Yacine and The Oriental Groove es mestizaje fresco. Se agradece mucho hoy que algunos quieren vender gato por liebre, basta ver la evolución de Macaco o de Ojos de Brujo, cuyo discurso huele a falso cual moneda de 9 euros. Kasba tenían que ser, ellos editan este disco de Mediterráneo valiente como lo son otros de su catálogo [Black Baudelaire o La Familia Rustika].

Yacine Belahcene Benet lleva el peso de este proyecto, antes estuvo como cantante de Cheb Balowski e implicado en otras bandas como Nour.
Él asume voz, composición y una producción con raices arábigas bien traídas al siglo XXI. El corte inicial es un tiro donde la mezcla de idiomas [árabe, catalán y algo de francés] porta cadencia cálida y pegadiza pero también un quiebro final donde las voces pillan el tono rabioso del hip hop, todo con una fusión suave, lograda.
Hay cortes con influencia de los eternos Mano Negra ["Fátima"] y otros parecen de una banda sonora de Bollywood ["Umna"] dentro de un disco variado y coherente.
"En va emigro" eleva el peso instrumental con toques de rock sinfónico bien acoplado.
"Usafir", tema breve, intenso, se enlaza con "Nodreix l´amor" con una cadencia que te seduce tras el tenso tema previo porque nada suena mejor tras la tempestad que escuchar algo de calma.
En "Saskin", hay una apertura sin voces [muy trabajadas en todo el disco con cambios de tono y coros variados] que acaba como parte de una canción tan pegadiza como "Parabol" aunque no tan lograda. 

"Terra d`Alep" es el punto inquietante pero dura poco porque el viaje acaba con una fiesta de bases electrónicas y ritmos con aroma a Magreb en "Goumari", corte lleno de palmas que piden baile, fiesta y ese groove que define a Yacine.
Desde ya, aspiran a ser una de las revelaciones del año.