Una cultura sin derechos de autor nos lleva de nuevo a la Edad Feudal. Esa es una de las frases más llamativas de Frederic Martel durante su intervención matutina dentro del Congreso Iberoamericano de Cultura Digital de Zaragoza. El investigador y sociólogo galo ha vuelto a dejar claro que Francia en cuestiones de cultura, ya sea cine o música, suele ir un paso por delante del resto en cuanto a huir de los lazos culturales que Estados Unidos busca poner al mundo.

Ha presentado el libro Cultura Mainstream, publicado por Taurus y aunque escucharle in situ con interpretación simultanea por cascos siempre dificulta percibir el mensaje, incluso en sus gestos, leves pero enérgicos, ha revelado la necesidad de no olvidar el concepto de excepción cultural.

Ha asegurado que la música, el cine, los libros... no existirían sin financiación pública, algo que, ha reiterado, él ha aprendido en sus frecuentes viajes a Estados Unidos.

Eso si, el debate sobre el DINERO PÚBLICO, su uso y su abuso, bien sabemos en España, este país de países, que daría para un debate mucho más largo donde la cárcel podría ser buen destino de alguno pero salto de línea. Evitemos el verbo amargo, al menos hoy.

Martel es partidario de que lo digital tenga reglas, dice que debe ser así, algo que está ahora en la mesa tanto de la industria cultural de todo tipo como en muchos Parlamentos donde la Legalidad va por detrás de los kilómetros que avanzan Google, Amazon o Facebook, y donde casos como el de Snowden y la ola mundial de espionaje secreto, o ya no tanto, mejoran el debate digital incluso en este país de países donde algunos como la SGAE rara vez van más allá de perseguir piratas pensando que los hay hasta en las bañeras de su casa cuando el pirata o posible pirata, mejor dicho, quizá estuviera dentro.

El autor galo también ha hablado de OFERTA LEGAL. Eso hace que recuerde la cantidad de veces que productores y empresarios me han dicho que se necesita de forma urgente facilitar la posibilidad de vender contenido audiovisual legal porque si hay demanda y en la red solo ofrece oferta ilegal... ya se sabe.

De los precios, Martel ha hablado poco pero recuerdo que la primera vez que pisé Berlin en 2003 el nuevo disco de entonces de Radiohead salía a la venta al precio de 14,95 euros y a la vuelta vimos que en Bilbao costaba 21 y 22 euros en una ciudad con sueldos menores. Por cierto, una cadena de tiendas como Fnac nació en Francia, lo que ya da que pensar

En su intervención ha estado acompañado por Juan Cruz, editor y columnista de medios de Prisa, quien le ha interrogado sobre la presunta soledad de las bibliotecas, frase que ya de por sí demuestra pesimismo. Ante ello, el comunicador francés ha dicho que... él está en la otra punta, que ve las bibliotecas más llenas que nunca, supongo que aludiendo a la presencia de wifi, de portátiles de préstamo en algunos centros, de interacción via redes sociales y clubes de lectura online. Por otra parte, con la crisis actual hoy, como nunca desde hace décadas, las bibliotecas son casas de cultura y refugio para asistir a un taller, escuchar una charla, descubrir un disco o leer un libro comprado a medias entre todos con impuestos de todos que, ahí sí, revierten en cultura y beneficio social igualitario.

IMPORTANTE, NO LEAS DOS VECES ESTA FRASE

Lo digo porque al leerla dan ganas de irse con la música a otra parte.

Un apunte final, en 2014 el Gobierno francés reducirá la tasa del IVA que se aplica a las entradas de cine al 5%, dos puntos menos de la tasa actual, esa que aquí está situada en el 21 por ciento.

por Xabier Sanmartín Cuevas