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Prince sigue siendo el rey sin necesitar redes sociales

  14.05.2015 21:03

Prince ya no es lo que era pero sigue siendo el rey en parte del parque de la música negra. Y si no sabes lo que significa Paisley Park busca en You Tube. Prince es un músico con mejores y peores años pero siempre valiente. Treinta y tantos discos no se sacan de la manga sin talento por mago que seas. El reciente 10 de mayo, Día de la Madre en Estados Unidos, Prince dió un concierto especial en Baltimore, EEUU, el llamado Rally 4 Peace, planteado como homenaje al difunto Freddie Gray, el joven negro que murió a causa de las heridas sufridas cuando estaba bajo custodia policial, un hecho que ha desatado disturbios y un debate sobre posibles rebrotes racistas en USA. Esa noche reivindicativa recuerda al disco For You, Para Tí, título del primer álbum del Príncipe. Fue editado en 1978 en noches lejanas pero la distancia no impide que Prince se olvide de los suyos, porque ha actuado Para Ellos y además ha estrenado un tema llamado Baltimore. El Príncipe ha vendido más que nadie. Hoy su mundo es otro. Vivió los años 80 y 90, la segunda edad dorada del negocio discográfico... los 60 y 70 fueron la primera. Y sacó mucho partido al bum del vídeoclip, al estallido de la imagen multicolor, tanto que uno de sus hits, Purple Rain, tuvo su propia película. Llovidos los años, con su carrera a la baja en este siglo 21, Prince ha pasado de estar casi desaparecido durante la última década a lanzar dos discos a la vez, titulados Art Official Age y PlectrumElectrum. Es más, tras guerrear contra Warner, los ha editado a finales de 2014 desde esa misma discográfica, esa que ha pasado de ser odiada a dormir a su lado. Imprevisible como el viento en las Azores, Prince es así. Quien fuera nombrado en su día heredero del rock hedonista de Jimi Hendrix o del feeling sexual de James Brown, comparaciones que soportó mejor que nadie, acabó demasiado expuesto al sol del éxito, quemado. cansado quizá, de sí mismo, del negocio, de Paisley Park, de su furia productiva, mitad leyenda, mitad verdad. Vi a Prince en concierto en 1993, en un lugar de nombre bien pensado... el Monte do Gozo, en Santiago de Compostela. Allí, incluso a distancia palpabas el volcán escénico que esconde este pequeño dios del show business que atracaba tiendas de pedrería en sus mejores años como firmaba discos barrocos que escuchados aguantan el sopapo del tiempo. Hoy cuando parecía sestear entre cómodos cojines psicodéicos y lamparas de araña con bolutas a mares como caprichos de ricachón, resulta que Prince da un golpe sobre su mesa. Grita para dejar claro que no olvida su color de piel ni el de su música. En unos meses, Estados Unidos va a perder a su primer y, hasta ahora, único presidente negro. Barack Obama ha cumplido las dos legislaturas que marca la ley como mandato máximo y por si alguien olvida que para un negro el hecho de votar no fue un derecho regalado... Prince ha convertido a Baltimore en capital contra el olvido. Prince no tiene perfil en redes sociales pero sigue siendo el rey. El afro es su corona. --------------------------------- por Xabier Sanmartín Cuevas / Periodista

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