Hay festivales que van definiendo su estilo y personalidad año tras año hasta tal punto que ya son capaces de lograr público con meses de adelanto sin apenas desvelar su cartel... De esa forma, en fechas de Navidad o de rebajas la venta de entradas o bonos es cada vez es más habitual, tanto que ya es una de las principales formas de regalar música. Esa compra anticipada tiene virtudes y riesgos

En enero de 2019 una compañera del equipo de LA GANZUA recibió por obsequio un bono para un festival de cartel aún por revelar y al descubrir meses después los nombres de los grupos, varios ya vistos por ella, decidió vender el boleto a su precio y así ir a otro festi, en concreto al festival Azkena Rock 2019, donde tocaron entre otros, Wilco.

Es lo que tiene comprar una caja sin abrir pero, a cambio, la parte positiva de esa venta tan adelantada radica en disfrutar de un mejor precio, ya que hay ofertas de lanzamiento de compra casi obligada aunque haya que estarse media hora en la cola online, o más.

Asi son estos tiempos del siglo XXI donde, por cierto, los grupos aparte de mantenerse mejor o pero gracias a dar conciertos ya te cuentan que hoy ya suelen ingresar más dinero por venta de camisetas que de discos, después de todo esa también es una buena manera de regalar música y cuando alguien acude a clase o al trabajo con el nombre de su grupo o cantante favorito está recordándole al mundo y a nuestros políticos que aunque sus debates no hagan sitio para la cultura, y la música lo es, somos millones las personas que hemos logrado convertir la agenda estival de festivales en la mayor fiesta cultural de cada verano.