Hay un país donde es fácil que un enfado vecinal acabe convertido en reyerta con vuelo de balas y otro donde la desmemoria lleva a que nos disparemos en los pies. Ese país suicida se llama España, una palabra que, según cómo la tomes, a veces arde. Jesús Hermida vivió en ambos países, periodista atado a un eterno flequillo sagaz, andaluz hijo de marinero muerto en la mar luego convertido en adulto viajero hasta cruzar el Atlántico, soñador de la década pop que nos hizo pisar la Luna con Armstrong así nacieras en días de blanco y negro o de color... su impronta no se apaga. Si amas la música, las palabras o la comunicación, por el orden que quieras, que para eso, querido lector, es... su turno, tienes, tenemos, deuda eterna con Jesús Hermida. Convertido en leyenda incluso antes de que brotara su esquela. Nadie aquí ha hecho por los Beatles más que él al hacer un concurso musical diario en mitad de TVE, en plena mañana hasta convertirlo en entretenimiento igual para vecinas, que vecinos, amas de casa que taxistas, estudiantes que niños. Eso requiere valentía y ese té lento que ni se compra ni se vende y que llamamos talento. Ya en este siglo 21, RNE le llamó para hacer Palabra de Beatles, un repaso por entregas de los 50 años de la famosa banda de Liverpool, ciudad, por cierto, que dio nombre al grupo bilbaíno que tocaba en directo covers durante aquel atípico concurso parte de un magacine río. Entre los mil trabajos de Hermida llevo pegado al alma un programa que hizo en Radio Nacional de España, ya con el cielo ganado pero con el fuego de la fama más suave. Era un programa de tarde, de los años 90, se emitía a la hora de comer, una hora donde alternaba fraseo, silencios y músicas. Acostumbrado a su denso historial periodístico, su maestrazgo reconocido y demás, escucharle de cerca, sin que mediara el ruido de los fastos era una experiencia... diría que religiosa si no fuera porque esa palabra está robada de por vida por un hijo de Julio Iglesias. Historias personales, emociones, opiniones de andar por casa, canciones, memoria sentimental, sinceridad, Jesús Hermida puro pero, repito, sin ruido. Ese programa, esa persona, esa vida y esas músicas representan ese halo único que tiene un medio como la radio, compañía, amistad y guía, aunque suene ñoño. Esa intimidad y calor de la comunicación confiada, ese escuchar, compartir, disfrutar con los ojos cerrados aunque los tengas abiertos... el tono de Jesús Hermida y el de otros, pienso en otro Jesús... Quintero con su colina de luna aullándole a Pink Floyd, han hecho que algunos hoy seamos periodistas, simples periodistas, como dice el nuevo director de El Mundo, David Jiménez, y que sepamos que igual que hay chicas (y chicos) Hermida a partir de ahora... hay huérfanos Hermida aunque nunca le hayamos visto en persona como tampoco hemos visto la Luna tan cerca como con esos ojos nuestros que eran los suyos. --------------------------------- por Xabier Sanmartín Cuevas / Periodista