28 Marzo de 2012 en sala Capitol, Santiago de Compostela, A Coruña

• · Grupos: Mark Lanegan Band + Creature With The Atom Brain.
• · Público: Casi lleno [unas 650 personas].
• · Precio: 20 euros en venta anticipada 24 taquilla.
• · Promotora: Sweet Nocturna/ Ciclo Compostela Rock 2012.

Mark Lanegan tiene una carrera intachable pero eso no justifica la fatiga vocal y el defectuoso sonido de este concierto para presentar su nuevo disco Blues Funeral con un show al que le sobró una de esas dos palabras. Bajo seis luces rojizas inmutables creó una atmósfera propia de la banda sonora de Corazón Salvaje, la mejor de las mejores películas de David Lynch, sin embargo la noche acabó con el encanto atropellado.

Mark Lanegan ha publicado Blues Funeral tras casi una década desde su anterior trabajo en solitario [Bubblegum, 20004], una ausencia salpicada por aventuras muy variadas, desde su colaboración con Greg Dully formando el dúo Gutter Twins a sus tres discos a medias con Isobel Campbell [componente de Belle & Sebastian] pero ni siquiera esa falta de shows con su nombre por delante justifican su decepcionante actuación en Santiago.

Llegamos a las 22.10 h., en medio del parón entre la banda telonera, los belgas Creature With The Atom Brain y la estrella de una actuación incluida en el "Compostela Rock 2012", ciclo que antes trajo a este mismo local a bandas como The Answer y que seguirá con otras como Toy Dolls.

Al momento, notamos que la barra se mueve. El público es una mezcla de universitarios y personas de 30 a 40 años sabedoras de que Lanegan, de 48 años, ha editado discos desde finales de los años 80, cuando cantaba al frente de Screaming Trees, grupo de culto dentro de la escena grunge, lo que le llevó a colaborar con Kurt Cobain...

Lanegan no es la alegría de la huerta, ni falta que hace. Su nuevo disco, pese a la florida portada, está lleno de tempos oscuros con fraseos que le acercan a Tom Waits aunque lo suyo sea ese rock americano de carreteras con orilla de desierto al estilo de secundarios como Steve Wynn [con Miracle 3] pero nada más sonar el primer tema, la soberbia "Gravedigger´s Song", brotó la sensación de que la grandeza no pisaba la sala.

El bajo sonando altísimo, la banda sin matices y la grave voz de Lanegan peleada consigo misma, así avanzaba su actuación, llena de dudas.

El norteamericano salió a cantar teniendo a su izquierda al guitarra solista, detrás al batería, al otro lado a un bajista que a la media hora pidió que le bajaran el volumen y en la otra esquina un polivalente teclista con un Apple portátil para disparar esas bases pregrabadas que añaden a Blues Funeral un riesgo que se agredece.
De todas formas, aunque la banda puso coros más o menos acertados [más menos que más], el Lanegan de esta noche hubiera ganado con una vocalista de apoyo y una mejor ecualización de su no voz.

En los primeros temas, mientras el técnico de sonido trataba de salvar la fatiga vocal de Mark, fueron volando muchos aplausos entre corte y corte, prueba de que el público estaba en la sala aunque Lanegan no lo estaba del todo. Una cosa es su habitual actitud hierática, inmóvil en escena, con su mano izquierda agarrada al micro y la derecha al pie, así durante los 80 minutos de concierto [bis de dos canciones incluido] y otra es irradiar la sensación de apostar por un show de la escuela... coge el dinero y corre.

Del citado Bubblegum, el músico norteamericano rescató canciones como "Wedding Dress" que le concedieron el benefico de una audiencia donde el ambiente iba yendo a menos. A los 40 minutos, al presentar a la banda, ya vimos que su voz era ininteligible. Y al salir a fumar por segunda vez, vi crecer volumen de gente afuera entre conversaciones como ésta que cito de forma literal: "Salgo, total, si no me la ha puesto dura en una hora ya no me la va a poner dura en el bis".

Canciones como "Harborview Hospital", de atmósfera ardiente, viajera y encantadoramente perezosa, justifican que, pese a todo, al final del bolo fueran muchas las manos rumbo a comprar su nuevo cd por 15 euros o bien la edición en vinilo. Algo lógico porque Blues Funeral es un gran disco si bien este directo se convirtió en un viaje con final en el valle de la decepción.

Añadiré dos apuntes para recalcar que en todo concierto hay tantas opiniones como asistentes. Uno, al irse tras un raquítico bis, el teclista de Lanegan regresó veloz a su puesto y cuando ya creiamos que habría otro añadido no se le ocurrió otra cosa que decir en inglés: "Os recuerdo que junto a la puerta de salida teneis discos a la venta", comentario recibido con pitos que cerró con una funeraria falta de clase un bolo flojo.

Y dos, en el baño, varias veinteañeras se interrogaban a sí mismas regalando piropos al concierto como prueba de que la noche está llena de miradas distintas.

Lo mejor fue escuchar "Riot In My House", con solos de guitarra desatada, dentro de un tracklist al que le faltaron matices y que tal vez hubiera ganado poniendo alguna que otra guitarra acústica y quitando alguna que otra base pregrabada [en dos temas, con los músicos parados, sentir el ritmo pregrabado volando sin más mordía demasiado el ambiente intimista que exige todo Blues Funeral].