Muse, rock "de Estadio" agitando a 16.000 almas
Por: Sergio Santos
A estas alturas, decir que MUSE tienen uno de los mejores y más contundentes espectáculos en directo del mundo del rock es casi decir perogrulladas. La banda liderada por Matt Bellamy es una apisonadora del rock de estadio.
05 Mayo de 2016 en sala BarclayCard Center, Madrid
- · Grupo: Muse.
- · Público: 16.000 personas.
- · Precio: desde 55 a 67’50 euros.
A estas alturas, decir que MUSE tienen uno de los mejores y más contundentes espectáculos en directo del mundo del rock es casi decir perogrulladas. La banda liderada por Matt Bellamy es una apisonadora del rock de estadio.
Son poco menos que infalibles e incontestables cuando se suben a un escenario, ya sea delante de 1.650 personas como les vimos el año pasado en Belfast , o delante de casi diez veces más como esta noche en Madrid. Lee, este es un viaje al centro del rock.
Se les podrá achacar que ya no disfrutan de la impecable riqueza compositiva de la que hacían gala en la década pasada, o que Bellamy ya no destaca por sus impresionantes líneas de guitarra... Todo ello probablemente con razón. Pero cuando llega el momento de la verdad, estos ingleses siguen pegándole muy duro y ostentando -también con razón- el título de una de las mejores bandas en directo del planeta.
La grandilocuente velada comienza con el pregrabado de "Drones", la "canción" (por llamarlo de alguna manera) que cierra su último y homónimo trabajo discográfico [Drones, 2015], y al finalizar comienza la locura con "Psycho", la primera canción que conocimos del álbum, que en un ascenso de 0 a 100 en unos pocos segundos convierte el Palacio de los Deportes en una olla a presión. Siguen las incontestables "Reapers" (mi favorita personal del nuevo disco) y "Plug In Baby" (la primera mirada al pasado durante la velada, y coreada hasta por las azafatas de los palcos VIP del Palacio).
Tras ese comienzo abrumador, bajan una marcha para atacar "Dead Inside" y una descafeinada y acortada versión de "Isolated System", con la única intención de lucir escenario y gráficos. De nuevo a la carga con "The Handler" (con sus reminiscencias a los Muse de los primeros años) y con la interpretación musera de lo que es el blues del siglo XXI: "Supermassive Black Hole". Irrebatible golpe sobre la mesa que abre camino para otro hit facilón: "Starlight" y su poderío ñoño. Seguramente la primera canción puramente romántica del repertorio discográfico de los de Teignmouth, que abrió camino para muchas otras que estaban por venir.
Foto: Muse, una apisonadora del rock de estadio ante 16.000 personas
Tras esto, rezamos porque la rotación de setlist que tienen preparada esta giranos brinde nuestra querida "Citizen Erased"...
Pero no. Quinto concierto de Muse del que suscribe y quinta vez que me quedo sin paladear esa exquisita canción. A cambio nos regalan "Apocalypse Please" con Matt sentado al piano por primera vez en toda la velada (¡cómo han cambiado las cosas!), y una jam instrumental que, para variar, consigue exactamente el efecto contrario al deseado: aburre al personal. Ya sabemos que Chris Wostenholme y Dom Howard son músicos excelentes, pero no necesitamos interludios instrumentales para demostrarlo. Citando una de sus canciones más tempranas, "Tell me: do you really need this?" y no, la respuesta es no.
Por suerte, pronto Bellamy vuelve al escenario para encarar la segunda parte del recital, que comienza con "Madness" -esa extraña pieza que parece salida de unas sesiones de grabación de Queen- y sigue con la soberbia "Map Of The Problematique", que han rescatado para esta gira tras unos años sin tocarla más que de manera muy esporádica. Le sigue el trallazo que es "Hysteria", durante la que una chica de unos 18-20 años delante de nosotros pierde el conocimiento y acaba siendo sacada a hombros por la multitud hasta las vallas donde es atendida por los servicios médicos. ¡Es ni más ni menos que Muse en directo, baby!
Estamos en el segundo "momento hit" del concierto y las incontestables "Time Is Running Out" y "Uprising" ponen el Palacio patas arriba, para posteriormente tirar por la ventana toda esa energía con esa trilogía western-rockero-queenesca que es "The Globalist", la penúltima del álbum y también del show. La canción de más de 10 minutos (la más larga de su discografía) tiene un poco de todo y es un temazo como la copa de un pino, pero por lo poco conocida que es aún entre el público no tan fanático, quizá no fuera la mejor opción para cerrar el set principal antes del bis.
Foto: Muse, liderado por Bellamy, en el Barclaycard Center de Madrid
Tras un breve bis -durante el que vuelve a sonar "Drones", la pseudo canción de estilo gregoriano- , la banda vuelve con la inefable "Take A Bow", hoy más vigente que nunca con su alegato en contra de la corrupción e impunidad de los dirigentes políticos y sociales. Con su épico crescendo y su desconcertante evolución melódica y sonora, esta ópera gótico-electrónica es una de las que más tiempo me costó apreciar como se merece, pero una vez te sumerges en ella te atrapa como una telaraña.
Encarando la recta final, suena esa mezcla entre "Starlight" y algún tema de U2 que es "Mercy", que termina con el manido pero siempre efectivo lanzamiento de confetti.
Tras esto, no queda más que rezar para que nuestros gemelos no explosionen con "Knights Of Cydonia", que ha vuelto a su clásica y merecida posición al final del setlist. Tras casi dos horas de rock, los seis minutos largos de esta surrealista epopeya western acaban con las pocas fuerzas que le quedan al público. Y las 16.000 almas que abarrotamos el Palacio de los Deportes nos rendimos a los pies de Bellamy y compañía. No ha sido el mejor concierto de los británicos que hemos presenciado, ni siquiera el mejor en Madrid, pero sin duda Muse siguen estando en plena forma... Y parece que tienen carrete para largo. ¡Que así sea!