Exhaustos y aburridos. Justo todo lo contrario a como el plan había sido inicialmente previsto. Estamos hablando de la gira final de NIRVANA, aquella que les llevó a promocionar In Utero por Estados Unidos y Europa. La misma, sí, que terminó de modo abrupto el primer día de marzo de 1994.

Si había algo que, fundamentalmente, Kurt Cobain tenía claro en octubre del 93 era que las cosas no podían ser igual de estresantes que hasta entonces lo habían sido. El inesperado éxito comercial de Nevermind había provocado cambios de última hora por parte de la multinacional a la que se debían, causando un extenuante alargamiento de la gira que, en un principio, iba a llevarles a pequeños y modestos clubs para promocionar dicho álbum. Por eso, a la hora de planificar el tour de In Utero, fue necesario ajustar algunos cambios. Sin embargo, por desgracia, insistimos, las cosas no saldrían como los artistas hubieron deseado.

En un primer lugar, se optó por dividir la extensa gira en tres partes, tras las cuales la banda podría tomarse pequeños descansos y estar acompañados en todo momento por familiares y amigos, incluyendo los teloneros, que serían elegidos por ellos mismos.
No olvidemos que Cobain es padre de una criatura de poco más de un año. No dejemos de lado, tampoco, que es un gran artista pero que está enganchado a la heroína, y su maltrecho organismo necesita reposo.

La primera fase arranca en Phoenix el 18 de octubre y se detiene en Athens el 29 de noviembre. El setlist es consistente y las canciones nuevas suenan genial, con "Radio Friendly Unit Shifter" encabezando cada noche, pero el grupo, al que se ha añadido el guitarrista Pat Smear y la violonchelista Lori Goldston, se muestra algo estático.

Se trata de NIRVANA, la banda que encarna a la furia y la rabia postadolescente de los 90.
Kurt cada vez se mueve menos y ha perdido energía, saliendo a escena en algunas ocasiones recién revivido de una sobredosis, como en julio en Nueva York. La banda es abucheada con frecuencia, el set acústico supone un anticlímax para los fans y la destrucción al final de cada concierto, generalmente tras "Blew" y en tres fechas con "Endless", "Nameless", parece un acto deliberadamente programado. Además, empiezan a hacer algo que la audiencia considera imperdonable: no tocar el gran hit, "Smells Like Teen Spirit". Es en estas semanas, debemos recordar, cuando bordan su ya inmortal concierto unplugged para la MTV.

Me pregunto qué quiere decir esto... que el grupo busca un desesperado punto de inflexión y reinventarse como algo más que simplemente tres rockeros que saben tocar muy alto y berrear. Se hace un mayor hincapié en las melodías, se abandonan adrede los singles comerciales y se trata de explorar un camino que conduzca a un sonido más experimental alejado de la fórmula estrofa–estribillo estrofa.

La gira americana tiene una segunda parte que comprende el periodo vacacional navideño. Comienza el primero de diciembre en Birmingham y pondrá su punto y final en Seattle el 8 de enero del 94, siendo este el último show del grupo en suelo yankee. El setlist es mutado sustancialmente: "Heart–Shaped Box", el nuevo sencillo de la banda, se desplaza hasta el final para cerrar cada noche junto con "Blew".

"Teen Spirit" pasa a ocupar su lugar en un discreto cuarto puesto del listado, al que se incorpora la también nueva "Frances Farmer Will Have Her Revenge On Seattle". Tras haberla debutado en el unplugged de apenas unas semanas antes, "The Man Who Sold The World", la versión de David Bowie, se queda en el repertorio, alternando formatos acústico y eléctrico.

El espectáculo sigue siendo más o menos el mismo.
Un bonito decorado con figuras anatómicas femeninas angelizadas, lirios y amapolas… pero el entusiasmo de la banda es aparentemente el mismo. NIRVANA se ha convertido en una especie de jukebox en el que suenan sus grandes éxitos pero en versión descafeinada. A menudo los conciertos se van acortando, dejando fuera temas agresivos como "Milk It" o "Scentless Apprentice" cada vez con mayor frecuencia.
Otras veces, sin embargo, si estaban de buen humor, podían tocar hasta la extenuación. Con todo, los sets son previsibles y aburridos, sin apenas lugar para la introducción de nuevas composiciones o repescar algunos de los más oscuros de su catálogo. El grueso lo componen cortes de sus dos últimos discos, apenas indagando en el abrasivo Bleach, salvo por "School", "Blew" o "About A Girl", o el recopilatorio Incesticide, en el que hallamos "Sliver".

