Los Ilegales odian los pasodobles... nosotros también
Por: Pol Font Jordana. Fotos: Pop Up Música
Los Ilegales no son un grupo cualquiera. Por ello, su gira no cesa de añadir conciertos. Nadie quiere que se vayan, ni siquiera el FIB.
29 Octubre de 2010 en sala Cultura Club, Palma de Mallorca
- · Grupos: Los Ilegales
- · Público: Lleno [sobre 500 personas]
- · Precio: 17 euros anticipada y 20 euros taquilla.
- · Promotora: Pop Up.
Los Ilegales no son un grupo cualquiera. Por ello, su gira no cesa de añadir conciertos. Nadie quiere que se vayan, ni siquiera el FIB, donde tocaron el pasado verano en una de las pocas oportunidades en que ese festival se ha abierto al punk rock canalla. Son uno de los grupos más auténticos de la hornada de los años 80, y así hemos vivido su adiós.
Los Ilegales se van y... "¡juro por la Pantoja que todos los pasodobles son una puta mierda!" Eso gritaba Jorge Martínez [Jorge Ilegal] al terminar uno de los míticos temas de esta banda asturiana que llenó el Cultura Club de Palma en su gira de despedida.
Los Ilegales disfrutan de su segunda juventud... si es que algún día dejaron la primera. Lo han demostrado dejándose la piel en un concierto en Mallorca de más de dos horas que arrancó con "Yo soy quién espía los juegos de los niños", tema donde Jorge rompió una cuerda de su flamante Gibson Les Paul [ya no las compra, se las regalan] pero él mismo la cambió, parando 5 minutos el concierto para volver a la carga con una ráfaga de hits inolvidables: "Todo lo que digáis que somos", "El demonio", "Hacer mucho ruido", "Hombre solitario", "Ella saltó por la ventana", "No me acaricies el pelo" e incluso "Está fascinada", cortes que levantaron a todo el personal, coreando cada frase.
Después de secarse el sudor "por primera vez en 30 años" con una toalla de playa, en algo se tenía que notar que estábamos en Mallorca, Jorge se zampó un buen trago de cubata y con sus dos acompañantes soltaron otra tanda de grandes canciones: "Regreso al sexo químicamente puro", "La chica del club de golf", "Agotados", "Odio los pasodobles", "Quiero ser millonario" o "El piloto", un corte donde Jorge tuvo que parar porque un espontáneo decidió tirarse de espaldas al público sin tener en cuenta que este se apartaría, sufriendo un sonoro golpe que desató sonoras carcajadas de Los Ilegales ya que, por suerte, la cosa acabó en mera anécdota sin consecuencias.
Para quien no conozca el Cultura Club, os diré que es una sala muy guapa, con tres barras y ambiente acogedor. Es casi redonda, toda pintada de negro, decorada con dibujos y escritos rozando el estilo infantil, un sitio recomendable. Allí, una cerveza anda por 3,50 euros, menos que en el Apolo de Barcelona, donde cuesta 4.50... Curiosamente el público era bastante joven, muchos de mi edad [36] y... claro, algunos eran veteranos que no querían perdérselo pero toda gente muy activa porque no hay bandas como Los Ilegales, son únicos.
Una parte del tracklist más tranquila calmó algo al público a mitad del repertorio gracias a temas como.. "Chicos malos para la máquina", "La casa del misterio" [hit de uno de sus últimos discos], "Lavadora blues", "El norte está lleno de frío" o "Enamorados de Varsovia".
Sin embargo, en una sala repleta, con todo el mundo ardiendo, lo mejor estaba por llegar. Todos lo sabíamos, todos los deseábamos y hacia esa fiesta nos abandonamos cuando la banda atacó canciones como "Eres una puta", "Soy un macarra", "Hola mamoncete", "Chica del este", "Caramelos podridos" o "Bestia, bestia", momentos que encendieron la atmósfera como si se tratara de los mismísimos Ramones en el CBGB.
Tras el subidón, llegaron los últimos temas del concierto. Uno fue "Problema sexual", que sonó precedido por la presentación estelar de la banda, donde Jorge presumió de sus dos compinches; Alejandro Blanco, al bajo; y Jaime Belaustegui, a la batería, que cumplieron como lo que son, máquinas de hacer rock and roll.
Y luego Los Ilegales, ¡cómo no!, tocaron "Destruye", para cerrar con una letra coreada por todos en un repetitivo final empalmado con "Tiempos nuevos, tiempos salvajes", ya con Jorge solo en el escenario demostrando su habilidad con la guitarra, esta vez tocando una Strato roja de toda la vida, guitarra clásica en manos de todo un clásico. Terminando así a lo gande una actuación de 2 horas y 20 minutos.
En fin, seré claro, ya les gustaría a muchos grupos de los años 80 mantenerse así y gozar de tan buena forma como demuestran Los Ilegales. Podrían estar así 30 años más, pero han decidido pisar el pedal del freno. Solo queda desearles suerte en sus futuros proyectos y pedir que siga viva su mala leche asturiana!!!
Foto: Jorge Ilegal, un maestro de la guitarra al que las marcas se las regalan desde hace tiempo