01 Marzo de 2018 en Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela, A Coruña

• · Público: Unas 1.100 personas, casi lleno.
• · Precio: 15 euros en venta anticipada.
• · Promotor: Consorcio de Santiago.

A Fernando Trueba nunca le estaremos lo bastante agradecidos por hacer "Calle 54" [del año 2000], gran película sobre el jazz latino a la que siguieron discos y giras promovidas por él que nos abrieron el alma más allá del pop rock. Así descubrimos a maestros como Paquito D Rivera.

Paquito d Rivera es mucho más que un coleccionista de premios Grammy. Es un icono de la música sin miedo a la mezcla. De niño prodigio en su Cuba natal a embajador mundial del jazz de alma caliente hay toda una vida. De pelo cano, verbo divertido y ritmo en el cuerpo, así calle, mire o sople, Paquito es hoy la sonrisa del jazz latino. Su encuentro con la Real Filharmonia de Galicia ha vuelto a demostrar su polivalencia, su valentía. Lo ha hecho ante un auditorio lleno, con bastante músico indie en las butacas, lo que prueba que vamos mejorando.

Foto: Vicent Alberola, a la batuta, y D Rivera al clarinete en el concierto en Santiago

Tras saludar sonriendo con una mini intro dedicada a Gaby, Fofó y Miliki, sí, los llamados Payasos de la Tele (TVE) de los años 70 y 80, al evocar in situ el... "Hola don pepito, hola don José" con coro del público incluído, D Rivera arrancó el concierto con su pieza de homenaje a ellos: "The elephant and the clown", poema sinfónico para orquesta duro para quienes escuchamos poco este estilo.

En esa primera parte, donde la mayor ovación fue para la salida de Paquito tras el inicio de una orquesta dirigida por Vicent Alberola, sonó también "Cape Cod Concerto (I. Benny @100 II. Bandoneón III. Lecuonerías IV. Chiquita Blues)", su plural tributo a Benny Godman, genio del swing estadounidense de mediados del siglo XX. Clarinete en mano y sonrisa en alto, los aplausos se fueron apagando algo porque, seamos claros, todos buscábamos al Paquito vivaracho, al de sol músical más accesible, al que apareció en el segundo tramo de la noche tras la pausa pasados los primeros 50 minutos [¡cuánto agradecerían ese parón los fumadores de las salas de conciertos pop rock!)

Tras ese descanso. El escenario ganó colorido con la incorporación de Pepe Rivero Trío, formación de jazz (Pepe Rivero, piano / Reinier "El Negrón" Elizarde, contrabajo / Michael Olivera, batería) que ayudó a cambiar la seria chaqueta de Paquito por una de sus floridas camisas rojas, tanto que Santiago empezamos a viajar hasta Cuba, Brasil, Argentina... con el maestro D Rivera cambiando el clarinete por el saxo [su biografía lleva por divertido título "Mi vida saxual", libro editado aquí por Sex Barral].

En esa segunda hora hizó un hermoso tema de Piazzolla, leyenda del tango, y varios cortes dedicados a Charlie Parker, Bird, "para mi el mejor saxofonista de la historia", dijo Paquito, volando bien alto junto a Pepe Rvbero brillante al piano y una orquesta que, aportando mantos de violines, convertía el escenario en un emocionante imposible, como si Parker estuviera tocando con sabor latino en un club de jazz cuyas paredes en vez de sombras irradian el colorido de las bandas sonoras del Hollywood de la edad de oro.

En esa segunda parte, los aplausos parecían mares, olas de ida y vuelta, con varios bravos navegando tanto para los solos del maestro como para el trío de jazz, un violinista, un metal o el propio director de orquesta, Vicent Alberola, que tomó el clarinete unos minutos para sumar energía.... así hasta que llegamos a una propina, a un bis dedicado al mítico trompetista Dizzy Gillespie, otro talento con fama de tocar con el corazón sonriendo, tal y como nos fuimos todos a la salida. Y eso... es la música.