Let the Good Times Roll es un disco que va a convertir a JD McPherson en algo más que un rocker de culto. No es un crio, con 45 años cumplidos, este segundo disco, que llega cinco años después de su notable debut, Signs and Signifiers, y ahora debería acercarle al gran público, más al incluir un tema llamado "Bridgebuilder", firmado a medias con Dan Auerbach, la mitad de los Black Keys.

"Let The Good Times Roll", que da titulo a este álbum es festivo, un clima que marca un tracklist donde McPherson suena menos country que otras veces y más abierto a otras sonoridades siempre cercanas al rock and roll clásico. "Bossy", el single, tiene un logrado aire sureño, como "It's All Over But The Shouting" lo tiene de boogie gracias a toques de piano y metales que también enriquecen otros temas.

En "Bridgebuilder", llega el momento romántico, cercano a Buddy Holly. Y en "It Shook Me Up", el R&R a golpe de caderas de la escuela Little Richard. En "Head Over Heels" sigue la fiesta entre palmas y coros alegres.

"Shy Boy" es un pasaje hosco, un buen contrapunto abierto a golpe de batería perezosa en tempo medio, sin luces pero tocándote el fondo.

"You Must Have Met Little Caroline?" es de las canciones con producción más moderna, suena fresca, con un logrado cierre instrumental y una textura tensa, sucia, que recuerda al Ry Cooder más oscuro y al mejor John Hyatt. En "Precious", el disco se relaja de nuevo, hay amor, calor y arreglos propios del rock and roots de Calexico.

El rock and roll genuino vuelve con "Mother Of Lies" , himno callejero, con un saco explosivo y una energia propia de la Imelda May más desatada. Y la juerga se desata en la despedida, en ese adios de "Everybody's Talking 'Bout The All-American" te levanta de nubo el alma a base de energia, de sonrisa y buen sonido.

Su presencia en el festival Azkena Rock de Vitoria Gasteiz debería anotarse en rojo, solo pido que haga gira larga por aquí discos así no se encuentran todos los días.