CRÓNICA: The Riders on the Storm - Valencia, Enero 2007

Riders on the Storm, hay que mojarse más en la tormenta


Por: Ignacio Alegrete. Foto: archivo

Jim Morrison, poeta y genio de The Doors. Jim acariciaba la locura mientras su voz grave susurraba al inconsciente colectivo, él supo brillar como nadie en la segunda mitad de los años 60.

The Riders on the Storm, crónica de concierto

14 Enero, 2007 | Ignacio Alegrete. Foto: archivo
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14 Enero de 2007 en sala Greenspace, Valencia

  • · Formación de Riders of the Stom: Ray Manzarek, teclado; Robby Krieger; guitarra;
    Ty Dennis, batería; Phil Chen, bajo; e Ian Astbury, voz.
  • · Público: lleno · Precio: 38 euros.
  • · Promotora: Mundosenti2.

Jim Morrison, poeta y genio de The Doors. Jim acariciaba la locura mientras su voz grave susurraba al inconsciente colectivo, él supo brillar como nadie en la segunda mitad de los años 60 pero lo hizo arropado por unos compañeros. Ray Manzarek [teclados], Robby Krieger [guitarra] y John Densmore [bajo]. Ellos supieron vestir sus letras con paisajes que conservan encanto y fuerza en pleno siglo XXI...

La música de los Doors te estremece aunque hayan llovido muchas décadas desde que esa banda naciera en 1965 en Los Ángeles. De costa a costa, esta noche Jim Morrison merodea Valencia, Jim presente y ausente al mismo tiempo.
El atractivo del concierto está en el examen, en saber cuánta magia conserva el repertorio de los Doors hoy en día si lo tocan dos miembros fundadores de la banda como Manzarek y Krieger, apoyados por el cantante de The Cult, es Ian Astbury fan desde hace años de la ítica banda californiana.
The Riders on the Storm aparecen puntuales. Visten de impecable negro a juego con un escenario sencillo, sobrio. El público, heterogéneo, se entrega desde el primer minuto aunque hay alguna desilusión porque no hay ni rastro del Fender Keyboard Bass con el que Manzarek ejecutaba los bajos antaño, dejando su lugar a un correcto bajista llamado Phil Chen. Con buen criterio, John Densmore, no se ha unido a este revival pero calcando su creativa e imprevisible batería aparece Ty Dennis a las baquetas. Unas botellas de agua y varias bebidas isotónicas situadas junto a los monitores del escenario revela por donde irá la noche... nostalgia mucha y riesgo poco.
Abren el concierto con el contagioso riff de "Roadhouse Blues". La noche se caldea mientras la banda encadena "Love me two times", "Break on through" y "When the music is over". El repertorio es previsible y se centra en la vertiente más blues y accesible de la carrera de los Doors.
En una reciente entrevista que no recuerdo dónde leí... Ray Manzarek confesaba que se habían vuelto a reunir para "volver a pasarlo bien con aquellas canciones de los 60". Y... viendo lo que tocan y cómo lo tocan, no engaña a nadie. En más de una ocasión a lo largo de la noche, vemos a Manzarek en pie animando al público en estudiada pose de pianista de bar de carretera. Eso sí, también toca de forma impecable cada uno de sus solos jazzísticos según avanza el repertorio de un bolo que va a cerrar una gira por Europa de sólo 10 fechas. ¿Reservarán otra resurrección para el año 2008?
Krieger también disfruta, le apasiona el blues pero hoy no parece tan interesado en darle a su guitarra el sonido oscuro que conseguía a costa de no cambiar las cuerdas en una larga temporada, pese a todo suena brillante superando la mala acústica del abandonado almacén cercano al puerto de Valencia que ahora hace las veces de una sala de conciertos.
En cuanto a Ian Astbury, hace algo muy bien, calca la voz de Morrison pero sin alcanzar las notas más altas y a ratos se muestra demasiado soso aunque demuestra que de poses rockeras sabe un rato. Eso sí, Astbury disimula y aparenta gozar junto a una pandereta en mitad de las largas improvisaciones de Ray y Robby. Improvisaciones que, por otra parte, pierden fuerza por falta de espontaneidad, se nota que están demasiado estudiadas para ser músicos acostumbrados a improvisar entorno a los desfases de Morrison, quien rompía con devoción la estructura de cualquier tema. Nos habría gustado escuchar ese riesgo del que
hablábamos antes... ¿por qué no atreverse con temas más ambiciosos?
En definitiva, The Riders of the Storm perdieron en Valencia una buena oportunidad para apostar por un repertorio menos complaciente y más cercano al espíritu rebelde del sonido de The Doors y, por supuesto, a su mítico cantante. La lluvia de la tormenta cuando es prefabricada moja poco, y a algunos nos hubiera gustado empaparnos más. Jim seguro que me da la razón.

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