Steve Vai, el guitarrista con solos de otro planeta
Por: Rafael Ulecia del Carpio
Steve Vai reconoce que, hasta ahora, el público mayoritario de sus conciertos son guitarristas y profesores de guitarra pero... en Barcelona ha ido más allá.
14 Diciembre de 2012 en sala Razzmatazz, Barcelona
- · Grupos: Steve Vai
- · Público: Lleno en un 80% del aforo.
- · Precio: 35 euros en venta anticipada, 39 taquilla.
Steve Vai reconoce que, hasta ahora, el público mayoritario de sus conciertos son guitarristas y profesores de guitarra pero... en Barcelona ha ido más allá. Al llegar, me sorprendió gratamente ver la rapidez y el tipo de público [incluidos niños y muchas mujeres] que llenaba la cola, donde también había algún heavy despistado haciendo head bangings como si no hubiera un mañana... Buenas noticias para la buena música.
El concierto de Steve Vai en Barcelona ha sido el más puntual al que he asistido. Estaba previsto a las 21:00 horas y a las 21:01 h. ya estábamos todos disfrutando de la majestuosa entrada del guitarrista norteamericano. Vestido con pantalón acampanado de flores, sombrero y gafas negras, Vai arrancó haciendo un solo de otro planeta, para luego empezar su set list con "Racing the World".
A partir de entonces todo fluyó mágicamente, con su música y su banda [formada por los veteranos Jeremy Colson, Dave Weiner y Philip Bynoe; batería, guitarrista / teclista y bajista, respectivamente], apoyados por la arpista Deborah Henson-Conant. Todos ellos son músicos excepcionales pero el líder no les deja espacio para lucirse, como suele hacer todo maestro.
Sí voy a destacar la actuación de Weiner a la guitarra acústica en una parte del show donde tocaron un tema deb su nuevo disco recopilatorio A Collection of Short Stories Vol. I, y donde demostró ser un artistazo.
Vai supo ordenar muy bien su repertorio, mostrando las canciones del citado último álbum junto a las más representativas de sus más de 25 años de carrera en solitario, creando un espectáculo redondo y equilibrado que mantuvo cautivado al público de principio a fin.
La primera mitad de la actuación estuvo cargada de fantásticos temas recientes, muy Vai. "Racing the World" [con la que abrió el concierto], "Gravity Storm", "The Moon and I", "Weeping China Doll"... entre otros temas, tienen su sello particular. Por ello mismo, van camino de convertirse en clásicos.
La segunda mitad del set estuvo basada en sus temas emblemáticos. Sin faltar "Tender Surrender", "Building the Church", "The Audience is Listening", "Frank"..., cortes que pusieron al público a cantar y casi a bailar en el momento cumbre de la noche donde todo fue buena música, emoción y conexión. ¡Todos estábamos con Vai!
Sin embargo, hubo dos aspectos que no me gustaron. En primer lugar, el abuso de solos de guitarra que hacía en medio de las canciones [y eso que soy guitarrista fan suyo] pero esas exhibiciones rompían con frecuencia la conexión con la propia pieza musical.
El músico estadounidense es, a sus 52 años, un compositor de una talla monumental, con ideas más allá de lo interesante. Sus canciones te transportan, son una ilusión. Y considero una pena que estando envuelto en ese viaje sónico la canción pierda su equilibrio por una demostración de técnica...
Y en segundo lugar, no me gustó NADA el "Build me a Song".
Por si no sabéis lo que es: "Build me a Song", es una especie de show de pueblo que Vai ha incorporado a los conciertos de su gira donde dos voluntarios, escogidos al azar entre los asistentes, improvisan melodías que luego la banda repite para componer una canción en el momento. Luego Steve se une a la jam haciendo solos. La idea parece buena pero se CONVIERTE UN ESPECTÁCULO INCREIBLE, MISTERIOSO Y TRASCENDENTAL... EN UNA GYMKANA. Pretenden acercarse al público pero a mí me enfrió...
Después de este impase, sus dos últimos temas: "For the Love of God" y "Taurus Bulba", rescataron un final algo injusto emocionalmente para lo que en general fue un muy buen concierto.
Valoro la sencillez con la que Vai es capaz de crear espectáculo, su sintonía con una audiencia cercana y llena de humor, también aplaudo sus vestuarios excéntricos, su forma fácil de pisar el escenario y el manejo del efecto sorpresa con recursos propios que no tiene nada que envidiar en impacto a los grandes conciertos con pantallas y demás...
El espectáculo fue una buena oportunidad para volver a ver a Steve tocando su Ibanez de siete cuerdas, cosa que no solía hacer en los directos estos últimos años y entonces, magistralmente, brilló más al cerrar el espectáculo con "Taurus Bulba": la tercera parte de su "Fire Garden Suite". ¡Fantástico!
Generoso en repertorio y en tiempo de concierto [casi dos horas y media de duración], Steve Vai nos ha dejado muy buen sabor de boca.
Foto: Steve Vai, se cambió varias veces de vestuario...