CRÓNICA: Jorge Drexler - Bilbao, Diciembre 2022

Jorge Drexler, sonrisa de felicidad como hábito vital


Por: Sandra Cortés

Se apagan las luces, suena una locución: alguien (una mujer) contándole algo a otra persona (luego sabremos que a Jorge Drexler). Palabra clave: mesoproterozoico (en alusión a su tema con Rubén Blades: "El Plan Maestro").

Jorge Drexler, crónica de concierto

08 Diciembre, 2022 | Sandra Cortés
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05 Diciembre de 2022 en Teatro Arriaga, Bilbao

  • Grupo: Jorge Drexler
  • Lugar: Teatro Arriaga de Bilbao
  • Precio: Entradas a 32 euros en venta anticipada.
  • Promotora: Get In.
  • Público: Unas 1.200 personas. Lleno. Entradas Agotadas.


Jorge Drexler encara su concierto en Bilbao arropado por la banda al completo (teclados, batería, bajo, guitarra y electrónica, dos coristas), con todos un pelin retrasados respecto a la primera línea del escenario que tan bien domina este cantautor uruguayo de 58 años. Para abrir la noche opta por la misma llave que abre su nuevo disco "Tinta y tiempo", así que suena "El plan maestro".

Elegante Drexler, siempre, hoy luce traje gris, camisa azul marino, bambas blancas de diseño, y sin solución de continuidad canta "Deseo" y encara el speech de bienvenida: "Buenas noches, gabon, aspaldiko!" Además, nos cuenta que de las distintas veces que ha venido Euskadi, esta es la visita en que antes se han agotado las entradas.

El Arriaga está lleno pero hay algún asiento vacío de personas a quienes seguro que se les ha complicado el día, o la vida. Desde donde estoy sentada se ve precioso el teatro bilbaíno y se distingue la media de edad, con amplia representación de todas las décadas a partir de la tercera, pero más boomers que otra cosa, entre ellos varias personas que he visto aquí también en conciertos de música clásica. La buena música no distingue edades y Drexler en directo es muchísimo mejor que en el estudio.

Escuchamos "Corazón impar", canción donde Jorge Drexler advierte de la importancia de mantener la individualidad dentro de las relaciones de pareja. Nos pide que le acompañemos con los pies, y aquí ya saca la guitarra eléctrica. Hemos entrado en calor. Entonan luego "Cinturón blanco", tema que pide palmas y que Jorge adorna con otro "Eskerrik asko".

Parecen seguir el orden del disco (han interpretado ya los 3 primeros cortes en el mismo orden) pero Jorge se arrepiente y nos dice que la siguiente composición la conocemos más, y así es: "Me haces bien". Entonces reclama que cantemos, "aquí se canta bonito", dice. Y es cierto. en el anterior concierto de Drexler en Bilbao, estuve aquí mismo y ese detalle es lo que más recuerdo: los momentos en que la gente cantaba, él guardaba silencio y la banda permanecía en sordina.

Toca el turno a "Fusión". Y avisa de que dice lo contrario que "Corazón impar", y que se ha dado cuenta de que cuando llevas tiempo escribiendo canciones, estas comienzan a ser contradictorias. Su explicación genera carcajadas. En ese instante canta apoyado por una de las coristas, Alana Sinkëy.

Llega la séptima de la noche: "Bendito desconcierto", pieza de coautoría con otro uruguayo (Martín Buscaglia). "¿Hay algún uruguayo en la sala?" Pues parece que sí, porque aplauden unos cuantos. Arranca coros y él al centro, con la guitarra. Viento y marea, marea y viento, y el corazón siempre sediento... la gente canta, la gente disfruta.

"¿Qué tal están?", pregunta Jorge Drexler, y se oye una mujer decir: "Muy a gusto". Comienza así la parte del concierto más intimista, más tranquila. Ataca "Inoportuna", que suena con el vuelo de un solo de teclado, con alas en forma de palmas desde el público. Nos cuenta Jorge que este año se cumplen 30 años de su primer disco, y que alguno de los presentes no habría nacido en 1992. Estos levantan la mano, son muy pocos, una docena no más, muchos situados arriba, zona más barata (área llamada de forma irónica el Paraíso)... saltan risas, aplausos para ellos y un "ongi etorri, kontuz", que son las expresiones que le enseña su comité de euskera batua.

