CRÓNICA: Jamie Cullum - Madrid, Octubre 2014

Jamie Cullum, gritando a sus pies porque así es Jamie


Por: Sergio Santos

Jamie Cullum, andando por la calle, no es más que un despeinado chaval de 35 años enfundado en unos vaqueros pitillo, una camiseta de manga corta y unas zapatillas deportivas.

Jamie Cullum, crónica de concierto

22 Octubre, 2014 | Sergio Santos
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22 Octubre de 2014 en Teatro Circo Price, Madrid

  • · Grupo: Jamie Cullum con banda.
  • · Público: Unas 650 personas.
  • · Precio: 40 euros.

Jamie Cullum, andando por la calle, no es más que un despeinado chaval de 35 años enfundado en unos vaqueros pitillo, una camiseta de manga corta y unas zapatillas deportivas. Pero media hora más tarde te lo encuentras subido a su piano de cola Yamaha, con 650 personas gritando a sus pies, y todo cambia... porque así es Jamie.

Jamie cullum ha revolucionado la escena del jazz, mezclándolo con sus propias influencias [principalmente rock and roll, hip-hop y rhythm and blues] y haciéndolo accesible para el gran público.
En esa estela caminan sus álbumes anteriores, incluyendo los brillantes The Pursuit y Twentysomething pero tras acabar en 2013 la gira del penúltimo disco, Momentum, Jamie decidió que era el momento de volver a las raíces, a... sus raíces. Al jazz. Y eso es lo que ha hecho con su nuevo trabajo, Interlude, una colección de doce notables estándares de jazz, ninguna canción propia ["no sentía la necesidad de contribuir con mis propias composiciones", confiesa], que Jamie y su banda llevan a otro nivel.

Porque hay que hablar de la banda. ¡¡Qué banda!! Once [sí, o-n-c-e] músicos, sin incluir a Jamie, muchos de ellos polivalentes; igual tocan el saxofón barítono como la guitarra, o sustituyen a Cullum en el piano en varias de las canciones [detalle por cierto algo controvertido entre el público]. Y a pesar de la superpoblación del escenario nada se nota fuera de lugar y todo suena perfectamente engrasado y armónico. Todo suena como Jamie quiere.

Así pues, con estos antecedentes, el británico salta al escenario con el tropel de músicos, y arrancan con la canción que da nombre al álbum. Una fantástica "Interlude" que suena redonda, con esa introducción que sabe a big band de los años 50, y con los metales brillando desde el primer momento. Solución de continuidad y el primer saludo de Jamie, en un perfecto castellano ["¡Hola Madrid! ¿Qué tal?"], dan paso a la movida "Sack O'Woe"; la original, de Cannonball Adderley, bebía del bebop y el gospel profundo, y Cullum respeta ese tono haciéndolo suyo. Tras ella, la genial "The Seers' Tower" [uno de los momentos más especiales del concierto, para el que suscribe], original de Sufjan Stevens, y que cambia completamente el ambiente del concierto. Los vientos ceden protagonismo al contrabajo y la guitarra, que acompañan al hipnótico loop que suena durante casi toda la canción.

Jamie Cullum en Madrid, crónica concierto

Tras eso, Jamie nos confiesa que es un auténtico "nerd" o "geek" de los discos, especialmente de los vinilos, y que cada semana tiene un espacio en la radio inglesa para compartir sus descubrimientos con el que le quiera escuchar; todo esto para presentar la siguiente canción, "Walkin", de Nat King Cole. Según el setlist, la siguiente sería "Lovesick Blues" pero deciden sobre la marcha no tocarla, y asaltan directamente la primera composición original de Cullum de la noche: "Frontin". Jamie está en una forma fantástica, su voz resuena por encima de la banda, y al final del tema se arranca con un solo de piano y de percusión sobre el piano [sí, percusión sobre el piano] mientras canturrea trozos de canciones sueltas (de nuevo se salta el setlist, donde estaba la famosa versión del "Don't Stop The Music" de Rihanna, pero introduce versos del "Single Ladies" y un beat-box a cambio). Sin esperar más se arrancan con "Don't Let Me Be Misunderstood", el primer single del álbum, el fantástico dueto con Gregory Porter, grabada originalmente por la genial Nina Simone. Aquí el concierto escala a un nuevo nivel, del que no se bajará hasta el último acorde.

Tres piezas más del nuevo disco, a saber: "Good Morning Heartache" [presentada por él como "la canción que conocí por Lisa Simpson y que me presentó a Billie Holiday"], "Don't You Know" y la fantástica "Losing You" en formato de trío -piano, contrabajo y batería- nos llevan hasta la parte central del concierto. El combo de "You And Me Are Gone" y "When I Get Famous" pone al público en pie, "Make Someone Happy" [a piano y voz] nos fascina con su romántica sencillez y para cuando Jamie nos pregunta "Are you ready? Are you ready for Mixtape?? You'd better be!" estamos todos rendidos a sus pies. Se puede decir que "Mixtape" es EL GRAN MOMENTO de sus conciertos, y las 650 personas allí congregadas hicimos lo posible para que quedara claro. Jamie, haciendo gala de sus habilidades como maestro de ceremonias, animó a la gente a levantarse de sus asientos y acercarse al escenario, y así lo hicimos muchos. Con la platea poblada y la banda al completo dando un nuevo y genial brillo al tema, Jamie nos arengó: "Everybody clap, everybody sing... We need to blow the roof off this place! And when I count to four, I want everybody to jump up and down!!". Y así lo hicimos. Saltando, gritando y bailando como si no hubiera un mañana. Porque quizá no lo haya, demonios.

La banda se despide, y Cullum también, y tras un breve bis de un par de minutos, vuelve solo él para atacar en solitario en su piano y sin una sola pausa, la famosa "Everything You Didn't Do" [que suena sorprendente sin el resto de la instrumentación], "Blackbird", de The Beatles, "High And Dry", de Radiohead- y el final con "These Are The Days". Veinte minutos finales que siendo sinceros saben a poco, que nos deja con ganas de más (los comentarios posteriores alcanzaron cierto consenso en que quizá debería haber invitado de nuevo a la banda completa para terminar), pero que ponen el broche a una gran hora y media de jazz mezclado con mil cosas que lo convierten en un jazz único, irrepetible, una amalgama de experiencias, sonoridades e influencias que sólo se pueden definir con dos palabras: Jamie Cullum.

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