Cinco años sin Amy Winehouse no son muchos ni pocos, son... cinco años dolorosos. Lo saben mejor sus allegados y familia, muchos alérgicos a salir en cuadro ante tal o cual efeméride pero también penamos su ausencia otros muchos, mares me atrevería a decir. En 2003, el soul llevaba décadas sin el brillo de un sol nuevo, viviendo del ayer, ya sabes, Stax, Tamla Motown, funky de los años 70, disco de los años 80, en esas estábamos cuando salió Frank, y todo cambió para siempre, todo gracias a ese disco. Poco después de que saliera ese álbum, una amiga se pasó media hora contándome que había visto cantar a Amy en un pub londinense de quinta categoría. cuando aún no era nadie. Esa tarde, atónito ante una historia tan exagerada como aquel anuncio de Maradona contra del consumo de drogas, supe que Amy ya era una leyenda pese a tener un solo LP en el mercado. No era la primera ni la segunda ni la tercera vez, lo juro, que me tocaba escuchar a alguien que presumía de haber escuchado a la nueva diva soul mucho antes de que subiera a la azotea de la fama. Un caso de hiperexageración similar al del millón de personas que dicen haber estado el 7 de julio de 1982 viendo a los Rolling Stones en el Vicente Calderon de Madrid durante su concierto en una histórica jornada lluviosa, Hablando de historia e histeria, en enero de 2011, algunos saltamos como locos: el festival Bilbao BBK Live anunciaba a Amy Winehouse como estrella del cartel. Ni los problemas de salud de Amy, ni sus catacumbas emocionales, ni su irregularidad en los directos, nada nos asustaba. Esa noticia era la hos... Pocas voces han unido con su clase el áspero dolor del blues y la rojiza pasión del soul con la verdad tormentosa de Amy, muy pocas. Eso hace grande a una canción en su boca, a un llanto en sus ojos y a una sonrisa saltando desde su moño. Sentimiento, puro feeling. Y llegado el verano, el 21 de julio, Amy canceló su visita a Bilbao y el resto de la gira europea, mal presagio confirmado el 23 de julio de 2011 cuando a la edad de 27 años se anunció su muerte, el fallecimiento de Amy Winehouse y el arranque de un llanto que no calla. Como su voz, necesaria para salir ahi fuera y aguantar el tirón. El soul del siglo XXI necesitaba un referente y ella lo fue con solo LPS, Frank en 2003, y Back To Bkack, en 2006, porque además de cantar, componía. No he visto Amy, el documental que este año ganó el Oscar pero a poco que cuente tres verdades y enseñe un poco de su alma ya vale esa estatuilla o cien más. Gracias Amy. Xabi Sanmartín C. / @xabisanmartic / Periodista