17 Noviembre de 2010 en sala Capitol, Santiago de Compostela, A Coruña

• · Grupos: Eli Paperboy Reed y True Loves
• · Público: Lleno [850 personas].
• · Precio: 17 euros anticipada.
• · Promotora: Sweet Nocturna / Ciclo Xacobeo Importa.

Eli Paperboy Reed llegaba a Santiago con fama de dar conciertos de soul febril, ese reclamo y la popularidad que hoy ganan vocalistas de música negra como Sharon Jones, hicieron colgar el "sold out" en la sala Capitol. Sin embargo, la noche acabó en decepción. El otoño frío se metió en la boca del cantante norteamericano, y de ahí no salió en toda la noche.

Eli Paperboy Reed sonó frío, como un Michael Bublé del soul. Su conciero empezó a las 22 horas y acabó a las 23.28 h. Un minuto después de despedirse tras un bis regular, le vimos pasar por dentro de una de las barras rumbo a la salida para firmar discos y os puedo asegurar que, viéndole de cerca, no aprecié sudor en su camisa.

Come And Get It, su tercer disco, y primero para una multinacional, centró un tracklist donde dejó claro que tiene voz pero ahora... con eso no basta. El directo es pasión, entrega, sudor, calor y no basta con hilar un set list más o menos apañado a base de rhythm & blues, soul y funky suave, no!!!

Un mes antes, en la misma sala, vimos a Mike Farris [concierto aniversario de la tienda A Reixa], y ese otro vocalista blanco sí se dejó la vida, entregándose y siendo listo al girar apoyado por dos espectaculares coristas negras, las Mc Crary Sisters, todo swing y energía, tanto que acapararon el protagonismo con gargantas capaces de transmitir energía y suavidad, según cada momento y, claro, la sala se rindió a sus pies, algo que no logró Paperboy Reed ni con su habitual versión de Sam Cooke.

Lo mejor de Reed llegó con "Boom Boom", hit de fraseo alocado que no llegó a romper las cuerdas de lo políticamente correcto, de lo mainstream, que parecían maniatar al vocalista yanki y su banda, donde un saxo y un batería negros, irradiaban más alegría y ritmo cuando daban palmas que el mismísimo líder del grupo cuando estaba al micro.

Por si fuera poco, el norteamericano debió pensar que estaba en su Boston natal y se extralimitó en sus parrafadas entre tema y tema, con largas frases en inglés que perjudicaban el crescendo que debe tener un buen concierto. Acompañado por una formación con seis músicos, a los que dio poca rienda, Eli Paperboy cantó tras la pesada advertencia de no fumar en la sala, y aunque sí que demostró sus grandes dotes vocales... no acabó de darle calor a la sala.

Al terminar su show, la megafonía de la sala puso el último disco de Black Joe Lewis and The Honeybears, y en varios corrillos eschuché cómo éramos varios quienes recordábamos el impresionante concierto de ese guitarrista norteamericano que, un año antes en el mismo sitio, sí plasmó en directo lo mejor de las virtudes del blues y el soul de carne y hueso. El de plástico, plástico fino, eso sí, lo puso Paperboy. Visto lo visto, el chico tiene mucho que aprender.

Una pregunta malvada, ¿le hubiera fichado una discográfica multinacional de ser negro...?