09 Octubre de 2015 en Sant Jordi Club, Barcelona

• · Grupo: U2
• · Público: Unas 18.000 personas Entradas agotadas.
• · Precio: entre 45 euros y 325 €, con mucha reventa fuera del Sant Jordi.

La expectación era bastante alta en el tercero de los cuatro conciertos que U2 han dado en el Palau Sant Jordi de Barcelona. Aprovechando el puente del día de la Hispanidad, mucha gente de todo el país se había desplazado hasta allí, tanto que incluso llegué a ver un grupo de gente de Islandia con sus camisetas personalizadas, merchandising handmade. No les culpo, U2 es una máquina de ganar dinero...

U2 se adelantaron a su tiempo con la gira Zoo TV y van muy por delante en esto de generar pasta de la nada. Prueba de ello es los stands de merchandising, situados por todo el Sant Jordi - incluso en los exteriores del recinto. Camiseta de la gira al precio de 35 euros. Sudadera, 80 euros. Una gorra que la mayoría solo se pondría para pintar su casa, 40 €. Y lo mejor: vasos conmemorativos obligatorios por 2 € en todas las bebidas, reembolsables al final del concierto para aquellos que no se lo quieran llevar a casa. Lo dicho, una máquina de hacer dinero.

La ocasión prometía - no ha sido fácil en los últimos años ver a U2 en un recinto por debajo de 50,000 personas y que no fuese al aire libre. Sorprendió la ausencia de teloneros, pese a que la apertura de puertas fue hora y media antes de la salida a escena de U2. En otras ocasiones se les ha podido ver teloneados por Franz Ferdinand, Kaiser Chiefs, Kings of Leon, The Killers, Kasabian, Interpol [en sevilla en 2010] y hasta Muse, pero no en esta gira. Francamente, habría estado bien que le hubieran dado un poco de bola a alguna banda irlandesa prometedora tipo The Strypes o Hozier, o alguien más consolidado con Damien Rice. En el público había mucha gente que claramente va a uno o ningún concierto al año - tal es el tirón de la banda irlandesa. Alguna canguro habrá cobrado extra una vez que Bono y los suyos salieron casi media hora tarde.

El primer speech de Bono llegó antes de la quinta canción. Lo primero que dijo, tras dar las gracias, es que podrían hacer esto cada viernes por la noche, que podrían ser el grupo del Sant Jordi. Supongo que prácticamente cada grupo se prestaría a ello con las entradas a ese precio, pero esa es otra cuestión. Habló de que habían visitado la Sagrada Familia, montado en bici por el campo, bebido demasiado y que, por encima de todo, disfrutaron como enanos con la histórica victoria de la República de Irlanda ante Alemania pocos días antes. Se encendieron las pantallas y empezó un viaje por el Dublín de finales de los 1970s, con Bono cantando dentro de la impresionante pantalla en "Cedarwood Road" y con impactantes efectos visuales en "Raised by Wolves". Sonó "Sunday Bloody Sunday" con el grupo entero tocando en la larga pasarela - Larry Mullen Jr. con un solo tambor colgado al hombro - y también "Until The End of the World", que sonó bastante potente y que puso fin a la primera parte del concierto. Hubo un pequeño receso con mensajes un tanto aleatorios en la pantalla con une specie de Muro de Berlín al fondo.

Foto: Bono en la pantalla grande escupe el viernes 9 O con The Edge en escena

La segunda parte empezó fuerte, con una convincente ejecución de Invisible seguido de tres temazos en los que Bono pudo sacar todos sus trucos y tics de estrella del rock. No que duda que Bono es un personaje sobreactuado con una creciente falta de credibilidad y el problema añadido de que The Edge, sin decir prácticamente una palabra, mola 20 veces más que él.

Esta noche, Bono se salta prácticamente todos los falsetes - menos en "With or Without You" y "One", donde todos los ojos están en él - y su mensaje ya no cala como hace 10 años, cuando su voz era escuchada por todos cuando se trataba de criticar la pobreza y los males de este mundo. Sacó a un chica a bailar con él en "Mysterious Ways" y le dio un móvil para que les grabase - y que la señal se viese por las pantallas laterales - durante una muy rockera versión de "Elevation". Digo bien, pantallas laterales: hubo un sector de público, al fondo del escenario, cuya ubicación era perpendicular a las pantallas grandes y que no veían nada, lo cual me parece un fallo terrible en un espectáculo de esta categoría.

Donde más evidente se hizo la falta de mensaje de Bono fue en "Bullet the Blue Sky", antaño un convincente canto antiamericano gestado en un viaje de Bono a Nicaragua y El Salvador allá por 1985 y que ahora parece vacía de mensaje, con Bono desgañitándose frente a un megáfono ante la apatía del personal. Poco importó, porque en el tramo final sonó uno de sus temas estrella, "Where The Streets Have No Name", la joya de la corona de The Joshua Tree [Iisland, 1987], con la guitarra infinita de The Edge y miles de personas cantando como una sola. No hubo imágenes en las pantallas, ni puta falta que hizo ante tan grandísimo temazo. "Pride (In the Name of Love)" sonó tan fresca como el primer día y "With or Without You" puso un acertado fin al tiempo reglamentario del concierto.

Foto: The Edge, guitarrista de la banda, durante la noche del sábado en Barcelona

Una cosa que me gustó bastante es la traducción simultánea de todos los discursos de Bono en la pantalla gigante. Otra, que se incluyese un mensaje de Stephen Hawking sobre la unidad de los pueblos ante la desigualdad justo antes de los bises. También me gustó la sonrisa perenne de Adam Clayton [al bajo, luciendo una camiseta negra con foto de Lou Reed], pero lo encuentro normal: ese tipo probablemente tiene el mejor trabajo del mundo.

El bis dio comienzo con la siempre efectiva "City of Blinding Lights" y siguió con "Beautiful Day", quizás el tema de U2 más famoso en este siglo. El concierto se cerró con One, en la que el público cantó la gran mayoría de la canción. A ver, esto está guay si lo haces en Dublín, pero el nivel de inglés es el que es en España y la decisión de Bono de que la gente cantase fue, a mi entender equivocada.

Foto del ambiente del Sant Jordi el viernes 9 de octubre ante el show de U2

En definitiva, fue un buen concierto de la banda irlandesa en su tercera noche seguida en Barcelona [en la cuarta, la del sábado, estuvo hasta la reina Letizia] pero sin ser un gran espectáculo del nivel que tuvo que ser la gira Zoo TV hace más de 20 años. Sí, los efectos fueron impresionantes pero faltó volumen y un poco más de factor sorpresa. U2 siguen teniendo mucho tirón y son profesionales del rock de estadios, con gran cantidad de canciones conocidas y una actitud impecable sobre el escenario. Cierto, ya no serán nunca más aquella banda que asombró al mundo con discos como Achtung Baby [Island, 1991] o The Joshua Tree, y desde luego Bono ha sido engullido por su propio personaje, pero U2 son un grupo que hay que ver al menos una vez en la vida, historia viva del rock, aunque está claro que su mejor momento pasó y difícilmente vuelva.