Si hay que poner un titular para definir el nuevo disco de Hoke, llamado "Tres Creus", escribía esto: Minimalismo brillante y orgullo valenciano.

En una escena musical llena de estrategias de mercado, "Tres Creus" llega como un susurro que termina convirtiéndose en un grito.

Uno de los mejores discos del curso 2024 - 2025 ha nacido en Valencia y lleva la firma de Hoke

Tras un período de silencio discográfico de dos años, Hoke, que ya había dejado huella en la escena española con BBO, ha vuelto con un proyecto que destaca, "Tres creus", un disco sin hype, sin (mucho) marketing ni (gran) publicidad, basado en talento puro.

Compuesto por 10 temas, el álbum del artista valenciano cuenta con colaboraciones importantes, aportadas por Ergo Pro y Ebano en "M.A.N.", Quevedo en "ABC" y Morad en "Nos Creíamos Kies", pero más allá de esas complicidades, lo que realmente destaca es la sencillez y perfección de un trabajo íntimo y personal.

"Tres Creus" da nombre a una calle de su ciudad natal, Valencia, lo que es una declaración de identidad. Cada barra libera orgullo y conexión con sus raíces.

En la portada se pueden apreciar a tres Hokes, cada uno con un gesto, representando a los tres personajes de la crucifixión de Jesús, y en la contraportada, una mano con dos dedos cruzados en señal de suerte. Detalles que convierten el disco en una obra de arte, donde todo está bien pensado. 

En "Tres creus" se puede escuchar como el valenciano fluye entre el drill y el rap, pasando por sonidos más melódicos, sin perder nunca su esencia. Así, podemos apreciar a un Hoke más íntimo, casi susurrando al micrófono, que nos hace entrar en su vibra mas personal.

Él no es de los músicos que tira referencias sin más, lo hace todo con tanto detalle que enriquece cada pista con un significado especial.

Aunque este disco de Hoke no vaya a ser recordado por su innovación en el género, es una obra maestra. "Tres creus" es un álbum sencillo, sí, pero implacable. Y es un buen ejemplo de que, cuando el talento habla, el ruido es innecesario.