Rodrigo Cuevas (Oviedo, 1985) alzanza una repercusión bestial con su nuevo disco, "Manual de romería" (Sony Music) y, dicho con respeto, no lo entiendo. Es un buen álbum y una apuesta valiente, mezcla la música tradicional de su tierra, Asturias, con palos más modernos como la electrónica, el pop o la música urbana pero de ahí a olvidar que este trabajo no sería posible sin maestros como Eliseo Parra, que llevan décadas labrando esa tierra, hay un trecho que conviene subrayar con pintura fluorescente porque mucha gente lo olvida por eso duele que Rodrigo sea Premio Nacional de Música y Parra un desconocido para el gran público.

También se dice poco que tras "Manual de romería" está la coproducción del genial Eduardo Cabra, o dicho con su alias, Visitante, de Calle 13, y su mano se nota para bien en este tercer álbum de un Rodrigo Cuevas que en 2017 lanzó un EP con versiones de temas de Tino Casal. Ya en 2019, sacó "Trópico de Covadonga", un segundo trabajo de estudio publicado por Aris Música con distribución Altafonte y producido por el catalán Refree, nombre que también está presente en otro de los iconos de nuestra músical actual, Rosalía, a quien produjo su primer LP "Los ángeles", difundido en 2017 por Universal Spain.

Yendo al disco, un álbum notable bajo pero irregular y con una portada horrible por casposa. La ecucha comienza de forma lenta y emotiva con "Bypa" (con A Filetta), poniendo la voz en primer plano antes de desatar la fiesta con "Romería", donde ya late la mezcla de música tradicional y asturiana que basa su exitosa receta con un corte de letra lograda para dar alas a su persona-personaje al decir... "Y un verdugo mata a un hombre / y una mala lengua un mundo", probando lo bien que se mueve al reivindicar la tradición oral antigua.

En "Valse" habla de sidras, fraseando juegos de palabras populares con aroma de dichos que contienen tanta sabiduría como años. Lo mejor llega en "Dime ramo verde", una joya que denuncia el bulling donde recuerda que cuando fue un niño distinto, hubo quien le tiró dardos pero también quienes le dieron abrazos.

"Allá arribita" es otra destacable canción, con aire de folk latino y un hermoso silbido final.

Por contra, "Ronda de los carros" es casi más un capítulo sonoro de etnografía que otra cosa como lo es "Titos. Casares d'Arbas", que conecta con el folk tradicional de León.

Me encanta "Como Yé", con aire de pop que late entre La Casa Azul y Crystal Fighters . Y en "Yo nun soi marineru", Rodrigo brilla por su trabajo entre beats y arreglos corales, probando que una multi no se mete en un disco así por mera casualidad.

"Más Animal" es otro buen ejemplo del acierto del astur al aunar tradición y sonidos urbanos. Ese corte que incluye un guiño al "Brillante", del citado Eliseo Parra. Esa fórmula, sin embargo, patina en "Matinada (Resaca)", que suena antes de cerrar el disco con más folk tradicional al sonar "A Covadonga marcho mañana".

Formado en el conservatorio de Oviedo y en la Escola Superior de Música de Catalunya, ESMUC de Barcelona, Rodrigo Cuevas está de moda llevado por los vientos que reivindican la estetica queer y ponen de moda la España olvidada más como pose que como causa, causa, que eso sí, el bigotudo Rodrigo defiende con autenticidad porque vive desde hace años, antes en Galicia y hoy en Asturias, en pueblos donde la prisa se diluye y él gasta zoca, sea solo en los vídeos o en su día a día.