CRÓNICA: Daniel Romano - Barcelona, Mayo 2019

Daniel Romano renace en concierto en Barcelona


Por: Ántar Vidal F.

Se suben al escenario cuatro tipos bien vestidos, camisas alisadas por dentro de los pantalones bien planchados. Dos de ellos incluso llevan un pañuelo de seda al cuello. ¿Qué van a hacer estos modernos tan arreglados llamados Daniel Romano, Ian Romano (batería y hermano del cantante), Dave Nardi (guitarra) y Roddy Richmond (bajo)? Pues lo que hicieron fue algo completamente distinto a cualquier cosa que nos pudiéramos haber imaginado escuchando sus discos.

Daniel Romano, crónica de concierto

19 Mayo, 2019 | Ántar Vidal F.
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19 Mayo de 2019 en sala Rocksound, Barcelona

  • · Grupo: Daniel Romano.
  • · Público: Unas 120 personas.
  • · Precio: 18 euros en venta anticipada.
  • · Promotor: Producciones Acaraperro.


Daniel Romano empezó su carrera como una de las voces encargadas de traer de vuelta el country al más estilo Gram Parsons, con trabajos tan fantásticos como Sleep Beneath The Willow (2011) o Come Cry With Me (2013), pero no tardó mucho en cambiar agresivamente de estilo y sorprendió en 2016 con Mosey, más popero y denso, pero prácticamente inclasificable.

Hasta ese momento Romano había demostrado que podría ser una voz de gran peso e influencia en la escena de la americana, pero que tampoco había inventado nada. Sin embargo, a partir de ese punto y con los lanzamientos posteriores (Modern Pressure, de 2017, Finally Free, de 2018, o sus otras bandas paralelas como Ancient Shapes o Attack in Black), el canadiense se forjó un sonido propio y podemos incluso decir que inventó un género.

Pero eso el que más o el que menos ya lo podría suponer con una escucha a su discografía: es indiscutible que estamos ante un joven genio, inquieto e insaciable, con un promedio de más de un disco al año. Totalmente camaleónico y multidisciplinar, pues, por ejemplo, acaba de publicar un poemario y también hace ilustraciones, parece que en la cabeza de Daniel nunca se acabará esa substancia tan codiciada entre los artistas llamada inspiración.

Pero volvamos a la sala Rocksound de Barcelona, donde cerró su gira por España: de la misma forma con la que se abre Finally Free, el concierto comenzó con “Empty Husk”, pero esta vez no hay una guitarra acústica acompañando a Romano, sino la banda al completo, electrizante y con intensidad. Así se resolvería la escasa hora restante, con velocidad y tensión, sin dar un respiro y con versiones prácticamente nuevas de sus canciones, muchas veces incluso irreconocibles. Sin apenas un segundo, pasan a “Toulouse”, y la juntan con “Hard On You”. Esta inexistencia de pausas también será norma general entre canción y canción.

Por ejemplo, a esta altura del concierto, tocan “Time Forgot (To Change My Heart)”, tema del ya mencionado Sleep Beneath The Willow, originalmente una balada country hermosa, acústica, tranquila. ¿Qué hacen ellos? La desmontan por completo, destrozan sus componentes para a continuación reconstruirla por completo y llenarla de energía casi punk. A mucha gente esto le pudo parecer un desperdicio, incluso un insulto al tema original, y creo que sorprendió a todo el público, pero más si cabe a aquellos que en la sala lucían sombrero vaquero. Sin embargo, es una genialidad: muy pocos se atreven a presentarse delante del público y cargarse por completo sus antiguas canciones, y menos aún si no gozan de una determinada fama.

Daniel Romano quema todo su pasado y resurge de las llamas completamente nuevo, y lo hace delante nuestra, mientras toca.


Hubo un punto del concierto, entre dos temas, en el que, sin más, todos se pusieron a tocar fuera de tono, descoordinados, cada uno por su lado y mal (a propósito, por si hay alguna duda). Ahí fue cuando me di cuenta: Daniel Romano es su propia parodia, pero no hay una línea que distinga dónde acaba el genio y dónde empieza la broma, la ha desintegrado por completo, forman uno sólo y está ahí con el único fin de crear y reinventar lo ya creado, y no parece tener límites.

Vais a permitirme decir que casi nadie ha logrado hacer nada parecido. Por supuesto, ese casi va por Bob Dylan, y me atrevo a decir, después de mucho meditarlo, que podemos afirmar que estamos ante un nuevo Robert Zimmerman, por mucho que ya se le haya otorgado a otras jóvenes promesas que, a diferencia de Romano, han bajado revoluciones con el paso del tiempo.

Y así avanzaba, canción a canción, pero aunque su último trabajo haya sido Finally Free, sonaban también las prácticamente inéditas “Human Touch” o “Neverless” (que sólo estuvieron disponibles en su bandcamp hasta febrero) o temas de Modern Pressure, como el caso de “What’s To Become Of The Meaning Of Love”, en la que Romano no tuvo reparo en interrumpir el tema para corregir entre risas al bajista, que se había equivocado en el estribillo. Y así, preguntando al público por el significado del amor, nos acercábamos al final. La última pieza en sonar fue “When I Learned Your Name”, que la cerró de “la mejor forma que se puede acabar, con un cha cha chá”, dijo, y a continuación ponían punto y final al concierto los tres últimos pulsos de la canción, sonando cha cha chá, como bien había dicho Daniel. Se bajaron del escenario y, entre palmadas en la espalda por parte del público (todos querían tocar y felicitar a los causantes de una hora mágica), se dirigieron directamente fuera del local.

Normal,nada más comenzar ya estaban sudando debido a la actividad a la que se estaban sometiendo. Por cierto, como he dicho, sólo fue una hora de concierto, pero tampoco habría tenido mucho sentido prorrogarlo más: toda esa intensidad habría sido muy difícil de mantener tanto por parte de los músicos como del público. Por supuesto, al acabar uno se queda con ganas de más, pero no por la brevedad en sí, sino porque no sabremos cuándo va a volver el canadiense.

Sin embargo, a pesar de todo el frenesí, dejaron bien claro que son unos grandísimos músicos. Mientras el líder bailaba, saltaba, se agachaba hasta el suelo con energía jaggeriana tocando la guitarra, el resto reían por momentos y lo acompañaban sin errores. Ni tan siquiera tenían un papel con el listado de canciones, que es lo más habitual, ni entre tema y tema se avisaban de cuál venía en ese momento. Son unos perfectos profesionales que se les nota que ya llevan muchos kilómetros a las espaldas.

No cabe duda de que estamos ante un gran artista, hiperactivo, indiscutiblemente versátil, prolífico e infinitamente creativo. No creo que haya mucha gente que opine que no se puede comparar con los más grandes, y el porcentaje seguro que es menor entre los asistentes a su concierto de Barcelona, pero si la hay, estoy seguro de el tiempo nos dará la razón a nosotros. Vuelve pronto, Daniel.

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