CRÓNICA: Maika Makovski - Bilbao, Junio 2013

Maika Makovski, concierto de garra y talento antes de tomar una caña con ella


Por: María Molina P. Fotos: David Pesado D.

Maika Makovski en Bilbao, sola, en un teatro. Mientras sale a escena... canciones de Muse y Antonio Vega amenizan la espera.

Maika Makovski, crónica de concierto

13 Junio, 2013 | María Molina P. Fotos: David Pesado D.
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13 Junio de 2013 en sala Arteria Campos Elíseos, Bilbao

  • · Grupos: Maika Makovski.
  • · Público: Unas 300 personas [menos de medio aforo].
  • · Precio: Desde 12 euros a 18 euros.
  • · Promotora: Heart of Gold.

Maika Makovski en Bilbao, sola, en un teatro. Mientras sale a escena... canciones de Muse y Antonio Vega amenizan la espera. El teatro Arteria Campos Elíseos de Bilbao se ha puesto de gala y, como si de un restaurante se tratara, ha llenado el foso con unas treinta mesas blancas rodeadas de personas que charlan y vacían sus cervezas o vinos. Ante una copa delante, los minutos son más cortos, las conversaciones más intensas. En el escenario hay por único atrezzo un enorme piano de cola, unos amplificadores, un estuche de guitarra y un micrófono. "La musa del underground", como dicen algunos, se hace de rogar, llega veinte minutos tarde a la cita pero... pronto comprobamos que cuando canta la emoción siempre llega a tiempo.

Maika Makovski [Palma de Mallorca, 1983] aparece segura por la izquierda del escenario. Lleva un vestido rojo que llega hasta los pies pero que no tapa sus piernas. Desde las primeras mesas, algunos se mueven con disimulo en su silla para afinar la vista y descubrir más carne... los muslos al aire les deben parecer insuficiente. Makovski se sienta en la banqueta sin saludos ni dilaciones. Esta noche, "los tres barbudos" que siempre le acompañan la han dejado sola ante trescientas personas sedientas de buena música en directo. Ella acaricia y golpea las teclas del piano en el tema que abre el concierto. Al momento, agita la cabeza. De poco sirve el lazo rojo que sujeta su pelo. Los mechones le caen por la cara y entre tanto sonido grave, el ambiente toma un aspecto dramático. Separa las manos del instrumento, mira al público, sonríe y suelta esta frase.... "buenas noches".

Solo una canción y dos palabras pero todo indica que el concierto va a ser satisfactorio. Se entrega de nuevo al teclado y lo vuelve a acompañar de su voz en el tema "Frozen landscape". Menuda voz. Pasar del grave más oscuro al sobreagudo más brillante sin desafinar no le supone ningún esfuerzo. Un "eskerrik asko, ¿cómo estáis?" sirve de nexo entre la segunda y la tercera canción. El ritmo de "Body" lo marca su bota izquierda contra la tarima. La otra se ocupa de los pedales. Sus labios explican que "my body needs you" y el resto de Maika está metida en la interpretación. Transmite. Se nota que ha hecho sus pinitos en el teatro.

Antes de interpretar "Language", nos cuenta a los presentes que "toca para nosotros" y al concluirlo avisa de que la próxima canción es para "un tío guay". Aprovecha cada silencio para hablar con los presentes en una noche cuyos carteles han usado por subtítulo "M. M. Sings The Blues". Coge una enorme guitarra de madera, que en privado confirma que es un tesoro acústico de los años sesenta, y la rasga aunque con menos maña que presiona el teclado. Se contonea sensual cuando controla las seis cuerdas y empasta su voz con el instrumento. La acústica suena con tanta intensidad que noto los acordes dentro.

Abandona la guitarra y vuelve al gigante de cuerda percutida. A "Friends", de su último disco, le sigue "The deadly potion of passion". Pasa de la lata de cerveza al agua y versiona "Like a Rolling Stone", original de Bob Dylan, a petición de un fan de Facebook. Llegando al final de la canción, olvida la letra, pregunta al público si alguien le puede echar una mano e improvisa con un inglés perfecto.
Pecado atreverse con una de Dylan y olvidar sus maravillosos versos. Pregunta a los músicos reunidos en el teatro si están satisfechos y acuna la guitarra otra vez con "Iron bells". A pesar de que Maika está sola en el escenario, no echo de menos a ningún músico ni acompañamiento adicional. Nos pregunta si queremos temas tranquilos o "cañeros". Un espontáneo se decide y le pide más marcha. Ella recorre de lado a lado el orden de teclas y, de vez en cuando, deja de tocar para gritar mientras se revuelve en la banqueta. Nos cuenta una anécdota de cuando coincidió entre bambalinas con el actor Juan Echanove...

Vuelve al piano durante dos canciones más. Todavía alternará los dos instrumentos más veces. Hace amago de despedirse, pero aparece de nuevo en el escenario para acabar el espectáculo con el clásico de los sesenta entre las manos. Ahora sí, show wont go on. El público se levanta de sus asientos y aplaude durante un buen rato a una Maika Makovski complacida.

Esperamos a que la mallorquina salga de su camerino y la abordamos para conseguir algunas palabras. Me sorprende que fuera del escenario sea una chica tan normal: vaqueros, camiseta, pelo suelto y mochila de cuero. Aparentemente no se asemeja a la diva que hace unos minutos ofrecía su voz. Nos pregunta que si tenemos prisa y nos invita a tomarnos "algo" en el bar más cercano al teatro. Una caña, un sándwich, y se deja entrevistar. Nos cuenta que en sus letras siempre se retrata, que siempre cuenta el mundo a través de sus ojos y que quizá, por eso, muchas veces se ha sentido desnuda delante de los que la escuchan. Reconoce que lo que cuenta no es excepcional, que todos estamos hechos de la misma pasta y que ella lo que hace es ofrecer a los demás su voz.
Le pregunto qué estaría haciendo si no fuera cantante y, sin darse unos segundos para poner las ideas en su sitio, afirma que pintaría o se dedicaría al mundo del vídeo porque "le hace reír". Después, afirma que la música siempre ha sido su primer amor porque es lo que conoce desde pequeña [su padre es músico]. Sale en la conversación qué canción versionaría, además de la que hoy ha reinventado de Dylan. "Una de Depeche Mode, ya la tenía preparada en la recámara", nos cuenta.

Dice que le gusta coger canciones que parece que no vayan a quedar bien. ¿La canción que no versionaría? "Una perfecta". Le recuerdo que ha versionado a uno de los grandes del folk rock y responde que sus canciones son perfectas "rocambolescamente por su personalidad".
Damos por acabada la conversación y todavía aguantamos un rato más las cervezas. Maika sabe tratar a los que van a enjuiciarla a través de una crítica...

Maika Makovski, crónica concierto en Bilbao

Foto: Maika Makovski alternó guitarra y piano para arropar su biuena voz y dotes de interpretación...

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