Pascuala Ilabaca es una destacada cantautora de la nueva escena musical de Chile. Llegó a Hendaia el 23 de agosto de la mano del 15 Bidasoa Folk Festival de Hendaia para mostrar ese estilo que la diferencia del resto: base tradicional con matices el jazz, rock y otros estilos recogidos desde la India a México, lugares por donde ya estado gracias a una vida relativamente nómada. En 2010, Ilabaca ganó el premio Guitarpin de Oro del Festival Huaso de Olmué, entre otros galardones. Y este festival fruto de la colaboración del Ayuntamiento de Irún, Hondarribiko Udala, Marie de Hendaye y Bidasoa Txingudi, ha reunido a unas 350 personas. El escenario está en mitad del frontón, minimalista. Los instrumentos esperan allí adornados con cintas de colores, toda una pista del espectáculo colorido que nos espera. Para el público, sillas, bancos de piedra y un espacio amplio para estar de pie y acercarnos a una barra improvisada. Hoy el bilingüismo es protagonista, en ocasiones hasta el trilingüismo. Francés, Euskera y Español son las lenguas presentes en una convivencia natural. Mientras llega ella, aparecen en escena Juan Núñez, guitarras; Christian Chiang, bajo; Jaime Frez, batería; y Miguel Razzouk, saxo y clarinete. Pascuala aparece tras ellos, vestida con ropas étnicas que auguran su marca distintiva. Ella, mujer alegre y vital, es muy poco conocida en nuestra escena pero ya acumula varios discos autoeditados, como Pascuala canta a Violeta, de 2008, un trabajo lleno de canciones basadas en el folclore chileno; y Perfume o Veneno, influenciado por la música hindú. Además, Diablo Rojo, Diablo Verde, Busco Paraíso y Me saco el sombrero, grabados con su banda, Fauna. En el Bidasoa Folk Festival nos brinda canciones de estos tres últimos trabajos. Pascuala mantiene un bolo de pura interacción. No hay fin ni comienzo de canción que no nos explique de dónde nace la pieza o lo que pretende denunciar con ella. Ella hace una labor incesante para reconocer los derechos de los Mapuches. Resulta impresionante ver su actuación al piano o con su acordeón, cantando y bailando, transmitiendo una energía pura para invitar a la gente, algo tímida, al baile. Sus compañeros no se quedan atrás, y también demuestran un gran dominio instrumental. El concierto, tras hora y media y el obligado bis, se da por terminado pero quienes queramos podemos hacernos con algunos de los discos de Pascuala Ilabaca, un valor en alza dentro de la escena wold music internacional. ------------------------------- por Raisa I. G. Isasa / Colaboradora de LA GANZUA en Donostia