CRÓNICA: Madeleine Peyroux - Santiago de Compostela, A Coruña, Noviembre 2013

Madeleine Peyroux, blues, amor y alcohol


Por: Xabier Sanmartín C. Fotos: archivo

Madeleine Peyroux lo tiene claro. "Canto canciones de amor, de blues y de alcohol", ha dicho al empezar su concierto. Esta cantante canadiense jamás será una estrella pero tiene un encanto que supera la producción ñoña de parte de su discografía.

Madeleine Peyroux, crónica de concierto

12 Noviembre, 2013 | Xabier Sanmartín C. Fotos: archivo
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12 Noviembre de 2013 en Auditorio NovaGaliciaBanco, Santiago de Compostela, A Coruña

  • · Grupos: Madeleine Peyroux.
  • · Público: Unas 600 personas, casi lleno.
  • · Precio: 20 y 25 euros.
  • · Promotora: Concello de Santiago / Ciclo Sons13.
  •  

Madeleine Peyroux lo tiene claro. "Canto canciones de amor, de blues y de alcohol", ha dicho al empezar su concierto. Esta cantante canadiense jamás será una estrella pero tiene un encanto que supera la producción ñoña de parte de su discografía. Es simpática sin tener gracia ni pretenderlo, brilla sin ser una diva y sobresale haciendo versiones sin ser vampira. Cantando junto a un cuarteto de cuerdas, contrabajo, piano, guitarra y batería, ha rendido a sus pies a un auditorio casi lleno gracias a su mezcla del blues de la escuela Billie Holliday con el sonido western de noches al calor de Hank Williams.

Madeleine Peyroux vista y escuchada en videos parece una vocalista fría pero de cerca es otra cosa. Comunica sin ser esa una de sus virtudes, lo sabe, lo asume y canta bien, muy bien, y el resto se le perdona. Tras media docena de discos publicados desde 1998, su carrera parece empujada hacia al pop pero ella huye. En vivo, se abandona al blues y al folk americano, a eso que llaman western, por eso canta "Take These Chains From My Heart (And Set Me Free)", hit country de Hank Williams en los años 50 que ella ha interpretado esta noche algo perdida generando un susto inicial disipado de inmediato.

En la capital gallega, Peyroux se ha presentado con un cuarteto de cuerda que ha puesto momentos de belleza y quietud tal que a la salida escuché esta frase: "Es mejor que ir a un spá". Parte del mérito es cosa de tres componentes del Quinteto Cimarron, formación de cuerdas afincada en Galicia compuesta por músicos cubanos contratados para la ocasión esta noche donde han compartido atril con una violinista norteamericana que suele trabajar con Madeleine.

El concierto ha alternado esa serenidad importada de la música clásica con cortes de más ritmo [sin excesos] cuando el protagonismo, ya sin cuerdas, ha sido para un guitarrista juguetón de elegante sonido a lo Wes Montgomery.

En ese terreno más animado [nunca agitado], ella ha demostrado una alegría swing hasta en la pena, cabeceando levemente como la adolescente que fue y que aprendió a cantar guitarra en mano. Asi, agarrada a las seis acuerdas, hemos sentido a la mejor Madeleine, muy agradecida al tocar en una "ciudad tan bella" como Santiago, frase que más allá del tópico hace preguntarse cómo es posible que en un lugar tan pequeño [95.000 habitantes censados] su concierto coincidiera con el del soulman norteamericano Gregory Porter, en fin... Salvo la sobadísima versión del "Dance to the end of love", de Leonard Cohen, el resto de covers de su nuevo disco, The Blue Room [Decca, 2013], ha marcado el set list de una actuación llena de encanto suave.

En varios cortes, los violines han dibujado preludios propios del mejor cine de Hollywood ante una vocalista encantada y encontrada a gusto en ese polivalente formato donde ahora quito cuerdas, ahora pongo. Ese cóctel ha logrado llegar a todo tipo de público, al esporádico, al que saca a lucir su vestido de noche, al universitario y al purista de jazz que solo escucha cómo late el contrabajo.

Serge Gainsbourg revindicado con "La javanaise", Ray Charles con "I Can’t Stop Loving You" de aroma country o el tributo a la heroina country Patsy Cline con la divertida "Walking After Midnight", han sido parte de sus versiones en hora y media de show que ha incluido dos solicitadísimos bises, el segundo con ella sola.

En ese bis, tras casi un minuto de aplausos que acabaron sonando sincopados, Madeleine ha aparecido con su banda, sin el cuarteto de cuerdas, para rendirse a quienes nos rendíamos a su pies y feliz dijo: "Es la magia de la noche, la magia de esta ciudad..." antes de arrancarse con la querencia de la citada "Walking After Midnight" [Caminando después de la medianoche], que ella ha ralentizado esta vez a su gusto antes de cerrar con una tonada más triste tras regalar simpatía extra cuando desde el público alguien le ha gritado... "¡Guapa!" y ella ha contestado: "Tú también".

Eso sí, quizá sobraron sus dos alusiones, una al inicio y otra al final, a cierta marca de cerveza que, supongo, ha copatrocinado el evento...

Conviene destacar que pese a tanto cover alguno de los mejores momentos ha venido con temas de su autoría con letras donde ella relata amores y dolores y de su empeño en luchar por su sueño, su sentimiento.

Es, sin duda, una romántica con sincera alma de blues.

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