Un disco de Nick Cave & The Bad Seeds es una buena noticia de por sí. A partir de ahí, diré que me encantó en la primera escucha, me gustó algo menos en la segunda, y lo disfruté en la tercera en un punto medio entre ambos lados de ese puente, acordándome mucho de ese doble disco suyo llamado "Abattoir Blues/The Lyre of Orpheus" que tiene ya, ¡uf!, 20 años de vida.

Estos 44 minutos de música del crooner australiano Nick Cave empiezan con "Song of the Lake", repartiendo épica, pianos, aire etéreo y coros para poner cielo de nubes sin lluvia alrededor del tono de predicador de quien canta. Luego, escuchas "Wild God", que suena sencilla al inicio y se vuelve barroca hacia al final, y notas que hay algo más de luz rumbo a una eclosión final, tensa e intensa.

El tercer tema, "Frogs", es una de esas cosas que dices: preciosa, hermosa. Es una necesaria composición para cerrar los ojos y empezar un viaje, quizá marítimo porque hasta parece sonar una concha de mar en el paso siguiente, "Joy",  más tranquilo.
"Final Rescue Attempt" es una canción algo más tétrica que la media y "Conversion", de las más lentas, comienza casi minimal pero crece con esos coros barrocos que tanto gusta de emplear Nick Cave sin que le cause el menor desgaste porque él entiende el rock como algo tan oscuro como espiritual, con ese aire de oficio religioso que subraya "Cinnamon Horses", de alma sacra.

Luego suena "Long Dark Night", más sencilla, de nuevo con el piano como base antes del corte más pop del álbum, "O Wow O Wow (How Wonderful She Is)", el más pop y el más áspero ya que incluye fragmentos de conversación en la voz de Anita Lane, fallecida integrante de los primeros Bad Seeds y ex pareja de Cave, sellando un pasaje íntimo, una muestra de dolor de un Cave que no se relame las heridas, las muestra porque lo necesita porque, a sus 67 años, ha pasado a integrar en su vocabulario vital la palabra esperanza, como suele decir en las entrevistas, y como ahonda en dos minutos de góspel titulados "As the Waters Cover the Sea", fin de esta salvajada de disco de Nick Cave & The Bad Seeds (el número 18 de ese proyecto). Amén.