CRÓNICA: Goran Bregovic - Bilbao, Junio 2011

Goran Bregovic, los Balcanes desde las entrañas


Por: Jon Landa. Foto: La Ganzua

Goran Bregovic fue estrella del rock en la Yugoslavia comunista con los Kodeksi, luego, en los años 90, su asociación con Emir Kusturica para componer la banda sonora de películas como "Gato Negro, Gato Blanco".

Goran Bregovic, crónica de concierto

18 Junio, 2011 | Jon Landa. Foto: La Ganzua
Compartir en Whatsapp
La Ganzua en Twitter
La Ganzua en Facebook

18 Junio de 2011 en Muelle de la Explanada del Museo Marítimo, Bilbao

  • · Grupos: Goran Bregovic and his Wedding and Funerals Band
  • · Público: Unas 1.500 personas.
  • · Precio: Gratis
  • · Promotora: Ayuntamiento de Bilbao.

Goran Bregovic fue estrella del rock en la Yugoslavia comunista con los Kodeksi, luego, en los años 90, su asociación con Emir Kusturica para componer la banda sonora de películas como "Gato Negro, Gato Blanco", le empezó a dar fama mundial. Desde entonces, Kusturica y él, ya no tan amigos, giran por el mundo viviendo y bebiendo del folk balcánico con toques pop y rock.

Goran Bregovic and his Wedding and Funerals Band. Basta el nombre para saber que cada concierto de este compositor y guitarrista balcánico supone noche festiva.
Nacido en Sarajevo en 1950, viaja con una orquesta que aterrizó en Bilbao en formato reducido pero solvente: dos coristas, cuatro metales, un batería con una privilegiada voz y él al frente. Apoyados por un Apple cuyas bases pregrabadas dieron varios problemas, tanto que Bregovic se disculpó a mitad de la actuación. Sin embargo, es como si ese fallo y algunas discusiones que hubo entre el jefe y sus músicos formasen parte del clima que irradia la música del cine de Kusturica, donde infierno y paraiso distan un toque de tuba.

El show empezó con dos tubas, una trompeta y un saxo. Salieron desde detrás del escenario para mezclarse ante un público tan sorprendido que apenas fue/fuimos capaz/capaces de aplaudir sus diálogos entremezclados con los espectadores, unos 900 de ellos sentados [luego, muchos en pie llevados por el crescendo festivo].
A eso de la medianoche, los músicos ya pisaron el escenario. Después, llegaron coristas vestidas con los rojizos tonos del folclore de los Balcanes y tras una intro llegó el principal protagonista. Sentado a la vera de un percusionista de tez agitanada que cantó de maravilla tanto los tonos delicados como los hondos, el autor de las bandas sonoras de "Underground" o "Gato Negro Gato Blanco", inició la ceremonia.

A los cinco minutos, un miembro de la banda hizo repetidos gestos con el brazo enfadado porque el micro del cantante sonaba mal. Insistió con tal vehemencia que solo había dos opciones: o los técnicos lo arreglaban o bajaba del escenario a solucionarlo él mismo. Tras esa fugaz bronca entre los primeros temas de Alkohol, disco editado en 2008 y subtitulado Slivovitz and Champagne, empezó a levantarse gente. En las primeras filas se juntaron tribus de lo más dispar, desde trajeados en plena noche de acción fuera de su agenda de profesional, a universitarios canuto en mano, guiris de papos ardientes por el sol, veinteañeros con ropaje made in acampada 15 M, y muchos otros, todo gritos pidiendo farra.
Aunque parezca increible, ese álbum se abre con "Yeremia", que incluye como grito del estribillo... "artillería", sí, así, en castellano. No es su única aproximación al universo iberoamericano porque hicieron una bonita versión de "Ausencia", tema de Cesária Evora, diosa de la música lusa de raiz caboverdiana, con quien Goran grabó para el álbum de duetos de esa dama de la world music.

