Lo de Triana no tiene nombre.

Triana es un grupo que enseñó en los años 70 que el camino difícil tiene su premio. Partiendo de un lirismo propio del flamenco y unas letras cercanas al universo de los poetas andaluces, su sonido rozando lo sinfónico [tendencia que entonces arrasaba] les convirtió en algo más que un grupo de rock aflamencado o unos flamencos rockeros. Eran... Triana.

El grupo vendió mucho pero menos de lo que merecía, y aunque las crónicas de la época dicen que sonaban regular en vivo [eran tiempos de descuido en los equipos], su popularidad creció hasta que en 1983 un accidente de tráfico segó la vida de Jesús de la Rosa, cantante y teclista.

Tras lo que parecía una disolución, Juan José Tele Palacios, batería, siguió con el proyecto pero sin el otro miembro original, Eduardo Rodríguez Rodway, que sacó algunos discos en solitario.

Parece que Tele buscaba poco más que sacar provecho al ayer y así, Triana aparecía y desaparecía entre debates sobre si aún existía el espíritu del trio inicial.

La muerte en 2002 de Tele parecía cerrar el tormento de Triana como banda aprovetxategi pero donde hay ocio hay negocio y hoy la nostalgia galopa fuerte, como bien sabe Sting al resucitar a Police, y... sin llegar a ese nivel, está claro que Triana aún vende.

Los derechos del nombre quedaron en manos de la viuda de Tele que, según indican varias fuentes, negoció con quienes trabajaron con su difunto marido, caso del vocalista Juan Reina, permitiendo que saliera un nuevo un disco de Triana aunque sin un solo miembro original.

El lanzamiento ha hecho que Rodríguez Rodway se suba por las paredes, con duras críticas en prensa, web, tele y radio, pero parece que la ley no está de su parte.

Lo duro de todo esto es que... muchas veces, sin que lo lleguamos a saber, muchos grupos guiris usan el mismo truco y nosotros... ¡encantados!

¿Somos hipócritas o preferimos ojos que no ven corazón que no siente?

Otro día lo hablamos.

Un saludo de Paco