26 Julio de 2014 en Praza da Quintana, Santiago de Compostela, A Coruña

• · Grupo: Crystal Fighters.
• · Público: Unas 4.000 personas.
• · Precio: 20 euros en venta anticipaa, 25 euros en taquilla.
• · Promotora: Concello de Santiago / Houston Party Records.

Plumas de indio y pavo real en la cabeza de ellos y en el hombro de ellas. Un gong en el centro del escenario entre tablas de percusión como txalaparta, telas amontonadas sin otro orden que desorden... y luz, mucha, tanta como ritmo. Lo de Crystal Fighters es un circo de indie folk al que solo le falta un oso con cadenas [Anaitates dixit]. Llevan mucha guitarra y bajos saltarines, un ukelele juguetón, coristas sonrientes y buen rollito de copypaste... tanto que tocan en la capital de Galicia y se despiden en euskera.
Eso sí, todos disfrutamos como locos entregados al baile de un banda que mastica la herencia de los norteamericanos Vampire Weekend como nadie para luego fabricar estribillos que se te pegan como medusas en la playa...

Crystal Fighters, naturales de Londres, ya saben lo que es el éxito en apenas siete años de carrera... hoy son uno de esos grupos de moda a los de ver sí o sí porque aquí llenan y vuelven a llenar.
Star of Love, su debut de 2010 es mejor disco que Cave Rave [2013] pero da lo mismo porque cuanto más mainstream se hace su música mejor les va.
Han encontrado una veta a base de montar una rave indie folk con pop y algo de impostura hippy, una fórmula que está más cerca de la radio fórmula que de Radio 3 pero... arrasan y todos encantados.

Salen a las 22.30 h. y les basta tocar "Follow", uno de los pocos cortes que aun mantienen de su primer disco [la genial y dulce "Plage" también suele sonar siempre]... les basta para poner patas arriba la plaza.
Entre unas 4.000 personas abundan los veinteñeros y quienes se saben en inglés esa y la otra tanda de cinco o seis temas más que marcan la noche, caso de "You And I" y su pegadizo ukelele o la divertida "Natutal Love", toda alegría, la propia del romance adolescente que centra su video, y así caen otras...

Gilbert Vierich, encargado de las bases pregrabadas, los teclados varios, el ukelele y alguna guitarra latina sale el primero y reparte cuatro gritos futboleros para animar a un público que salta con la primera chispa.
Son fiestas, hace noche de verano y los primeros sonidos son alegres. No se puede pedir más. Tras la intro aparecen todos... con el vocalista Sebastian Pringle a la cabeza... saltos, palmas arriba para que demos palmas abajo y a disfrutar sin mañana.

Grahan Dickson, el guitarrista, sale a pecho descubierto, sin plumas y callando hasta que a mitad del bolo llega su primer momentazo, el de la reflexión para salvar el mundo, de modo que tras su speech nos tiene un minuto haciendo ejercicios... "Tragamos el aire... lo soltamos", y todos encantados que la interactividad hoy día lo es todo.

La voz cantante la lleva Sebastian pero cantar lo que se dice cantar lo hace mucho mejor Laure Stockley, la corista que más se mueve luciendo pareo y quien más peso lleva al doblar las voces porque está siempre cerca del vocalista. Ella es parte importante del montaje como lo es su otra compañera [tenemos dudas de si la habitual Mimi estuvo en Santiago o si fue sustituida por otra cantante, porque parecía poco integrada en la locura colectiva]

Al sonar "LA Calling" el estribillo... "Down down my love is calling"... sobrevuela el aire sembrando un clima de fiesta compartida, todo un ejemplo de la facilidad que Crystal Fighters tienen para los fraseos pegadizos y pegajosos sepas más o menos english...
Rebajan un poco el punto festivo con "Separator", sin llegar a la balada no vaya a ser que la gente salga huyendo.

Y después de unos setenta minutos se van y regresan tras sonar muchos gritos de apoyo en especial pidiendo... "Love Is All I Got" [El amor es todo lo que quiero conseguir], su hit más tranquilo, más europista porque esta canción es más electrónica y menos psicofolk de ukelele que su repertorio medio.

En el fin de fiesta Grahan, el guitarrista, se marca su segundo momentazo... desaparece y reaparece en lo alto de unos altavoces tocando riffs a seis metros de altura del escenario... así, por todo lo alto, con un momento txalaparta al cual se suma un técnico de sonido de la banda [vestido de calle, algo que queda mal y que el batería soluciona llevándole al momento sus plumas]... juntos se entregan para rematar un fiestón donde no han faltado baile de manos, coros mil, oes y oas y mucho salto veraniego ...
No hay segundo bis ni se pide.

Y mientras se apaga el eco de un Sebastian hablando del sol y dando las gracias por tocar en una beatiful city, me pregunto por qué no sabrá más de la tierra que pisaba. Ellos que dicen ser tan espirituales, podían haber recuperado su atípica versión de un tema de la banda viguesa Golpes Bajos ["Fiesta de los maniquíes"]... pero no lo han hecho y a casi nadie parece importarle.
Hemos bailado, hemos gozado y para eso está el verano, ¿no?