Fleshtones, impagable garage rock desde la barra
Por: Xabier Sanmartín. Foto: archivo
No se nota pero Bill Milhizer, batera fleshtone está pegado al suelo. Sólo eso explica que no asalte la barra, donde sus compañeros bailan, tocan, mueven el culo.
10 Marzo de 2004 en sala Capitol, Santiago de Compostela, A Coruña
- · Grupos: The Fleshtones
- · Público: sobre 500 personas
- · Precio: 9 euros
- · Promotora: Pub A Reixa y Piso 13
No se nota pero Bill Milhizer, batera fleshtone está pegado al suelo. Sólo eso explica que no asalte la barra, donde sus compañeros bailan, tocan, mueven el culo... Fiesta impagable, que ha costado 9 euros que parecen nueve céntimos viviendo este sudoroso show de los neoiorquinos.
Zaremba se pone el bajo, el bajista [Ken Fox, el más joven, unido a la banda a finales de los 80, creo] intenta cantar sin fortuna mientras la peña colabora para que no se enrede el cable del micro. Zaremba le devuelve el bajo, agarra el micro, saca la armónica y los tres, en fila, van haciendo el tren de los demonios bluseros hasta el final de la barra. Alargan el pie de micro a los del piso de arriba y casi se cae uno. Quinientas personas con la boca abierta ante unos cuarentones que pintan la noche de locura. Esto es garage loco con volantazos de dos minutos. Cantan todos, se cambian de instrumentos. En la barra hacen el tren. "Quiero amor, amor a lo largo de la noche...", "I want love..." y todos gritamos... "All nignt long...". Los pies juegan a matar hormigas, caderas y hombros marcan el baile de San Vito. Son los Fleshtones, baby, dice Peter Zaremba, vocalista, armónica, teclista.... Mientras canta, mueve su camisa púrpura, va cogiendo pitillos del público y reparte muecas que debería grabarse Mick Jagger para entender la diferencia entre rock and roll y rock and money.
La sala Capitol es grande, tipo el Kafé Antzokia y otros cines reconvertidos en mausoleo de música en vivo. Los Fleshtones colocan una plataforma pequeña para romper el escenario en dos alturas y cuando vuelves de pedir en la barra no ves al cantante. Gritos a tu alrededor, hey, hey, hey.... baby, la estrella está a tu lado. Sudas, sobas, te soban, te sudan los problemas y el tiempo se para. ¿Repertorio? Qué mas da... Se van del escenario, vuelven, se arrodillan, alaban al público como si esto fuera la Meca... "Viva... Alicia", berra Zaremba, manejando al público mientras agota heinekens en una esquina. Me parece reconocer un tema, uno que se parece a "Quien mal Anda", tema fleshtone que versionean Los Feliz [banda del exSiniestro Miguel Costas] en su último cd... Sí tocan al principio "Burnin Hell", de John Lee Hooker, que estaba en el gran "Hexbreaker" (I.R.S., 1983). Suena a ratos el futbolero "oe, oe, oe, oeeee...." y en los bises estalla otra versión... ¡tatan, tatan, taum.... tatatum, tataum... ¡Comunikeisonnnn Brekdaun....! Sí, el clásico de Led Zeppelin, incluido en su último disco "Do You swing" (2003) pero en lugar de los dos minutos del disco, alargan la base rítmica como si fuera plastilina. Entre aullidos bajan del escenario, suben, vuelven a bajar... tres de los cuatro componentes se pierden. El batera a lo suyo, quieto con la experiencia que otorga llevar más de veinte años en el circo Fleshtone. Todos les adoramos, nadie se acuerda de que ya no tienen el mítico saxo de Gordon Spaeth... Los cuatro se ponen al borde del escenario, desafiantes, con los brazos cruzados diciendo que venga otro grupo y mejore esto. Se van, todos nos miramos...
¿De verdad está pasando esto? Gritos, chillidos,... un vaso que se cae ante nosotros por sujetarlo con la boca al aplaudir... Retumba un bajo a lo lejos, se abre la puerta, "hemos vuelto...." Un tema saltarín convierte la sala en un garito a finales de los sesenta... "ye, ye, yeeee.... yeeeeeeeeee, ye, ye...." Zaremba se pone al teclado pidiendo que suba alguien a tocarlo con él pero... ¡a ver quién se atreve a meterse debajo de esta apisonadora...! Un valiente se marca unas volteretas con Zaremba. Vuelve al micro, baja del escenario, se agacha y hace que todos nos agachemos. El bajo vacila suavemente... Muchos estamos de rodillas, otros en cuclillas, como Paco [compañero de ezine] acaban perdiendo el equilibrio mientras Keith Streng salta desde la batería marcando otro subidón de riff alocado...
Zaremba sube y ataca el micro, se juntan, se revuelven y de nuevo bajan del escenario, montan un corro y Streng hace un amago de hacer el paso de la oca de Chuck Berry. Se acercan hasta la mesa del técnico de sonido, le rodean y mientras el chaval piensa "tierra trágame", Zaremba coge el resto de una cerveza, bebe como si fuera una bota de vino y... entra la música de ambiente. A tu lado tienes como gente normal a músicos nada normales. ¡Todo en 90 minutos!.