Holanda es un país pequeño, envidiable por dar bandas como ésta. Que éste sea el primer disco de Cilice me hace pensar que o son muy buenos o los demás muy malos. Me informo y descubro que la banda reune a gente que viene de trastear en proyectos previos, y se nota.
Hay tralla desde el primer segundo del primer tema, con la voz gutural sin freno, riffs imparables pero también eficaces quiebros que abren en sus telones deathmetal pequeños agujeros más contenidos, sonando siempre de modo enérgico, inquietante.

Hay algún toque casi sinfónico, como pasa en "Drone", perfecta para romper el tracklist con un paisaje más siniestro, dándole mayor peso a la voz entre coros de luz azul cuando en realidad el disco estalla entre tinieblas.

Los Cilice son una apisonadora. El disco suena como tal, con una mecánica perfecta, pero tienen también ramalazos progresivos, como pasa con la guitarra final de "Golem Servants", y aunque como casi todo primer disco remite a los grandes nombres que todos conocemos [me acuerdo del deje industrial de Nine Inch Nails], esto es puro math metal.

Y encima sale con una cuidada edición en digipack desplegable, con las letras, estética de siderurgia, osea que retrata bien su estilo infeccioso, e incluyen videoclip con imágenes en directo.

Ya han tocado por aquí, igual que lo han hecho en Grecia, Inglaterra o Brasil [¡serían buenos teloneros de Soulfly!], y espero verles en su próximo tour.