Amparo Sánchez sabe que la sombra de su éxito con Amparanoia es alargada, quizá más de lo necesario porque hoy ya no son tiempos de  cantar… "Tequila, Sexo y Marihuana…" y en este disco quizá logre cerrar esa transición. Este repertorio indica que, a partir de ahora, hablaremos de Amparo y punto.
Detrás de una horrible portada, más propia de un libro de Íker Jimenez, que de un álbum con alma, hay un disco que se escucha a gusto en la serenidad de la medianoche, dejando [re]poso.

Ofrece varias canciones feministas o femeninas, como cada quien prefiera, una reivindicación certera en el track que da título al disco pero no tanto en otras. El sonido camina suave, enriquecido con algún acordeón en canciones como la arrabalera "La Cuenta Atrás", pero el paso instrumental va marcado por el uso de guitarras cercanas al rock americano de pueblo, el de Howe Gelb y Calexico, quienes colaboran de forma desigual… fracasando en el primer intento porque Amparo frasea inglés sin la convicción, y mejorando en la otra  colaboración yanqui.

"La Flor de la Palabra" es una maravilla que me hace pensar que esta andaluza va encontrando su luna. Esa composición tiene un delicioso tono crepuscular, con una percusión leve pero sentida junto a buenos apoyos vocales a través de un coro y de una Arianna Puello que aporta gracia hip hop al final de la letra.

Amparo Sánchez tiene también alma de bolero, un terreno resbaladizo donde se aprovecha de sus tablas, su experiencia, dentro y fuera del escenario. En "Vueltas" le apoya Muerdo y juntos sacan la barca hacia adelante, algo que no pasa en otros duetos, tanto que casi duele que apenas sintonicen ella y Bebe en "Fuera Fiera" [¿influirá que la extremeña haya grabado su voz en otro estudio?], sin embargo, en "Que Te Pedi", Sánchez canta sembrada un bolero propio de la mejor Luz Casal cantándole a un melodrama de Pedro Almodóvar, canción llamada "Mujer Levántate" donde sobresale el toque de steel guitar.
La revisión reggae de "Alma" refresca la despedida con el apoyo de Chalart 58 y Bongo Botrako, dándole alegría al adiós de un disco cuya instrumentación ligera, abierta, provoca un clima muy evocador. Me encanta cómo se amoldan las guitarras de eco americano a la garganta de Amparo, o tal vez haya que decirlo al revés… 
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