Pedro G. Vilaboy, colaborador de esta revista que ha pasado un par de años trabajando en Londres... ha visto a dios, o al menos a uno de los dioses del pop. Lo vio y se alejo porque, a veces, te agarra por la solapa algo inesperado y no sabes qué hacer.

Nos lo cuenta al calor de la noche coruñesa, dice que estaba en una pequeña tienda de guitarras, en Londres, haciendo preguntas más por curiosidad que por comprar algo y... de pronto, quien le atendía se puso más blanco que un oso polar, pálido, con los ojos abiertos. Pedro se giró y vio en la tienda a Ray Davies, el mítico líder de los Kinks. El responsable del local se fue timido, caminando despacio, hacia el mítico Davies, le condujo hasta el fondo de la tienda, le invito a sentarse en un pequeño sofá le sirvió un te y se marchó feliz pero raudo como una bala hasta la trastienda y, de allí, desde detrás de una cortina, empezó a sacar modelos impresionantes de guitarras que Davies fue probando poco a poco, sin prisa, con la tranquilidad de quien tiene todo el tiempo del mundo y al perro de la prisa sentado a sus pies.

Pedro cuenta que vio la parte final de la escena desde el exterior de la tienda, mirando por la luna de cristal de un escaparate que abandonó todavía impresionado tras ver a un dios del pop que apareció de la nada, de repente. Pedro se fue ... con el placer y el susto que ver de cerca a un monstruo...

xabi