Niagara son un duo italiano que en este primer disco reparte pop y electrónica en una mezcla que no acabo de entender. Tras un fugaz inicio ampuloso donde queda claro que David Tomat y Gabrielle Ottino participan más del papel de productores que de músicos a la vieja usanza, se marcan dos temazos de pop made in Siglo XXI [a Tomás Fernanddo Flores le podrían gustar] que casan poco con un álbum que luego se diluye en un mar de teclados, ruiditos, coros inflados y mapas psicodélicos que dicen bien poco.

Esos dos hits son, por un lado "Superbe". Ahí, las bases electro y la voz etérea se alternan con coros que crean una textura pop más clásica junto a un leve crescendo que luego cae hacia un guapísimo break hasta cerrar tres minutos de genuino single. Por otro lado, está "Seal". Nace con una suave mandolina y va hilando junto a palmas y una voz bien tratada eso que podemos considerar otra pildora pop deliciosa...

A partir de ahí, todo parece relleno, cortes donde hay muchos fuegos artificiales pero poquísimo poso. Se salva la inquietante "Galaxy Glacier" si alguno estáis buscando banda sonora para un spot de máquinas que taladran aceras, poco más.

Admito que es valiente manejar dos discursos tan dispares, y más hoy día donde nos cuesta tanto escuchar un disco entero con cierta atención pero  creo que no manejan bien esa dispersión optando por un exceso de capas para tapar temas que no son otra cosa que ejercicios de producción, muy respetables pero poco atractivos.

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