Michi... Nacho Vegas ya casi tiene buen directo
Por: Marisol Blanco. Foto: archivo
Nacho Vegas llevaba cinco o seis años sin tocar en Santiago o más, según mis cuentas. Y eso le favoreció en una sala que él mismo visitó meses antes para actuar con Christina Rosenvinge.

9 de octubre de 2009 en sala Capitol, Santiago de Compostela, A Coruña
- · Grupos: Nacho Vegas
- · Público: Unas 600 personas [tres cuartos del aforo total].
- · Precio: 16 euros anticipada / 20 euros taquilla.
- · Promotora: Idea Rock.
Nacho Vegas llevaba cinco o seis años sin tocar en Santiago o más, según mis cuentas. Y eso le favoreció en una sala que él mismo visitó meses antes para actuar con Christina Rosenvinge en un bolo lamentable alrededor de su Ep a medidas, Verano fatal [editado en Limbo Starr, como todo lo de Vegas].
Ésta vez, llegamos tarde y lo lamentamos porque la sala tenía buen ambiente. Alrededor de la barra se notaba que la crisis impulsa el consumo del katxi [el litro, en algunas zonas, llamado con humor mini] en vez de la copa o la botella de cerveza.
El bolo empezó sobre las once de la noche, eso nos dijeron. Nos perdimos cuatro o cinco canciones de un concierto de casi dos horas, estirado hasta la una menos diez con un Santiago de temperatura primaveral pintando todo perfecto para salir del local sabiendo que hay mucho y bueno por delante. Este mismo año, Vegas llenó en A Coruña y Vigo, precedentes que también ayudaron a reunir gente, sobre todo al ser viernes, su único bolo en sala en Galicia de la gira otoñal y vísperas de puente...
Ya desde el hall... el eco sonaba bien. Fue entrar y escuchar que su voz/no voz estaba en su sitio justo; fue notar que los acordeones y pianos del vigués Abram Boba son un complemento perfecto para ese tono de arrabal y soledad que define las letras del asturiano, en su día miembro de Manta Ray, allá en aquellos años noventa que no hicieron justicia a esa avanzada banda, en fin, corto ya el momento Cuéntame...
Flequillo sobre la cara, chaqueta eterna, estampa oscura y clima de camaradería en un auditorio con mucho fan. Al sonido, César Verdú [Schwartz], que fue citado por Vegas al presentar a la banda porque todo se escuchó bien con la voz en ese primer plano que no agobia y con Vegas tirando de buena dicción, dándole solvencia a letras con los acentos bien puestos. Tras publicar una quincena de discos sólo en esta década, los descartes, la poda del tiempo y el examen del directo, han dejado un cancionero soberbio como hay pocos en el pop rock nacional, insisto, pocos [aunque no puedo evitar decir que me acordé de Fernando Alfaro y Chucho, cuentos perrunos que merecen mejor suerte]
Canciones como "El hombre que casi conoció a Michi Panero" o "Morir o matar", rozan nivel de clásico, como lo es ese minuto... "mi minuto", que se toma Nacho entre tema y tema, yendo leeee...nto por el escenario buscando un trago, un cigarro, un mechero, un no sé qué y un no sé cual. También sonaron "Días extraños", que con "Va a empezar a llover" fue su guiño a El tiempo de las cerezas, el disco con Bunbury, dos temas del subgénero del romance agotado(r), con parte de la sala cantando la letra como pasó luego en los bises, donde también hubo palmas siempre a ese compás entre lánguido y perezoso con algo de vals parisino, la atmósfera que marca el repertorio de Ignacio González Vegas, gijonés del 74.
Al tocar "El tercer día", llegó otro subidón con... ese juego final de... "un día más, otro más, más..." instante que como esos "la-la-la... la-la", que se cuelan en algunos temas, van dando algo más de ritmo en un repertorio donde sabíamos que tocaba disfrutar pero a fuego lento, a juego lento.
"Nuevos planes, idénticas estrategias"; "Dry Martini S.A." [lo más destacable de su irregular El manifiesto desastre], la imprescindible "Maldición" [del disco Cajas de música difíciles de parar, tema que habla de Ezequiel, ese que... "descansa en paz en el fondo del mar...", fueron marcando el viaje junto con algún otro corte que no recuerdo.
En ese tramo final, entre pitillo y pitillo [todos furmaron en el escenario excepto el teclista y el batería; creo que Vegas tenía al lado un taburete con agua y una botella de cerveza Desperados] presentó a la banda: Luis Rodríguez al bajo, Manu Molina a la batería [sus perscuiones añadieron ricos matices], Boba en teclas y el omnipresente Pereda a las guitarras y banjo [dándole en ocasiones un toque noise al final de los temas muy de agredecer soltando tormentas sin punteo]. También dio las gracias al público y a un tal Martín, "es el que nos lleva siempre a tomar pulpo a feira"....
Al salir, casi todo el mundo hablaba satisfecho entre colas para los baños y el ropero. Donde no las hubo fue para comprar discos porque no hubo puesto de venta, pero bueno para eso están las tiendas, dentro y fuera de la red, con su último largo también editado en vinilo [de surco negro, claro].