La Maravillosa Orquesta del Alcohol, La M.O.D.A., bufanda folk para sonreir
Por: Xabi S.C.
Conviene decirlo y repetirlo... La Maravillosa Orquesta del Alcohol, La M.O.D.A., son la mejor noticia de nuestro pop rock en los últimos dos años. Llevan cinco cursos como banda y el día que dejaron atrás el inglés para sacar partido al latido de David Ruiz dieron un paso grande.
04 Febrero de 2016 en Teatro Principal, Santiago de Compostela, A Coruña
- · Grupo: La Maravillosa Orquesta Del Alcohol (La M.O.D.A.).
- · Público: Unas 279, según los promotores
- · Precio: 12 euros, 6 euros para estudantes, jubilados, menores de 25 anos, mayores de 65, desempleados y familias numerosas..
- · Promotor: Concello de Santiago / Xiron Producciones.
Conviene decirlo y repetirlo... La Maravillosa Orquesta del Alcohol, La M.O.D.A., son la mejor noticia de nuestro pop rock en los últimos dos años. Llevan cinco cursos como banda y el día que dejaron atrás el inglés para sacar partido al latido de David Ruiz dieron un paso grande.
David, su líder de bigote working class hero, tiene un algo que no se compra ni se vende. Carisma, no, llegada. Sin embargo, ni vuela solo ni quiere. Estos "seis chavales de Burgos", así se presentan, saben que frío empieza con efe... de folk de guitarras acústicas.
La emocional de La MODA une Burgos con Dublín, por algo antes de empezar suena por megafonía "The Boys Are Back In Town", de Thin Lizzy. Viven entre los veinteañeros que miran un cielo que otros han agujereado. Saben quiénes son Jonnhy Cash y Miles Davis, pisan la calle, la del supermercado donde se compra cerveza barata, la de fiestas en pisos para tres donde caben cuarenta y tres. Su música huele a eso, es pop rock mestizo, del que supera la fase del bajo, guitarra y batería, tratando de igual a igual al saxo y al acordeón, sin miedo a un banjo o a una armónica, jugando a los quiebros, a los coros, entreteniendo sin vender el alma, tan solo entregándola.
Giran en 2016 con un nuevo disco, La Primavera del Invierno, que defienden con brío desde el primer minuto. En Santiago abren con "Nubes Negras/Miles Davis" ["Quiero quedarme a vivir en ese instante / en el que la montaña rusa llega arriba y no antes ni después"]. Suenan alto, enérgicos. En el segundo tema siguen por ahí y ya hay una docena de personas que se ponen de pie en un teatro municipal que ganará el día que tenga butacas de quita y pon.
Al tercer tema, tras saludos y arrumacos verbales, pasan a un tempo medio. Del nuevo LP, suenan también "Flores del Mal" y la logradísima "Lobos" (ese acordeón, ese coro, esos gritos... ese crescendo, esa palabra... ¡"Títeres!, que tanto dice").
"Hay un Fuego" ["Canto para los que se han quedado sin motivo..."], de lo mejor del nuevo LP, donde también está "Amanecederos", de letra algo coja con un manido pero eficaz coro clase... "Oooooo ... oo.. ooo", que si tiene algo de trampa, también lo tiene de fiesta de comunión colectiva. Ellos saben, como nosotros, que "no tenemos otra opción" que compartir manta porque están lloviendo piedras. Y lo sabes.
Esta banda debe crecer, ojalá les demos tiempo y ellos hagan su p(arte). Lo dicen los aplausos y coros que reciben a lo largo de toda esta noche donde a la media hora ya estamos todos en pie. Su repertorio de hoy incluye canciones ya clásicas en su set list como son "Vasos vacíos" ["No será la última vez", grita David], "Los hijos de Johnny Cash" ["Dedicada a todos vosotros"], "Nómadas", "¿Quién nos va a salvar?" [David rompe una cuerda] o "1932", les harían vivir de la música en otro pais. Aquí, a ellos, como a nosotros, nos toca esperar pero en marcha, quizá por eso hablen tanto de trenes, barcos, viajes. Todo menos estarse quieto no vaya a ser que se nos pare el corazón.
En la parte final, cae su habitual versión de "It's A Long Way To The Top (If You Wanna Rock And Roll), de AC / DC. Se van tras una hora escasa y llega el bis.
Lo abren con "Hay un Fuego" canción que habla de niños, de fuerza del destino, de que sonreimos, una letra hermosa aunque no tan lograda como otras suyas. Todo el mundo está en pie al escucharla y ellos, que arrancan ese tema lento, con David casi a capela, van sumando un acordeón allí, una acústica allá, y rompen, tanto que todo son palmas al compás... alegría que se descorcha al tocar luego su gran hit: "Gasolina y Alcohol". Felices arriba y abajo, el concierto se acaba tras hora y cuarto escasa, un set list algo corto por mucho que solo tengan dos discos. Eso sí, nadie pidió más ni salió a la calle con otro regalo que una bufanda para el verbo sonreir.