The Pains of Being Pure at Heart son de Nueva York y aparte de su curioso nombre, Los dolores de ser puros de corazón, sobresalen porque solo han precisado un disco largo para ganarse la atención del mundo indie.

Suenan a muchos buenos discos de muchos buenos grupos, eso se puede tomar como defecto y como acierto, vosotros mismos, yo prefiero lo primero, quizá por ser nostálgica.
Sin embargo, no os equivoquéis, no suenan retro, ni a copy paste de hits ajenos, o quizá sí pero a
mí me da igual.
Me parecen un grupo fresco y no veo nada malo en que al oirles me acuerde de My Bloody Valentine y
de los Smiths.

Por canciones, me quedo con las guitarras saturadas de "Contender"; con el pop más alegre de "Come Saturday", donde suena un cambio de ritmo genial a mitad del tema [repiten ese recurso, en plan acústico, en "Stay Alive", y de nuevo les queda bien]; "A Teenager in Love", es otro de los cortes happy que destacaría; y de la parte más etérea, rollo pop envolvente, recomendaría escuchar "Gentle Sons".

Este álbum largo es de 2009, pero lo completo aludiendo a su nuevo single, que me gusta todavía más porque sus dos canciones ponen la voz más al frente, más clara, y mejoran el resultado. En la
hermosa "Say no to love", cuaja lo mejor de su elepé; y en "Lost saint", tema lento, ponen la sencillez  instrumental al servicio de una tristeza donde la sangre del las lágrimas no alcanza el río, y se agradece.

Apenas llevan cuatro años juntos y no sé cómo saldrán sus juegos de voces en directo pero no
empiezan mal.