 

La canción que sigue ("Era de amar") es de aquella época y Jorge quiere saber cómo sonaría ahora. Dice que su primer disco vendió 33 copias, y que conocía a 31 de esos 33 compradores. Y ahora canta en un teatro Arriaga lleno... Explica el ritmo de la canción, pum, pum, pac. Lo hace con frases de 7 sílabas, es una locura de canción. En las tablas, canta rodeado de una escenografía sobria, muy sobria. En un momento dado Jorge se acerca a la pantalla del fondo, provocando ondas en ella.

Drexler sabe algo de teatro, sin duda, y se agradece que en el Arriaga alguien haga del teatro un concierto.

Toca turno de "Oh, algoritmo" y pide con antelación excusas porque el rapeo lo tiene que hacer él, en inglés. La gente ya está totalmente entregada. Vamos a por "Salvapantallas", canción que dedica a la familia Barrueta, la del baterista, que es de Getxo y lleva 16 años con él (esto lo dirá después). Completan el abrigo instrumental: Meritxell Neddermann (teclados y voces), Javier Calequi (guitarra y voces) y Carles (Campi) Campón (bajo y programaciones)

El coro ha estado entrando y saliendo del escenario pero esta vez las coristas se ponen enfrentadas a él en el lado izquierdo, y Jorge en el derecho. Así se perciben las voces por separado, cada una especial, cada una diferente. Se queda a solas con la otra corista, Miryam Latrece, de tú a tú, para cantar "Asilo", que juntos hacen más preciosa aún.

"Felicidades por los premios Latin Grammy", le sueltan. "Sos un genio...", grita alguien en alusión a sus siete galardones recientes.

Toca el turno a "Tinta y tiempo", canción que canta trazando una fusión diferente a la del disco. Se notan los 30 años, las tablas de 30 años. Al cantar "El día que estrenaste el mundo” se queda solo con la guitarra. Alguien le dice algo y decide que va a tocar "Nominao”, pieza que no suele hacer en público. Prueba a ver si la recuerda: lo hace. Y suena terriblemente bien y especial, única, perfecta como introducción para "Milonga del moro judío", tema que hace de nuevo cantar al público hasta vibrar con buena onda. Cae un aplauso largúisimo, se nota que aquí estos temas llegan. Jorge se pone de rodillas y agradece el aplauso que sigue.

Canta depués "Dermevela”, dedicada a su madre, Lucero, "loari", en euskera, le dicen cuando pregunta.

Ya está de vuelta la banda al completo, para encarar el final del concierto a lo grande con "Movimiento” ("Yo no soy de aquí, pero tú tampoco") y ahí es cuando se le vuelve a ver el teatro y el cuidado de la escenografía, en el verso final: "Si quieres que algo se mueva, déjalo quieto y en siguiente canción". Canta acontinuación "Tocarte", fraseada con él al centro y a tope de iluminación. Chulísimo se lo pasan en el escenario, sus gestos no mienten.

"Telefonía” es la vigésima canción del repertorio de esta noche y... c´est fini. Jorge Drexler ha ofrecido una hora y cuarenta minutos de buenísima música e inteligencia escénica, así que ahora manda sus agradecimientos a todo el equipo, antes de una ovación larga. Se va pero sabemos que va a volver y seguimos aplaudiendo. Suena "Silencio”, que en directo la hacen de maravilla, un momento que me recuerda a su visita anterior. Es un tema que sorprende al público que lo ve por primera vez. Brota una ovación de tres minutos. Jorge regresa emocionado.

"La guerrilla de la concordia", "La luna de rasquí" (con su punto ciego de la pena) y "Todo se transforma", añaden 20 minutos de bises y más aplausos pero... no le vamos a dejarse ir tan fácilmente. Salen de nuevo, más en petit comité, situados ante tres micros: tres hombres en uno, las tres mujeres en otro, y él al centro, para el broche final: por "Amor al arte".

Asi concluye un maravilloso concierto de dos horas con Jorge Drexler

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