Detrás de esa portada que parece anunciar una peli francesa, se esconde una historia curiosa. En los años noventa, los suecos Kiethevez editaron nueve discos dentro de un movimiento llamado "swedish synthpop", con bandas como Elegant Machinary o Page, y diez años después de su último trabajo, Erina [de 1998], resucitan con Non Binary pero publicado por un sello independiente de Estados Unidos... ¡en fin! Ya se sabe, ser profeta en casa es muy duro.
Las canciones de Non Binary se fueron haciendo desde el año 2003, lo que indica que en Suecia hay estrés, pero no entre los cuatro miembros de Kiethevez, que gastan un look de negra melancolía.
En 55 minutos dan once canciones, toda una declaración de principios sobre su modo de entender el pop. El disco empieza con un mar de cuerdas y sintetizadores que hace idear un disco que luego no llega, porque al lado de esas piezas de orfebrería hay cortes de pop light, algún desvarío blando de chill out, siempre como si mirar al pasado les situase ante un cruce con dos caminos, queriendo ir un rato por uno, y unos minutos por otro. Esa actitud bifrente que puede ser virtud no acaba de seducirme, aunque hay temas que se acomodarían a gusto junto a lo mejor de la discografía de Ultravox, de los Cure e incluso de Coldplay.
Hay muchas teorías para ordenar las canciones de un disco, ellos han situado dos de sus mejores temas como cierre y final, y aunque ese efecto pervierte la mirada general confieso que me gustan ese tipo de trampas. El mundo sería muy aburrido sin esos pequeños trucos que usamos todos, ¿no lo creéis?
Este disco nos ha llegado desde Suecia, lo digo por si no lo tienen en la Fnac.