The Foxholes son un grupo catalán de esos que da pocos conciertos porque en realidad son un one-music-band. Jonah A . Luke, en cuestión. Él pone las guitarras, la voz y la programacíón de un mar de teclados y bases unidas por un cable común: la infinitud de lo oscuro.
Mantienen su alternancia de castellano e inglés en un tercer disco del que personalnente destacaría la taquicárdica "Burning Love". No sé por qué pero, ahora que lo pienso, hay mogollón de canciones que me gustan que llevan de título la palabra Burning. Bueno, qué más da.
El álbum se reparte entre temas de tres minutos y otros que rondan los siete, como si las mandíbulas de la portada mordieran en sentidos diferentes, una con grito ambiental donde cabe la luz y otra... de corte más seco.
En general, me resulta un disco demasiado disperso quizá porque pida mirar por la ventana y ver invierno. Hay que aplaudir que Luke haya contado con siete colaboradores para poner un violín allí y un bajo acá, cuando en el caso de alguien que programa lo facil sería tirar de biblioteca, quizá esa sensibilidad se deba a su etapa anterior en un grupo sinfónico, estilo aquí bien representado por "Tiny speck".
De los cortes en castellano, me gusta "La sed que yo tengo" y olvido "Kafir" [letra floja y una estética artificial muy años 80].
Está claro, detrás de este álbum hay una apuesta compleja, y eso en este mundo acomodado hay que valorarlo.