Ilegales, bendiciones de puro rock, punk y adrenalina
Por: Gorka García Cotano
Ilegales han dado un buen concierto en Bilbao ante un ambiente variopinto en el Kafe Antzokia, desde punkies de cresta alta con smarphones último modelo, a fans luciendo sudaderas con el logo del grupo astur, pasando por público con camisas de leñador y otros con chupas de cuero... todos entusiastas.

08 Febrero de 2019 en sala Kafe Antzokia, Bilbao
- · Grupo: Ilegales
- · Público: Unas 550 personas. Lleno.
- · Precio: 20 euros en venta anticipada.
Ilegales han tocado en Bilbao como parte del Rebelión Tour, la gira de su nuevo disco. Han reunido a hombres y mujeres de entre 30 y 50 años, ansiosos por vivir una noche de rock sin complejos donde lo politicamente correcto quedó para los medios de comunicación tradicionales y sus programas de música. De la primera a la última canción, sin excepción, todos los temas han sido aplaudidos, vitoreados brazos en alto.
Antes de entonar los primeros acordes de la hermosa "Me gusta como hueles", un irónico Jorge recordó que en algunos conciertos previos no fue bien recibida "por gente", apuntó, "que no sabe apreciar una buena canción". Al escucharle, alguien del público gritó: "Tranquilo Jorge, estás en Bilbao". Otro de sus parrafadas fue... "De niño me dijeron que acabaría con un camisa de rayas y entraría en la cárcel. Sí, es verdad, ya veís que llevo camisa de rayas y he entrado en la cárcel... pero para tocar", soltó entre aplausos. "Hemos visitado el infierno pero ya veís que aún seguimos aquí", dijo luego.
Tras salir a escena, sonó "No tanta, tonto", corte del último album, "Rebelión", y que habla del consumo "racional" de determinadas sustancias. Primera sorpresa del concierto: todo el público la corea, no han venido solo a escuchar los temas clásicos de Ilegales. De ahí en adelante, todos los temas, de este siglo y el anterior, son coreados por todas y todas, recibidos con gran euforia por un público conocedor de lo que va a ver y de a quien va a escuchar.
Sin duda, el climax subió con las míticas canciones de Ilegales, como "Soy un macarra", "Tiempos nuevos, tiempos salvajes", "Hola mamoncete", "Agotados de esperar el fin", "El norte está lleno de frío", "Hombre solitario", composiciones de ayer con sabor a actual. Los hilaron bien con temas novedosos con sabor a clásico, como el último sencillo, "Mi amigo Omar es homosexual", desde ya un nuevo himno, ccantado aquí por las 500 personas que llenamos la sala. Después, anunció el tema número 30 como "Canción de despedida y cierra", dando paso a la brutal "Bestia bestia" .
Jorge Martínez, o Jorge Ilegal, se diriguió al público en cinco ocasiones. Habló de la escasa y necesaria libertad de expresión, apelando además a la defensa del rock. Y contó una anécdota de una entrevista en radio de hace años donde le preguntaron por el contenido de una canción que pinchaban en esa emisora, una de cuyas locutoras tenía dudas del mensaje y dijo: "¿Habla del suicidio?". Jorge replicó: "Sí, habla del suicidio". Ella añadió: "Entonces no podemos radiarla". A lo que él contestó: "¡Pues no lo hagas!..." Así anunció en este noche bilbaína... "La casa del misterio".
En total, tocarón 4 o 5 temas nuevos, y fue llamativo ver que eran conocidos y aclamados por toda la sala: "Mi amigo Omar es Homosexual", "No tanta Tontio" o "Voy al bar". A nivel instrumental, conviene destacar en el concierto la incorporación de Mike Vergara a los teclados y guitarras, más alguno de los sobresalientes riffs de Jorge Martinez, sin olvidar la presencia del citado bajista, más la del bateria Jaime Belaustegi. Todos juntos hicieron que alguno de los pasajes sonará de forma diferente a lo habitual, haciendo que todo el repertorio empastara a la perfección salvo en los bises cuando Jorge rompió la pastilla de la guitarra y tuvo que esperar a que rapidamente le dieran otra.
Durante casi dos horas de show, con una escenografía sencilla, sin aspavientos inncesarios que te distraigan, Ilegales sonaron muy bien. Empezando pasadas las diez de la noche, tocando sin parón alguno a excepcion del minuto que transcurrió para salir a escena sin que nadie se moviese de su sitio. Se pidió bien el bis, con gritos de... "¡Beste bat!", una prórroga abierta por Jorge con su peculiar manera de hablar, diciendo: "Tenemos tiempo para otros temas... pero vamos a tocar cuatro", anunciando el fin de un repertorio de 34 canciones de puro rock, punk y adrenalina, siempre sonando entre aplausos. Y tras los bises, la siempre genial "Destruye" con el público ya desatado y con las cuerdas vocales de Jorge al límite.
Hicieron un guiño a Willy Vijande, primer bajista del grupo, que regresa para esta gira tras la prematura muerte del anterior bajista, Alejandro "Espina" Blanco, en 2016. Un Jorge impecable, con su carismática voz, su impecable forma de tocar y acariciar sus preciadas y amadas guitarras, es imparable. Lo demostró esta noche. Contento y en plena forma, bajó los tres peldaños que le separaban del público para estrechar manos y darnos "la bendición de Ilegales para todos, hayaís venido de dónde coño hayaís venido... a los que estaís en la izquierda y a los que estaís a la derecha". Todo un buen relator en los tiempos que corren.
Al finalizar el espectáculo, y sonando de fondo "Mi vida entre las hormigas", un gran número de personas subió al escenario donde banda y público en armoniosa comunión se abrazaron y se estrecharon las manos.
Por cierto, la zona de merchandising estuvo a rebosar, siendo ya el primer obstaculo para entrar al llegar al recinto. Algunos asturianos hablaban allí y compraban camisetas con diferentes estampaciones ante puestos donde se podían comprar vinilos, algo muy de agradecer. Entre los asistentes al concierto, vimos a Borja Crespo y Jabi Subversión, conocidos activistas de la escena cultural de Bizkaia .
Eso sí, lo malo del concierto fue que el lleno absoluto en el Antzokia hizo imposible ir a la barra o al baño (el de tíos está fuera de la sala) en una actuación llena de canciones cortas, directas al grano tal que mensajes de Twiter. La sala se quedó pequeña con entradas agotadas desde hace un mes.
Aburrido de ver mensajes desfasados, fuera de tiempo y lugar en los medios de comunicación y escuchar el maldito reggaeton, uno necesita una dosis de realidad y que mejor que acudir a ver a uno de los grandes del rock and roll para poder "desengancharse" y gritar a los cuatro vientos. "Mi amigo Omar es homosexual, universal....y qué" A conciertos así, yo, SI VOY.