Kiko Veneno... se fue volando
Por: Oskar S. López. Foto: archivo
"Necesitamos triunfar en Madrid", decía Kiko Veneno en su blog horas antes del concierto. Sabiendo lo que hay en juego y la importancia de salir airoso de esta plaza.
15 Octubre de 2010 en Teatros del Canal, Madrid
- · Grupos: Kiko Veneno + Alex Ferreira
- · Público: 3 / 4 partes [alrededor de 700 personas]
- · Precio: 30 euros.
- · Promotora: Warner.
"Necesitamos triunfar en Madrid", decía Kiko Veneno en su blog horas antes del concierto. Sabiendo lo que hay en juego y la importancia de salir airoso de esta plaza, él y su Banda del Retumbe han presentado su nuevo disco Dice la gente [Warner, 2010]. ¿Triunfar? Lo hizo a medias en un concierto muy, muy extraño.
Kiko Veneno dio un concierto largo [dos horas], puso todo su empeño pero le costó cuajar. Lo vivido aquí, lo juro... resultó extraño. No quiero decir que no se viera un buen recital, si preguntas a los asistentes, la mayoría dirá que disfrutó pero... faltó algo.
Todo comenzó bastante bien con "Coge la guitarra" y "Me siento en la cama" y ovación a un Kiko vestido de cegador blanco de pies a cabeza porque sumando su canosa cabellera, en serio, cuando fue iluminado por los focos... ¡nos cegó!.
"Acaban de darme el Nóbel de la Paz y como lo tenía por casa de una fiesta", dijo bromeando. A partir de ahí, tras descorchar la botella, la cosa se enrareció.
Se daban varias circunstancias para vivir una gran noche: gran escenario, nuevo disco, increible expectación, quizá todo eso, al final, jugase algo en contra, curioso.
El teatro se llenó en sus tres cuartos y vimos a algún famoso, como Santiago Segura o El Gran Wyoming. Ese aforo se quedó a la mitad durante la pequeña actuación previa de Alex Ferreira.
En el inicio, el público se mostró frío, y así seguiría en buena parte del espectáculo, quizá también sorprendido con lo que sonaba porque la singular rumba y rock marca de Kiko Veneno tiene ahora ritmos africanos muy presentes en su nuevo álbum, cuyo repertorio centró el concierto, llegando a tocar casi todos sus temas.
Hubo momentos buenos, como en el tema "El Duende", donde se rozó la improvisación a base de las percusiones que tres miembros de la banda extrajeron aliando batería y cajones flamencos, sin embargo, faltaba algo..
Kiko, a sus 58 años y en contestación a la mujer que en mitad de la actuación le preguntó su edad, veía que la cosa no marchaba bien pero parece que contaba con ello. "Nos ha salido un disco muy africano. A saber que tomamos el día que lo grabamos", dijo, continuando con humor mientras se movía de manera torpe, rozando lo cómico, por un gigantesco escenario dotado de excelente juego de luces.
Entre guasas, cachondeitos y excesivas pausas, el maestro se fue mostrando firme con los nuevos temas, sabe que las cosas necesitan su tiempo, que son ese buen vino que pide paciencia para disfrutar de todo su sabor.
Tuvo que pasar una hora y veinte minutos para que el personal diera señales de vida, para que fluyera esa comunicación entre artista y público, hasta ese momento inexistente.
Comenzó con "El mosquito suicida", rumba carnavalesca y chirigótica de Cádiz que animó el ambiente, tanto que algunos abandonaron su asiento para bailar en los laterales del patio de butacas. El rock africano y aflamencado de "La Rama de Barcelona" hizo que la cosa siguiera subiendo con una inmensa mayoría ya puesta en pie.
"En un Mercedes Blanco", marcó el mejor momento de una noche con algún cambio en el setlist inicial [lo sé porque nos lo facilitó la organización antes del concierto]. Acabó con un segundo bis donde sonó "Reír y llorar", con Kiko acompañado solo de la guitarra de Raúl Rodríguez.
Un Veneno guasón, con fama de refunfuñón y fiel a su discurso, nos recordó, con "La rumba de la crisis", poniendo fin a la actuación, que la cosa no está nada bien.
Artista clave en la escena nacional, este rumbero se deja ver poco, viene publicando un trabajo cada 5 años ["si no me proponen nada, no hago nada"] y esta vez encaró un escenario que, tanto a él como al público, le vino grande.
Un espacio algo más pequeño hubiese favorecido la cercanía entre artista y audiencia durante un concierto donde, buena parte del mismo, no sintonizaron la misma onda. Kiko llega a este 2010 mirando al frente, menos centrado en el pasado que en etapas previas. Defiende un novedoso repertorio, publicado por una multinacional, que ha escrito y producido él mismo, y en este show, la gente pareció preferir echarse un cantecito recordando tiempos mejores, los que dieron fama al maestro, que a los 40 años logró vivir de la música.
Le pidieron "Echo de menos" pero Kiko "se fue volando" haciendo caso omiso a la petición. Será una cuestión de tiempo el que la gente se adapte y acepte su evolución, propósito que siempre es de agradecer en los músicos aunque nunca se sabe qué resultado tendrá.
Esta ha sido la primera noche de Conciertos Retratos, colaboración de los Teatros del Canal, con las salas Galileo y Clamores y que además de Kiko y Vinila Von Bismarck & Lucky Dados, tiene por delante Love of Lesbian [5 y 6 de noviembre], El Pescao [27 y 28 de noviembre] y Nena Daconte [15 de noviembre]. No fue un mal inicio pero... sí una noche extraña.