O Son do Camiño: el buen camino empieza y acaba con Lenny Kravitz, bestial concierto en un día con León Benavente en alza
Por: Marisol Blanco G. y Xabi Sanmartín C.
Lenny Kravitz, a sus 54 años, sigue siendo una estrella capaz de eclipsar a cualquiera. El buen camino empieza y acaba con Kravitz. No precisó escenografía en su concierto del festival O Son do Camiño, la luz la puso él. Es puro magnetismo.
30 Julio de 2018 en Monte do Gozo, Santiago de Compostela, A Coruña
- Grupos de la tercera jornada, sabado 30 de junio: Escenario 1: 16:40 - 17:20 Måneskin; 18:00 - 18:45 The Last Internationale; 19:25 - 20:15 Novedades Carminha; 21:10 - 22:10 Mando Diao; 23:20 - 00:50 Lenny Kravitz; y 02:00 - 03:30 Martin Garrix; Escenario 2: 16:00 - 16:40 Terbutalina; 17:20 - 18:00 Eladio y los Seres Queridos; 18:45 - 19:25 Arce; 20:25 - 21:00 Morgan; 22:20 - 23:10 León Benavente; y 01:00 - 01:50 C. Tangana.
- Recinto: auditorio del Monte do Gozo.
- Público: Más de 25.000 personas según la organización.
- Precio: entrada diaria a 39 euros en venta anticipada y abonos a 59 euros.
- Promotores: Bright On Noise (Old Navy Port Producciones) y Esmerarte.
Foto: Kravitz con sus habituales gafas negras y su look de cuero oscuro
Lenny Kravitz, a sus 54 años, sigue siendo una estrella capaz de eclipsar a cualquiera. Está claro, el buen camino empieza y acaba con Kravitz. Apenas necesita escenografía. Lo prueba su concierto del festival O Son do Camiño. La luz la pone él. Es puro magnetismo.
Ha volado mucho más alto que el resto de este cartel de tres días donde además estaban The Killers, Franz Ferdinand, Jamiroquai, Mando Diao, Martin Garrix... Ninguno de los protagonistas del festi gallego ha brillado como Kravitz, una rock star que ha hecho gozar a más de 25.000 personas en una ciudad cuyo cielo sabe mucho de estrellas. Su show de casi dos horas revela que Lenny sigue siendo una rock star como hay pocas.
La mera intro del tema "Fly Away" con Kravitz apareciendo en escena tocando desde una plataforma a tres metros del suelo ya indicaba al instante que está por encima del resto. El magnetismo y sex appeal que el cantante de Nueva York emana de cada gesto tumba en directo.
Salió a las 23.15 horas, enfundado en sus habituales pantalones ajustados de cuero negro, con gafas de sol de aviador de Top Gun (¡le quedan mejor que a Pedro Sánchez), pelambrera afro, barba de seis días, camisa oscura con toques plateados y chupa de cuero estilo... guapos no hay más que yo.
Foto: Leny Kravitz en su concierto del festival O Son do Camiño
Tras una espera previa en el foso que dio para que cientos de personas hiciésemos de coral cantando clásicos festivos de Galicia como "Miudiño" (himno oficioso del Obradoiro), "Pousa" o "Carolina", veintitantas mil personas nos unimos para aplaudir la llegada de Kravitz, un grande que no requiere luminotecnia porque su presencia lo ilumina todo.
El americano, sobrado de actitud y poderío, irradia aura entre seductora y perezosa. Arrancando a lo grande, abrió el repertorio apoyado por cuatro músicos (batería, bajo, teclados y guitarra). Y ante un público volcado, hizo crecer aún más la expectación al cantar a los 20 minutos otro de sus hits, su versión de American Woman, tema original de los canadienses The Guess Who que esta vez acabó combinando con una versión del " Get up Stand up", de Bob Marley & The Wailers.
