Nikki Hill, la hechicera del rock
Por: Manuel Recio D.
"Hola soy Nikki Hill, vengo de Estados Unidos y somos una banda de rock and roll". La prensa musical especializada la ha vendido en semanas precedentes como la diva del soul más enérgico o la nueva sensación del rhythm and blues.
02 Diciembre de 2013 en sala El Sol, Madrid
- · Grupos: Nikki Hill
- · Público: Lleno, unas 450 personas.
- · Precio: 12 euros en venta anticipada, 15 euros en taquilla.
- · Promotora: I Wanna Management.
"Hola soy Nikki Hill, vengo de Estados Unidos y somos una banda de rock and roll". La prensa musical especializada la ha vendido en semanas precedentes como la diva del soul más enérgico o la nueva sensación del rhythm and blues pero que nadie se lleve a engaños: la hipnotizante y eléctrica Nikki lo único que tiene de soul es que bebe de sus fuentes. ¿Quién no? Bueno y que viene del Sur, Carolina del Norte para ser más exactos, como la mayoría de los nombres relevantes del género, poco más.
Cualquiera que asista a su directo, algo bastante recomendable si se tiene oportunidad, descubrirá que se encuentra ante una banda de puro y genuino rock’n’roll. Vamos que su propuesta está más cerca de Chuck Berry (al que cita constantemente) que de James Brown.
Ataviada con su característico pañuelo de reina vudú de Nueva Orleans, tatuada de muñecas a hombros, Nikki entra en acción con garra, comiéndose el escenario de la sala El Sol madrileña, con desmesura y voracidad. Las canciones son cortas y directas, la temática no sorprende por su originalidad. "I know that you don’t love me anymore" o "Keep your hands off my man". Sé que ya no me quieres, aparta tus manos de mi hombre: despechos, celos, pasiones… lo de siempre, pero con el envoltorio adecuado se escucha novedoso y excitante.
Es la primera gira que hace por nuestro país para presentar su primer disco Here’s Nikki Hill, una coctelera donde el citado Chuck se junta con Etta James, Muddy Waters, Janis Joplin e incluso Lynyrd Skynkyrd para darse un homenaje a través de las cuerdas vocales de Nikki.
Foto: Nikki Hill, llenó la sala El Sol de Madrid para hechizar con su música.
En directo suenan todavía más potentes gracias a una formación simple de guitarra (marido de la susodicha), bajo y batería. Sin condimentos, ni arreglos extra. En la apertura se atreven con AC/DC, en el bis se aproximan al hard rock. Con las baladas hacen vibrar las invisibles fibras del alma, con los rocanroles ponen a bailar hasta a un cojo. Estos tipos se las gastan como si de una timba sonora se tratase: hay que apostar todo en cada mano que nunca se sabe cuando vendrá una mala racha.
Los solos de guitarra te transportan a cualquier honky tonk de Alabama. Cada golpe de batería parece el traqueteo de un destartalado tren sureño, las líneas de bajo llevan la pulsión del sudor de la frente de aquellos pioneros que convirtieron el blues de los campos de algodón en la electricidad urbana del rock. Nikki Hill es actual, muy actual, pero heredera de esos hollers, conserva sus inflexiones vocales, su poder de atracción, su capacidad para ensimismar, como la más bella de las hechiceras...