Acto seguido, de forma algo extraña, encadenaron temas que parecían la mezcla de reggaeton y sonidos étnicos. Lo juro. Metiendo estribillos como "muchacha..." o "baile..." entre una fusión que me sonó hueca y menos interesante que el resto del tracklist, ese donde a veces acusan a Bregovic de apropiarse de alguna tonada tradicional para firmarla con su nombre tras cuatro arreglos. En fin, mi nivel no llega como para valorarlo.

Pese a alguna parrafada en inglés que para mi gusto estaba de más, el directo de esta orquesta lo reune todo. Te sumergen en ese mundo onírico donde todo es energía, ya sea alegría o tristeza, en medio de un cielo kitsch lleno de ritmos que salen de las entrañas. Todo gracias a canciones como "Mesecina" [leenta, lentísima, esa donde parecen decir "Nicholeta...", y cuya taquicardia sonora es alocada y feliz], "Gas Gas" [corte alocado, tema con coros a saco], "Bijav" [también de las vitalistas, y que casi parece la canción de un spot de juguetes] o "Ya Ya Ringe Ringe Raja" [un himno a la diversión]...

Entre tanto sonido alegre supieron hacer quiebros para meter algún pasaje con aire de tango, con el vocalista/percusionista brillando por encima del resto. Lo cual me hace quedar atónito ante el hecho de que fuera el único componente de la banda no presentado por Bregovic, él sabrá por qué.
Parapá, para... ba, parapá, para.. ba... páaaaa... ¡a la carga! Ese fraseo resume un número que el autor de "Sarajevo" hace interpretar a su formación a mitad de cada show y que raya en el ridículo, algo que se podrían ahorrar, aunque es dificil saber hasta qué punto es un guiño a la filmografía que le otorga su popularidad. En fin, trucos hay mil, allá cada quien con su gusto.

A los noventa minutos se fueron mientras la gente más próxima gritábamos "KalasnhikoV" [de Underground]. Como era lógico, regresaron en medio de una noche cálida donde su presencia formó parte de la "Noche Blanca", aunque nada en el recinto lo indicase, descuidos lógicos considerando que el alcalde bilbaino acaba de ser reelegido, supongo.

Ese bis se abrió con un solo de cada miembro de la sección de viento antes de que llegase Bregovic, que irradió la sensación de estar encantado de conocerse y que en la prolongación empezó un tema que desconcertó a sus compañeros. Varios se negaron a seguirle hasta que él, erre que erre, optó por seguir con una composición que, ¡quién sabe!, quizá no estaba prevista, o eso indicaban las expresivas caras del trompetista y el saxofonista, lo que daba al conjunto ese punto de encanto caótico tan propio de las pelis, o son muy buenos actores, o esta vez no parecía fingido.

Hubo un momento solemne cuando las coristas entonaraon a capella un corte que todos los músicos siguieron en pie mirando hacia ellas. Al minuto, sonó el esperado "Kalasnhikov". Ahí, muchos se desfasaron. El pogo me costó un par de codazos por estar en primera fila sacando fotos.

Citarse con esta música que sale de dentro siempre merece la pena, y no me quiero imaginar lo que debe ser verles con la orquesta grande, con violines y demás en vez del Mac traidor. Si Steve Jobs lee esta crónica, que le mande un Apple nuevo al maestro.

ARTÍCULOS RELACIONADOS CON Goran Bregovic

laganzua.net

© copyright 2001-2024

gestión y desarrollo: Amplitude

 

Noticias de Música Independiente

Agenda de Conciertos y Entradas

Festivales de Música

Crónicas de Conciertos

 

Críticas de Discos

Entrevistas

Blog

Reportajes

Foro

 

publicidad y promoción

contacto

mapa web

créditos

protección de datos

 

La Ganzua en Facebook
La Ganzua en Twitter
La Ganzua en Instagram

La Ganzua en Youtube La Ganzua Feed

Volver Arriba
La Ganzua en FacebookLa Ganzua en TwitterLa Ganzua en InstagramLa Ganzua en YouTube La Ganzua Feed

Volver Arriba

laganzua.net © copyright 2001-2024

gestión y desarrollo Amplitude

contacto

publicidad

créditos

mapa web

protección de datos