Sobreviviendo al pecado capital de tener dos discos que están por encima del resto de su discografía (Mama Said, publicado en 1991, y Are You Gonna Go My Way, de 1993), Kravitz rescata parte de esos trabajos, caso de "Fly Away" o "Believe", que aquí sonó a mitad de un show con el estadounidense caminando en escena de punta a punta, posando mucho y bien en las pasarelas situadas bajo las pantallas de vídeo que flanqueaban el escenario.
Foto: Kravitz en un momento de su show de casi dos horas
Tras dar entrada a una sección de metales en trío que llevó el concierto a terrenos más soul y menos rock (aunque no faltaron varios solos de guitarra), llegó el momento balada, o mejor... baladón porque la hermosa "It Ain't Over 'Til It's Over" hace que se derrita el hielo. Kravitz sintoniza con el mejor Prince (DEP) pero a su estilo, ralentizando la canción hasta el paroxismo, dejando que broten gritos y que los hombros del público se acunen por parejas. Su música detiene el reloj.
Y hablando de canciones lentas, faltó "Stand by woman" (¿no la toca ya por lo mal que dicen que acabó su relación con la protagonista de la canción, Lisa Bonet, su pareja en los años 80?). Hizo otro paseo por las orillas de la medianoche al cantar "I Belong to You", un tempo medio donde la bajista y el batería aportaron coros propios de vocalista soul, supliendo bien la ausencia de las coristas que a veces lleva Kravitz en su banda. Además, adelantó un tema de su próximo disco, Raise Vibration, con edición prevista para septiembre. Anticipó un tema titulado "Low", con ritmo sensual y la voz muy en primer plano para hilar un tempo de funk sedoso cercano a Marvin Gaye.
Foto: Lenny Kravitz en un plano de su bestial actuación en Compostela
Influido igual por Hendrix, Curtis Mayfield y los Beatles de la era hippy, a Kravitz le gusta hablar de amor, paz, y consciente de su status de estrella, en este concierto del festival O Son do Camiño supo gustar cantando y encantando. Al frente de una banda bestial, "mi familia", dijo, cada quince minutos se movió de lado a lado del escenario con muecas o gestos seductores, a veces, cayendo en los clichés de lo que es y debe ser una rock star pero ante un público entusiasmado que quería eso, espectáculo y seducción al tiempo que un gran concierto.
A diferencia de los estrellados, Lenny Kravitz es más estrella cuando canta que cuando posa. Y así cerró la primera hora y veinte de concierto, presentando a la banda mientras sonaba "Again".
Foto: Kravitz durante su gran concierto del festival O Son do Camiño
Dio pie luego a un bis "Let Love Rule" y "Are You Gonna Go My Way", dos temas que partió a nivel escénico para bajarse del escenario y pasear frente a unas alocadas primeras filas, batiendo sus brazos de lado a lado para generar contagiosas olas de manos en alto de un público feliz, saludando a todo el mundo, repartiendo besos, paz y amor para acabar con un final apoteósico con toda la banda de jam con desfase instrumental con Lenny Kravitz dando las gracias y diciendo "I love Spain". Claro, y we love you... Lenny :)
Foto: Espectacular plano de las más de 25.000 personas, según la organización, presentes en el tercer dia
Antes que Kravitz, los suecos Mando Diao reinaron en el escenario grande del festival O Son do Camiño, yendo muy arriba gracias a su repertorio de indie rock bailable que incluyó un bis concluido con "Someboy dance With Me", cantada por casi todo el mundo en el foso, la parte del Monte do Gozo más cercana al escenario, la única con piso firme de un recinto con mucho que mejorar de cara a albergar más ediciones (hay acuerdo inicial para hacerlo hasta 2021) porque los tropezones y hasta caídas con esguince fueron bastante habituales por los desniveles del terreno.
