Ya está a la venta tu nuevo disco, "Un lugar perfecto", tu séptimo disco de estudio. ¿Qué sensaciones tienes?

Con mucha ilusión, mucha hambre de presentar en directo este trabajo que tanto nos ha costado. Aunque yo no soy mucho de hablar del futuro, soy más de disfrutar el paso a paso, sí que llevo tiempo pensando en el momento de sacar al mundo el disco en el que tanto hemos trabajado. Estoy tranquilo porque el trabajo está muy reflexionado, muy pensado; me cuesta mucho llegar hasta este punto, tiene que haber una conexión emocional con las canciones. Además para los visuales de esta nueva gira he buceado en discos duros, en fotos de viajes y conciertos anteriores... Quizá visualmente no sean impactantes o tengan mucho punch a nivel técnico, pero me ha hecho conectar con las canciones a un nivel profundo.

Este es el primer disco que me producen, he trabajado con Gustavo Guerrero, un artistazo venezolano con un talento descomunal

Hemos escuchado el álbum antes del lanzamiento y nos parece un trabajo redondo. Es casi un cliché, que los artistas digan: 'Mi último disco es el mejor de mi carrera", pero sí me parece tu disco más redondo, con la dosis justa de subidas y bajadas de intensidad, sin renunciar a las sorpresas estilísticas marca de la casa Depedro. ¿Cómo lo valoras tú?

Pues siempre hay que echarle la culpa a algo, y en este caso creo que lo que comentas es porque es el primer disco que me producen, ¿no? Todos los anteriores los he producido yo y aquí he trabajado con Gustavo Guerrero, un artistazo venezolano con un talento descomunal que me ha llevado al límite, me ha hecho darle muchas vueltas a las letras, se ha encargado de los arreglos. El disco tiene una parte de homenaje al folclore latinoamericano y hemos conseguido reflejar eso a la vez que manteníamos bastantes canciones de pop más estándar, hemos navegado en esas aguas cambiantes. El disco está grabado en una habitación pequeña para mantener un ambiente íntimo mientras que muchas de las canciones son expansivas... En fin, estoy muy contento por haber trabajado así con Gustavo. Y está genial tener a alguien a quien echarle la culpa si el disco es un fracaso [risas].

Siempre he cuidado muchísimo el circuito de salas, la cercanía con el público es impagable.

Da la sensación de que estás en el momento más dulce, de madurez artística y reconocimiento de crítica y público...

Sin duda, sin duda. Y el concierto de este año en el SanSan Festival 2024 es la prueba. Tocábamos muy pronto, los segundos de todo el festival en el primer día, y había muchísima gente desde el principio del concierto, cantando todas las canciones de pe a pa, incluso las nuevas. Me emocioné, fue difícil de manejarlo, la verdad. Porque además nunca he sido muy de festivales. Pero siempre he cuidado muchísimo el circuito de salas, en Madrid y en muchas otras ciudades. La cercanía con el público es impagable.

El último adelanto del álbum es "Ojalá el amor nos salve", una declaración de intenciones luminosa y que desemboca en un crescendo tras casi tres minutos. ¿Dejarla como último adelanto del disco ha sido algo consciente?

Puede que no sea la mejor canción del disco, pero ideológicamente transmite justo el mensaje que quería comunicar. El videoclip que hemos grabado con amigos (Xoel López, Ale Acosta, David García 'El Indio' y Ángela Cervantes) es intergeneracional, se vinieron con sus hijos y está lleno de momentos de cariño. La canción no es pesimista, aunque parezca lo contrario, y se apoya mucho en ese concepto tan bonito que es la esperanza.

¿Y hay alguna colaboración que quieras remarcar?

Pues sí, está Kilema Randrianantoandro, un tipo de Madagascar absolutamente increíble. Un músico mayúsculo con el que hemos hecho un documental que saldrá a final de año, dando voz y visibilidad a una ONG que basa su trabajo en la docencia deportiva y musical. Se llama Agua de Coco, ¡seguidles y haceros todos socios, por favor! Trabajamos con un coro de Madagascar que nos trajimos aquí a España para cuatro fechas increíbles y parte de eso ha terminado transpirando en el disco. Estoy muy contento. Y además el documental se llama 'Fanantenana', que en idioma malgache significa esperanza. así que cerramos el círculo.

Hemos hecho un documental sobre la ONG Agua de Coco, con Kilema Randrianantoandro, un músico de Madagascar; saldrá a final de año

Todos y todas le tenemos mucho cariño a las salas de conciertos pero año tras año llegan más noticias de locales míticos que están a punto de cerrar, o directamente bajan la persiana por presiones administrativas. ¿Cómo lo ves?

Es un hecho. Es triste y es un hecho, pero yo soy optimista. Me gusta pensar que se abren nuevos espacios. No quiero caer en el dogma de la victimización ni en la caza de brujas, pero sí que creo que esto de lo que hablamos va encadenado a la inmediatez y al consumo rápido de la música. Una sala es un espacio donde se desarrollan proyectos musicales que no dan frutos en dos días, y si no generas entornos para que esa sala pueda sobrevivir, pues... mal vamos. La sala Galileo Madrid no puede cerrar, es una locura. Y te pongo ese ejemplo como podría ponerte otros doscientos. Este tipo de recintos son bienes de interés cultural y hay que cuidarlos, son tesoros de cada ciudad.

La mejor manera de impedir que cierren las salas es comprar entradas para los conciertos. Las instituciones nunca van a hacer nada serio.

Totalmente de acuerdo, pero ¿qué propones hacer para protegerlas?

Bueno, la mejor manera de impedir que cierren las salas es comprar entradas para los conciertos. Las instituciones nunca van a hacer nada serio. Al final es un tema educativo, generar la conciencia y educar al público para saber disfrutar contenido de calidad en espacios idóneos para ello.

Jairo, muchas gracias por este rato. Esperamos que te vaya genial el lanzamiento del disco y en la gira de conciertos de este 'Un lugar perfecto'.

Gracias a ti por el buen rato. Un abrazo para toda la gente que os   nutrís de música en LA GANZÚA.