Sabes que hay noches donde, si Stanley Kubrick pudiera hablar diría, llevadme hasta allí. LA GANZUA no es una revista de música clásica pero es una revista de música y entendemos la música como emoción, como belleza. Y nos gustan las puertas abiertas. Abe Rábade tampoco se dedica a la música clásica, es un pianista de jazz formado en EEUU con más de una docena de discos, pero esta semana ha sido abrazado por la Real Filharmonía de Galicia con motivo del estreno en concierto de una obra suya titulada "Tempos Velados" en el Auditorio de Galicia de Santiago de Compostela. Es una pieza que aunque tenga solos con ecos del jazz, es, sobre todo, una composición con un pie en la clásica y otro en las corales populares. Esta atípica propuesta ha reunido en escena a unas setenta voces del Orfeón Terra A Nosa, más treinta de una coral infantil, sumando en las tablas casi doscientas personas contando a la orquesta, todos remando juntos a favor de la música, de la emoción, de la belleza.

Agotadas las entradas días antes, más de mil personas hemos volado con esta apuesta completada con la Novena Sinfonía de Beethoven, esa obra cuyo cuarto movimiento usó Kubrick en "La Naranja Mecánica", película de 1971 de protagonista obsesionado con el compositor alemán; y esa parte fue adaptada también por Miguel Ríos con arreglos de Waldo de los Ríos, todoo un éxito de ventas millonarias en 1970 en varios países. La interpretación más esencial de esa obra magna, una como la de esta noche a cargo de la Real Filharmonía de Galicia, se ha desarrollado ya sin el piano de Ab, pero bajo la entusiasta dirección de Paul Daniel, y su concierto ha sido una de las veces que más cerca he estado de volar sin tener alas. Ha bastado con cerrar los ojos, escuchar y dejarse llevar. La capacidad de emocionar que irradia una orquesta sinfónica cuando toca a escasos metros de tu corazón es arrebatadora, es una experiencia que tiene tanto de físico como de psíquico, que evoca la frase que usaba Ramon Trecet para despedir Diálogos 3 en Radio 3, busquemos la belleza porque ninguna otra razón justifica más habitar este mundo. Varios compañeros de esta revista no escuchan jazz porque esa música es algo arisca y es un género donde sobran los músicos cerrados de mente pero no es el caso de Abe Rábade. Otros apenas escuchamos música clásica por la misma razón, un poco por prejuicio y otro porque es un mundo que aún tiene que quitarse oropel añejo PERO... conciertos como este, gestados con dinero público, donde se mezclan músicos y voces de dispar escuela, ayudan MUCHO a dejar un poso que abre mentes y educa más allá de las aulas, terreno, donde, por cierto, según suelen decir músicos de toda ralea... aún tenemos mucho margen de mejora. Si Stanley Kubrick pudiera hablar, dijera algo o no, ante un concierto como este... estoy seguro de que aplaudiría. Xabier Sanmartín C. / @xabisanmartic / Periodista - Director de LA GANZUA