que hacen caminar a la música del cantautor hacia sonoridades propias de una banda de rock, sin abandonar la lírica que tanto apasiona a sus seguidores.
A pesar de las bajas temperaturas en la capital pucelana, cientos de personas esperaban impacientemente la apertura de puertas de la sala. Algunas ya lo hacían desde primera hora de la tarde con la finalidad de tomar una posición privilegiada durante el concierto. Pues si por algo se caracteriza este cantautor gallego durante sus directos es por el intercambio de miradas constantes y sinceras con su público más cercano. Pasados unos minutos de la hora prevista (las 21:30 horas), los primeros asistentes entraban en la mítica sala Porta Caeli. Un auditorio a rebosar de sonrisas nerviosas hacía respirar un ambiente inmejorable y que olvidó pronto la larga espera -más de 60 minutos-, cuando a eso de las 22:45 horas, Andrés Suárez saltó al escenario junto a su acústica para interpretar "Vuelve" y "Así fue" (Moraima, 2013). A continuación, invitó a subir al escenario a Ovidio López a la guitarra eléctrica, que le acompañaría de una forma exquisita en cada una de sus intervenciones durante el resto del directo. Un diálogo constante entre la voz/guitarra acústica y la guitarra eléctrica, que en ocasiones iba intercalándose con los acordes del teclado interpretado por el propio cantautor y algún que otro acompañamiento a coro del técnico de sonido (¡chapeau!).
Con un público entregado desde el minuto uno que coreaba cada una de sus canciones, continuaron con "No saben de ti" (Mi pequeña historia, 2015), "Piedras y charcos" (Cuando vuelva la marea, 2011) con un magistral solo de guitarra eléctrica y dos temas más de su anterior álbum, "Necesitaba un vals para olvidarte" y "Esta vez, si puedes" (Moraima, 2013).
Le siguió una de esas historias autobiográficas a las que Andrés Suárez pone melodía en su nuevo álbum, "Luz de Pregonda", intercalada con el estribillo del conocido tema de Extremoduro, "So Payaso" (Agila, 1996). Seguidamente, escuchamos "Volver a quererte", posiblemente uno de los temas más íntimos de Moraima (2013).
Tras unas palabras del vocalista, disfrutamos de "Una noche de verano" y "Pequeña historia de Marina" (Mi pequeña historia, 2015). Dos canciones más que cuentan experiencias sentimentales vividas no siempre tristes y desgarradoras.
Entrando en la recta final, Andrés brindó al público un tema inédito –una joya que posiblemente forme parte de su próximo trabajo discográfico–. Asimismo, interpretaron con ayuda a coro del público "Más de un 36" (Moraima, 2013), dos temas con gran dosis de romanticismo con esencia a sur "Si llueve en Sevilla" (Mi pequeña historia, 2015) y "La vi bailar flamenco" (Moraima, 2013). De nuevo, cabe destacar la brillantez de Ovidio a la guitarra eléctrica. Para finalizar, el tema elegido fue "No te quiero tanto" (Moraima, 2013).
Abandonaron el escenario y de manera asombrosa el público no pidió bis. El cantante, junto a su acompañante, volvieron al escenario minutos más tarde entre risas, dirigiéndose al público con "menos mal que seguíais aquí". Posiblemente, los seguidores estaban seguros que el concierto no había finalizado aún.
Andrés Suárez tuvo el detalle de dedicar el concierto a los menores de edad, abogando por la necesidad de que los menores puedan acceder a salas de conciertos y disfrutar de la música en vivo, tal y como él pudo hacer de pequeño.
Para finalizar el concierto, el cantautor apostó por un bis generoso en cuatro temas: "Te doy media noche" (Mi pequeña historia, 2015), "Números cardinales", "320 días (hace un año)" (Moraima, 2013) y "Perdón por los bailes" (Cuando vuelva la marea, 2011), que interpretó utilizando loops como técnica principal.
Pasados unos minutos de la media noche, Andrés Suárez tocaba el último acorde de su concierto en formato acústico. Magistral en el dominio de los silencios, amante de cantar a capella, versado en miradas sinceras dirigidas a los asistentes entre acorde y acorde y eternamente agradecido de todo corazón a sus seguidores… Un artista que huye de los estribillos pegadizos, que pone voz a historias reales y que defiende hasta la muerte la idea de que "la mirada es más sincera que el aplauso". Alguien así, nunca defraudará a su público. Simplemente, soberbio en su acústico de Valladolid.