En el menú del show businness norteamericano no comen cualquier cosa por mucho que amen las hamburguesas por encima del bien y el mal. Dos ejemplos. La Super Bowl, partido final de la temporada de la Liga Nacional de Fútbol Americano, NFL, incluye la música como ingrediente importante, igual que hace el All Star Game de la NBA, donde este febrero la cantante pop Queen Latifah se ha marcado una versión himno americano capaz de encantar al mismísimo Vladimir Putin gracias a su voz de seda y deliciosas guitarras acústicas. Por cierto, en 2010 Queen protagonizó una atipica peli con el mismísimo Common, uno de los grandes del rap and soul americano, donde él encarnaba a un jugador de basket. El caso es que muchos nos preguntamos por qué aquí no hacemos algo parecido, no digo igual. Es cierto que en Estados Unidos los espectáculos deportivos duran más pero con menos tiempo también se pueden hacer cosas si se quiere, claro. Los partidos de fútbol y de baloncesto que se hacen en la península podrían sacarle jugo al antes, el post y el descanso con algo más que una rifa de balones o el homenaje a una vieja gloria. La Super Bowl, la NBA y la industria musical norteamericana trabajan en beneficio mutuo, suman juntos para crecer por separado. Aquí no. Quizá sea que vamos demasiado a nuestro aire, que nos falta capacidad de unión, de colaboración. Hoy tal vez sea el momento se sumar, hoy más que nunca. --------------------------------- por Xabier Sanmartín Cuevas / Periodista