Foto: Leon Benavente en pleno concierto en el festival, donde fueron de lo mejorcito
Tras Kravitz, en el escenario pequeño, C. Tangana, rey del trap en España, ofreció una actuación floja, sin fuerza. Ni siquiera los cañones que lanzaban llamaradas de fuego hacia arriba lograron avivar su set, poco hilado, lleno de fraseos poco entendibles por mucho que su dj lanzase las bases de sus temas más conocidos.
Por contra, en ese mismo palco, León Benavente tocaron el cielo, dieron un concierto soberbio gracias a canciones como "La vida errando", o "Celebración (Siempre hacia adelante) o "Habitación 615, que ellos mejoran en directo con Abraham Boba alternando paseos de vocalista con alma de león enjaulado y ataques al teclado, de pie, que subrayan lo que ha mejorado esta banda de indie rock lenguaráz e irredento (sonando mucho mejor que cuando les vimos en el festival PortAmérica de Vigo en 2014), tanto que se merecían estar en el escenario grande del festival O Son do Camiño por sonido, entusiasmo, calidad y actitud.
Foto: Martin Garrix a las tres de la mañana durante su actuación en el Monte do Gozo
A eso de las 02:25 horas, apareció Martin Garrix, alias del dj holandés Martin Garrix, saliendo con casi media hora de retraso para sellar tres días de festival en Santiago. Garrix llenó el foso de veinteañeros con alma de sábado a la noche sin miedo al domingo. A sus 22 años, este pincha y productor, anda ya colaborando con popes como David Guetta, y la expectación por verle era grande. En su arranque, se celebró mucho entre saltos y gritos sin freno, que atacase... "Animals", un tema editado en 2013, es decir, lanzado cuando solo tenía 17 años, y que hoy está entre lo más conocido de su set, maleta donde esta noche no faltó drum n bass "¿do you like?", preguntó tras decir "¡Boas noites!".
Foto: Escenografía de Garrix en el festival O Son do Camiño
Pinchando desde un palco en cuadrilátero, a los cinco minutos Martin Garrix ya se subió sobre la estructura, y de pié, empezó a lanzar gestos futboleros para enardecer al público. Entre coros de "Lo... lo... lololo... loló...." crecía el clima de rave, que de eso se trataba, de poner fin con "f" de fiesta y actitud de party non stop hasta que el cuerpo diga basta ante una invasión de beats capaces de elevar las pulsaciones de una estatua de piedra. Todo con millones de golpes de luz, cañones lanzando columnas de fuego, humo, confeti y bajos y sonidos graves que se cuelan en el cuerpo para entender que la música electrónica es mucho más que sonido.
A nivel de ambiente y organización, conviene destacar la puntualidad de los conciertos, lo bien que funcionaron casi siempre los autobuses para subir y bajar (partiendo desde las escaleras de Renfe), la amabilidad de quienes revisaban las bolsas, atendían las barras y coordinaban la entrada o salida del recinto, y... en el lado negativo, el festival O Son do Camino, como tantos otros, no puso los baños necesarios (había más de los que parecía, no hubieran sobrado mapas de ello, eso sí, fue estupendo contar con personas trabajando para facilitar papel higiénico), además se criticó que se apostase por una moneda, los tuents (uno costaba dos euros) que no se devolvía en caso de sobrar, e igualmente oimos recriminaciones sobre el hecho de que un vaso de plástico del festival valiese un euro y no se pudiera devolver para recuperar el dinero.
Foto: Katxis rosas y adornos como este perro de peluche dieron colorido al festival
Foto: Pierce y Superman (un mito de los Boston Celtics y un superhéroe), representados en el festival
Foto: Puesto de merchandising con camisetas de los grupos protagonistas
Foto: Radio Galega, emisora pública de Galicia, emitió desde un stand al lado del escenario pequeño
Foto: Colas para comer pizza en la zona de restauración
Foto: Fin y vuelta a casa de una asistente al festival, descansando en el bus de vuelta a Santiago