Así llegamos al final de la gira, la cual traería al grupo a Europa. Por obligaciones contractuales, Lori Goldston no puede acompañarles y será Melora Creager quien se ocupe del chelo. Sorprendentemente, NIRVANA aparece en forma en un programa de Canal + Francia (el equivalente a nuestro añorado Lo Más Plus).

El tour, no obstante, comenzará de modo oficial en Portugal el 6 de febrero. Ha llegado el momento de decirlo. Kurt Cobain se encuentra mal.

Nirvana, libro de Diego Coen, by Lenoir

En un primer momento, había planificado un viaje que le permitiría descansar y hacer turismo en el Viejo Continente. Esto no es del todo así.
Su interés, realmente, es pasar el suficiente tiempo en cada parada para poder consumir drogas. El resto del grupo viaja en autobuses separados, y ellos sí disfrutan de cada nueva ciudad. Kurt solo permite que Pat Smear le acompañe, ya que él, también yonqui rehabilitado, no le juzga.

Cobain se recluye en la habitación del hotel de turno y de allí no sale. Pasa el tiempo en su mundo de narcóticos.

El idílico viaje familiar es una basura.
Su esposa, Courtney Love, está ultimando los detalles del que será el nuevo disco de su banda Hole, el fabuloso Live Through This. Ella se ha quedado en los USA y todo parece indicar que le está siendo infiel.
Demora sobremanera su incorporación a la gira de NIRVANA, lo que no hace sino herir más el frágil orgullo de Cobain. Las peleas y amenazas de divorcio son continuas por ambas partes.

Kurt Cobain se siente miserable. Abandonado, agotado y atrapado por una maquinaria que él mismo ha creado. NIRVANA ya no es ninguna vía de escape emocional sino una suerte de condena que le obliga a fichar cada día como músico profesional.
La pasión, de la que tanto había hecho gala antes, ha desaparecido, evaporada por completo. El 14 de febrero, Día de San Valentín, un dolido y cabreado Cobain cierra el concierto en París, la Ciudad del Amor, con una espeluznante e inesperada versión de "Where Did You Sleep Last Night".

Para tensar aún más la situación, ha recuperado para el set la canción "Lounge Act", que está dedicada a su anterior pareja, la también músico Tobi Vail, y que no podía tocar si su esposa se hallaba presente. "Very Ape" y "Sappy" también son incorporaciones tardías, pero NIRVANA es un producto que entrega actuaciones monótonas y desapasionadas, sin un verdadero cénit cada noche. Como si Kurt, atrapado por entresijos legales, se limitara a escupir canción tras canción.

De hecho, se lamenta de que no puede renunciar y abandonar la gira, ya que le supondría unos enormes inconvenientes económicos.
Con su típico sentido del humor, comienza a bromear con que ni siquiera muerto puede poner fin a semejante espanto, pues le podrían demandar por incumplimiento de contrato. La única excusa permitida es la baja por enfermedad. Y ahí encuentra la única solución: deliberadamente, se expone al máximo hasta provocarse una bronquitis de tal magnitud que, por fin, le permite cancelar la gira europea.

Esa es la razón por la que en su última actuación le vemos, raro en él, aparecer sobre el escenario en mangas cortas, desafiando a la fría noche germana. Tras Münich, el tour de In Utero y, con él, NIRVANA, llega a un abrupto final. Como siempre, Kurt Cobain terminaba saliéndose con la suya, dejándonos, de camino, un definitivo fuck you: no tocar "Teen Spirit" en ninguno de sus dos últimos conciertos.

Por fin, el 3 de marzo se reúne con su mujer en Roma. Esa misma madrugada sería hospitalizado en estado comatoso tras ingerir Rohypnol y champagne. El retorno a casa y lo que ocurrirá a lo largo de ese mes de marzo forma ya parte de la Historia del Rock.