Disco favorito de Mikel Lizarralde: Tindersticks y su Curtains

Mikel Lizarralde recomienda el disco de Tindersticks... Curtains, publicado en 1997.

"A principios de lo 90, surgió en Nottingham (Reino Unido) una banda, especial, con un sonido muy personal. Músicos que habían pasado por otros grupos se unieron para un proyecto de pop distinto y distintivo y ante todo, muy personal.

En tiempos de grunge y de la distorsión, los Tindersticks, partían con una propuesta muy íntima que aproximaba el pop a la música de cámara.

Los primeros discos no fueron un alarde de originalidad en cuanto al título, simplemente fueron “First Album” (1993) y “Second” (1995). La simpleza en el título del disco, se compensó con la complejidad del sonido.

Lo cierto es que, la crítica especializada los acogió con especial cariño y alabanzas generalizadas. Parecía, que los Tindersticks podrían atravesar el muro de la independencia y llegar a tener algo más de eco mediático. Esa confirmación, debía llegar con su tercer albúm, que rompió con la tradición de simplificar el nombre y se llamó “Curtains” (1997).

Por desgracia, la crítica no fue nada generosa con este disco y las espectativas no se vieron refrendadas. Para muchos, este puede ser uno de sus peores trabajos.

Y sin embargo, a mí me encanta.

Me parece un perfecto resumen del sonido Tindersticks, además, la formación original de la banda se mantenía aún y a la voz profunda y de baritono de Stuart Staples (gran marca de la casa, absolutamente personal e intransferible), se unía el maravilloso violín de Dickon Hinchcliff y el piano de David Boutler, que junto a Alasdair De Villeneuve a la batería y Mark Collwill al bajo.

El disco abre con un lamento que encoge el alma y que en la voz de Staples es desgarrador “Another night in”.

“Rented Rooms” suena barroca, nostálgica, hablando de esos amores de una noche que acaban en la habitación de un hotel.

En “Don’t look down” juega con las mismas coordenada que sus atenriores albumes, una canción que parece experimental, pero que rompe con un estribillo brillante y con una orquestación genial.

Para limar asperezas en la banda y evitar conflictos, entre un repertorio con canciones del propio Staples, se coló una canción de Dickon Hinchcliff “Dick’s Slow song”.

Con “The fast one” tratan de experimentar con la psicodelia. Una canción menos musical que el resto.

En “Ballad of Tindersticks” tratan de relatar las presiones que sufrieron antes de la publicación de este disco.

Y una vez que pasamos “Dancing”, viene la colección de canciones más brillantes y que hacen de este disco, en opinión de este redactor, una absoluta maravilla.

“Let’s pretend” (con esas trompetas que le dan un aire fronterizo), “desesperate man”, “(tonight) Are you trying to fall in love again” y “Bathtime” son un ejemplo perfecto de lo maravilloso que puede llegar a ser el sonido Tindersticks y dejó aparte “buried Bones” por lo delicioso que resulta la combinación de la voz de Stuart Staples con una voz femenina, en este caso la de Anne Magnusson en un esquema que repetirían con Isabella Rosellini en “Marriage made in heaven” en un trabajo posterior. Pero, también “Buried bones” pone la primera piedra del sonido más cercano al soul que abordarán en “Simple pleasures” y “Can our love”.

Si leéis alguna crítica por ahí de este disco, os dirán que es una fracaso, pero, si queréis disfrutar de unos Tindersticks maduros y elegantes, por favor dadle una oportunidad a este disco".  [Artículo escrito por Mikel Lizarralde, para La Ganzúa]

DETALLES: Formados en 1992, son de lo mejor que ha dado el pop británico de los últimos 30 años por su gran nivel medio. Ojo nos visitan en otoño.

CURIOSIDAD: Este disco salió un año después de empezarse su grabación en Londres, eso sí, tiene 16 buenas canciones, y eso no se hace en dos días.

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