CRÓNICA: Wilco - Vigo, Noviembre 2011

Wilco... el día que Jeff Tweedy sonrió


Por: Iago L.R. Foto: Heineken

Wilco en vivo. Deben ser las diez menos diez de la noche del viernes. Llevamos tres minutos de concierto, suena "Art of Almost", y Tweedy deja de cantar.

Wilco, crónica de concierto

04 Noviembre, 2011 | Iago L.R. Foto: Heineken
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04 Noviembre de 2011 en Auditorio Mar de Vigo, Vigo

  • · Grupos: Wilco + Jonathan Wilson.
  • · Público: Unas 1.400 personas [lleno pero se anunció en un recinto mayor, el pabellón As Travesas].
  • · Precio: 40 euros.

Wilco en vivo. Deben ser las diez menos diez de la noche del viernes. Llevamos tres minutos de concierto, suena "Art of Almost", y Tweedy deja de cantar, cae el primer golpe de batería, luego un flash de luces que ilumina todo el auditorio... y en ese mismo momento siento que ha valido la pena viajar desde Lisboa para verles.

A diferencia de las actuaciones anteriores, donde arrancaron con los 12 minutos, tranquilos, de "One Sunday Morning", aquí deciden empezar igual que en su nuevio disco, The Whole Love [editado por su propio sello, Rpm], con esos 8 intensos minutos de "Art of almost", la canción que abre ese álbum y que cuando escuché por primera vez me hizo dar al repeat aunque supiera que tenía todo un nuevo trabajo por delante... Y para seguir, igual que en ese Lp, sonó "I Might", dando continuación a ese [in]tenso comienzo ante las 1.400 personas que abarrotamos el teatro Beiramar [las promotoras It Happened In y Sinsal lo trasladaron a un recinto menor tras anunciar que sería en el pabellón de As Travesas], pese a los 40 euros que costaba la entrada [el bolo más barato de este tour si bien el de Santiago de Compostela en 2009 fue más económico; 28 euros al tener subvención del Xacobeo. De todos modos, me parece un precio justificado en el caso de Wilco.

Tweedy al frente de la banda, con el sombrero que le suele acompañar, con Neils Cline a su lado, y el resto de los seis miembros de la banda norteamericana, cada uno en su lugar, rodeados de pedales y recursos, quietos, salvo Pat Sansone, el único que cambia de vez en cuando de posición, ahora para tocar teclados, luego maracas, después una guitarra... todo para incrementar la fuerza del grupo cuando era preciso e introducir matices.

El escenario en Vigo, sencillo, con apenas unas lámparas en el suelo y unas luces colgando del techo, deja claro que los protagonistas son los músicos. Tras los dos trallazos iniciales, se alejan un momento del último disco y viajan hacia Yankee Hotel Foxtrot, la obra que les encumbró en 2002, y que tanto trabajo les costó llevar adelante. Tocan de él... "Ashes of American Flags", marcando la tónica de las dos horas fantásticas de actuación: bastantes cortes de The Whole Love y algunos de trabajos anteriores que parecen abrir una nueva etapa posterior a sus obras maestras: Yankee Hotel Foxtrot [Nonesuch, 2002] y A Ghost is born [Rhino, 2004], donde las canciones, en general, son magníficas pero más amables, más pop, quizá porque Tweedy hoy está más feliz. A esa última etapa pertenecen temas como "Bull Black Nova", "One Wing", o uno ya convertido en clásico: "Impossible Germany", presentes en este set de su segundo viaje por Galicia.

Los primeros 40 minutos transcurren sin parar. Nadie de Wilco abre la boca si no es para cantar, así hasta que un pequeño problema en un pedal, de pronto, les obliga a parar y el cantante, que ya visitó la ciudad olívica en 2010 para tocar en solitario en el festival Vigo Transforma, aprovecha la pausa para charlar. Agradece al público su asistencia, se lamenta por no hablar castellano y, eso sí, promete que ese tiempo perdido no cuenta para el global del show. Ahí, Tweedy acaba por conectar del todo con el auditorio, ya rendido a sus pies desde el primer momento, todo sea dicho.

Una vez arreglado el problema, el concierto sigue por donde iba, con canciones más recientes, otras recuperadas, yendo hacia otro de los momentos cumbres de la noche. Al filo de las once, cumplida una hora disfrutando con ellos, siento la segunda vez que se me ponen los pelos de punta cuando los Wilco encadenan "Impossible Germany", "Jesus Etc" y "Misunderstood". El solo de Cline en la primera se convierte en un momento cumbre. Recuerdo cuando lo disfruté por primera vez en aquel concierto del FIB 2007, o en su visita compostelana en 2009. Sabes que esos instantes son algo que van a estar siempre ahi, que llegará en cualquier segundo pero no puedes evitar sentir algo muy especial mientras lo estás escuchando en directo.. Cline maltrata su guitarra, se retuerce encima de ella, es toda una exhibición que aunque se da en otros solos... justo en ese punto, con los focos apuntándole de forma directa, llega al máximo esplendor. Es un músico que merece capítulo aparte, es todo un espectáculo con cualquiera de las muchas guitarras que utiliza a lo largo del set list.
Y claro, si se unen "Impossible Germany" con "Jesus Etc", los pelos que se me han vuelto a poner en su sitio, saltan de nuevo... no se por qué, ante una de mis canciones favoritas y al ver la reacción general, creo que no soy el único.

"Misunderstood" cae a continuación. No se si estaba prevista, o suena para atender a un espontáneo que la pide [no lo creo, pero viendo lo simpático que estaba Jeff, podría ser]. Vienen luego otros dos momentos clave, cuando el líder de Wilco susurra eso de "If you still love and rock and roll", y la repetición de ese "Nothing", acompañado del golpe de luces y batería, cerrando esa trilogía espectacular, que pocos grupos en el mundo pueden ofrecer.

La fiesta no termina ahi. Recuperan viejas composiciones, como "Box Full of Letters", de su primer disco A.M. [Sire, 1995], o clásicos absolutos como "Heavy MetalDrummer", "Shot in the arm", o "Im the man who loves you".

Como único pero, echo en falta "At least thats what you said", la llave con la cual les descubrí. Recuerdo leer grandes críticas de ese álbum, A Ghost Is Born, con aquel huevo en la portada. Fue escuchar esa canción, y engancharme a ellos para siempre. Esa y otras de ese mismo cd, como "Hell is chrome" y "Spiders", las he escuchado mil veces, quizá por ello las más recientes me parecen algo menores siendo magníficas.

Aguantando sentados todo el concierto, a la hora del bis, la gente ya no puede más, y poco a poco nos vamos levantando todos. Incluso hay quienes acaban por acercarse al escenario entre los pasillos del auditorio, aplaudiendo a rabiar cuando se retira el grupo por segunda vez.

Así concluyen casi dos horas de concierto. Me quedan, como siempre, ganas de más, pero salgo hacia Lisboa con la satisfacción de haber visto uno de los mejores conciertos del año. Hace dos años, cuando los vi en Santiago, tuve la sensación de que estaban en plena forma, parecían una máquina de hacer rock perfectamente coordinada y dos años después compruebo que la máquina sigue perfecta y sus seguidores igual de entregados.

A sus 44 años, a Jeff Tweedy y al resto de Wilco les queda cuerda para mucho rato...

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15 Diciembre, 2019

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