06 Mayo de 2013 en Teatro Lara, Madrid

• · Grupos: Eric Burdon
• · Público: Lleno, 500 personas.
• · Precio: con invitación.
• · Promotora: Estrella de Galicia / Ciclo Leyendas Con Estrella.

Eric Burdon ahí sigue, en Nueva Orleans [en sentido metafórico]. La llamada casa del sol naciente. Tan refulgente y evocadora como siempre. Nadie sabe a ciencia cierta si era un prostíbulo, una casa de apuestas, un hotel o un simple sitio para beber y olvidar las penas. Por no saberse, se desconoce hasta su autor. Es paradójico por tanto que Burdon, insigne líder los carismáticos The Animals, haya hecho carrera a través de ver ponerse el sol desde la misteriosa atalaya del famoso House of the rising sun, de origen tan incierto.

Es obvio, sería una falacia reducir la carrera del bueno de Eric a una sola canción. Porque The Animals no fueron grupo de los llamados one-hit-wonder, asimilaron el rythm’n’blues de influencia negra americana con los aires garajeros del beat más transgresor, para exportar al mundo uno de los sonidos más reconocibles de la British Invansio, apoyados en dos pilares fundamentales: el sonido de órgano de Alan Price y la poderosa voz del amigo Eric. Lástima que coincidieran en espacio y tiempo con los pesos pesados del movimiento —véase Beatles y Rolling Stones— y no obtuvieran el reconocimiento que merecieron...

Pero Eric no se detuvo con la separación de los Animals a finales de los 60, “hizo las Américas”, filtreó con el funk en los 70 al frente de la banda War, se unió a algunos intentos fallidos por renacer los Animals y siguió cuidando su carrera en solitario. Precisamente su último trabajo Till your river runs dry fue el grueso del concierto que el veterano frontman dio en el teatro Lara de Madrid.

Ataviado en una juvenil camiseta con el símbolo de la paz, foulard negro y secundado por una banda de solventes viejos rockeros, esos que nunca mueren, Burdon tardó un par de canciones en ponerse las gafas de sol. Quién sabe si el brillo del rising sun resulta aún cegador. A pesar del desigual repertorio del disco, el septuagenario vocalista conectó desde el primer momento con una audiencia entregada, anacrónica, multiedad, plagada de periodistas musicales, rostros televisivos y rockeros ilustres —miembros de Burning, de Red House, Nancho Novo o Javier Vargas— de esos que han crecido escuchando al “querídisimo Eric Burdon” que cantaban los madrileños Burning en Una noche sin ti.

Como histórico, Burdon no necesita ser especialmente locuaz ni simpático con el público. En plena canción le da por volverse percusionista tanteando el cencerro, la pandereta y el shaker. Menos mal que no eligió la batería, el ritmo no es lo suyo. Afortunadamente, sigue desplegando un potencial vocal asombroso, con unos giros negros que cualquiera diría que es oriundo de Newcastle y no de una plantación de Mississippi. Pero sabe que con la artillería pesada se ganan las guerras. A mitad de concierto se oyen los primeros compases del eterno Don’t let me be misunderstood otro de los clásicos prestados que inmortalizaron los Animals. El tema suena fresco y enérgico, el órgano echa humo y el guitarrista se despacha a gusto en el solo.

Luego alguno temas más acústicos. Momento blusero del guitarra que se adueña del escenario. Eric lo corrobora. En el blues se encuentra cómodo. Hasta que llegamos al cénit. En una versión ligeramente distinta, el ínclito House of the rising sun rezuma ese aroma de clásico imperecedero por el que no pasan los años (al igual que por las cuerdas vocales de Burdon).

Bis de un par de temas y sensación eufórica. No todos los días se puede escuchar en directo a una historia viva del rock. El sol en el ocaso sigue brillando aunque su luz irremediablemente cada vez se torna más débil.